326 Aniversario del Seminario Diocesano de Guadalajara
Juan Jesús Espinosa Pascoe
1° de teología
A todos nos gustan las fiestas de cumpleaños, no cabe duda de ello. Algunos celebran comiendo
pastel y rompiendo piñatas, otros realizan reuniones con sus amigos, algunos más salen a pasear y divertirse; en fin, hay muchas maneras de compartir la alegría por un año más de vida. Digo
todo esto porque, precisamente, el pasado 9 de septiembre celebramos un año más de la fundación del Seminario Diocesano de Guadalajara. ¡El corazón de la diócesis tiene ahora 326 años! Lo que nos da bastantes motivos para festejar.
Yo sé que la institución del Seminario, como tal, no es una persona, pero creo que, de algún modo, podemos celebrar el don de su vida, no lo digo en un sentido biológico, sino más bien histórico. Nos alegra tanto que por más de tres siglos nuestra Iglesia diocesana ha sido bendecida con los frutos del Seminario. ¿Te imaginas cuántos estudiantes han pasado por dicha casa de formación? Algunos de ellos, tras discernir su vocación, se convirtieron en excelentes laicos comprometidos con su fe, y algunos más, por la gracia de Dios, han llegado a recibir el sacramento del Orden Sacerdotal para dedicar su vida enteramente al servicio de Dios y de la Iglesia. ¡Qué dicha poder celebrar las maravillas que el Señor hace
por su pueblo!
En el Seminario Mayor no pasó desapercibido este acontecimiento, por ello, el lunes 12 de septiembre recibimos la visita del Sr. Cardenal José Francisco Robles Ortega para celebrar la ya tradicional “Misa del Espíritu Santo”, con la cual damos gracias a Dios por un año más y encomendamos en sus manos el ciclo formativo que comienza. Es un momento muy especial, pues se hacen presentes todos los Sacerdotes formadores de las distintas casas del Seminario y participan también, junto a la comunidad del Seminario Mayor, todos los seminaristas pertenecientes al Seminario Menor y a la secundaria Anacleto González Flores.
Entre lo más destacable de la celebración, cabe mencionar que se dio la clausura oficial del Jubileo Vocacional Diocesano que vivimos en el marco de los 325 años del Seminario, por tal motivo, el Sr. Cardenal pronunció una bendición solemne, y todos los ahí presentes, teniendo en cuenta los requisitos
que la Iglesia nos pide, pudimos recibir la indulgencia plenaria.
El Cardenal José Francisco nos recordaba en la homilía que «sin la presencia y la acción de Dios Espíritu Santo en nuestras vidas no podemos vivir como verdaderos cristianos», insistiendo en que solo con la fuerza del Espíritu Santo somos capaces de responder al llamado de Dios en nuestra vocación al sacerdocio ministerial. Tras acabar la Eucaristía, se leyó formalmente la nómina de formadores y profesores de todo el Seminario, y entre otras cosas, la Schola Cantorum entonó el hermoso himno del Veni Creator.
Finalmente, me entusiasma compartirles na última anécdota, pues el Sr. Cardenal nos contó que hace pocos días fue convocado por el Papa, al igual que muchos otros Cardenales del mundo, a realizar un viaje al Vaticano.
Y entre los días que estuvo allá, en un momento en que el Sumo Pontífice se dedicaba a saludar a los
Cardenales, el mismo Papa Francisco le preguntó: «¡Robles! ¿Cuántos seminaristas tienes?». A lo cual el
Sr. Cardenal respondió: «Son alrededor de 900 seminaristas internos». Y entonces el Papa, con gran entusiasmo le decía a otro de los Cardenales presentes: «¡Él ordenó a 70 nuevos Sacerdotes este año!». ¡¿Lo imaginas?!
La noticia de las ordenaciones sacerdotales que celebramos en Guadalajara en la pasada solemnidad de
Pentecostés le ha dado la vuelta al mundo, y es razón de regocijo para toda la Iglesia universal.
No dejemos, pues, de darle gracias a Dios por nuestro Seminario Diocesano, y oremos mucho para que Sacerdotes y seminaristas sepamos responderle con fidelidad a la vocación a la que nos ha llamado.