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Jesús se llenó de júbilo en el Espíritu Santo.
an Lucas coloca este pasaje en el contexto del
emblemático viaje de Jesús a Jerusalén (Cfr. Lc 9, 51) y lo hace
precisamente con una implícita referencia al misterio de las tres
divinas personas (Cfr. Lc 10, 21-22). Él realiza aquí, además,
una excepcional y solemne revelación: en el Reino de Dios los
verdaderos grandes serán los humildes. Dios se comunica sólo
a quienes aceptan, con reconocimiento y gratitud, sus dones.
«Bienaventurados» serán quienes –viviendo en los últimos
tiempos– podrán disfrutar ya de las promesas divinas