Cristo es la luz que alumbra a las naciones.
Del santo Evangelio según san Lucas 2, 22-35
La presentación de Jesús en el templo es la oferta pública de Él a Dios. El anciano Simeón toma
al pequeño en sus brazos y prorrumpe en un inspirado
cántico. Este célebre cántico [«Nunc dimittis»], en realidad lo podemos interpretar como una serena y confiada
despedida de este mundo. Simeón predice que este niño
será «signo de contradicción». Efectivamente, Jesús será
una bandera levantada entre los pueblos: o se está con
Él o se está contra Él (Cfr. Mt 12, 30; Lc 11, 23). Incluso
su Madre estará invitada a participar en esta prueba de
amor sacrificado (Cfr. Mt 12, 50; Mc 3, 35).