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Jesús hablaba del templo de su cuerpo.
Aunque rezar en casa debe ser una práctica diaria,
eso no es suficiente. Jesús quiso salvarnos no por separado,
sino unidos como un pueblo. Por eso instituyó la Iglesia. Esta
se congrega generalmente en el templo. El Templo es el lugar
consagrado a Dios donde los fieles se reúnen para darle culto.
Ciertamente una religiosidad conformada sólo por prácticas
exteriores no sirve de nada. Jesús se opone a ella en todo el
Evangelio. Recordemos, sin embargo, que en cada iglesia Jesús
está presente especialmente en el tabernáculo.