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Ella ha concebido por obra del Espíritu Santo.
Hay que descubrir en este culto una profunda
verdad: la venida del hombre Dios a la tierra fue larga
y cuidadosamente preparada por el Padre a lo largo de
los siglos. La historia de la humanidad fue como un
lento y difícil parto de las condiciones necesarias para
la Encarnación del Hijo de Dios e Hijo de María, «aurora»
de la redención. La verdadera devoción a María conduce
siempre a su divino Hijo, Jesús.