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El año 2020 –del  que ya casi despedimos su primer mes- ofrece desafíos en diferentes ámbitos sociales que nos llevan a coincidir en que la Participación Ciudadana no puede quedar como un deseo. Si en años recientes ya se ha señalado que la contemplación pasiva de los hechos es algo que urge superar, en éste, el papel de espectadores está agotado. Seguridad, pobreza, empleo, cada uno representa un universo complejo en el que está prohibido ser comparsa.

Los abusos del outsourcing

Salvador Y Maldonado Díaz

En una noticia que no tuvo la suficiente difusión en todos los medios informativos, desde los tradicionales hasta en las redes sociales,    la Secretaría federal del Trabajo y Previsión Social (STPS)  informó que  el gobierno federal tiene identificadas a 6 mil empresas de subcontratación  que operan en forma ilegal el esquema de outsourcing y  que evaden  un monto de 21 mil  millones de pesos anuales.

A través de la titular de la dependencia, Luisa María Alcalde Luján, se destacó que la Ley Federal del Trabajo sí reconoce los  esquemas de subcontratación legal, cuando en éstos los patrones son solidarios con sus trabajadores. Sin embargo, dijo, se considera subcontratación ilegal cuando un tercero contrata a una persona para que la empresa evada sus relaciones laborales con ella.

Por la gravedad del problema, el gobierno federal exhortó  a la formalización  de aquellas empresas que recurren a los esquemas no legales de subcontratación laboral. Advirtió que perseguirá a las agencias de outsourcing ilegal como delincuencia organizada, y a los patrones que las contraten, les aplicará la ley de seguridad nacional, con lo que en ambos casos, podrían ser sancionados desde 14 hasta 20 años de prisión. ¿Será?, como dijo el escéptico.

Es muy explicable que los medios no hayan resaltado esta noticia, dado que  en gran parte de las empresas, no se respeta la legislación laboral. Por ejemplo,  en algunos medios de comunicación no se otorga la prestación de la seguridad social. Y de ahí para el real. Se hacen votos para que este tema  se trate con la misma profundidad de la rifa del avión presidencial.

Los niños del 2020

Rocío López Ruelas

El inicio de la nueva década está marcado por actos de violencia, en contra de los niños y generados también por niños. Las violaciones a menores de edad que se registran en todo el país, muchas de las cuales son calladas por los mismos niños y por sus madres, que a veces son cómplices de ello; el problema del bullying escolar, y el terrible caso ocurrido en Torreón, donde un niño de once años ingresó al plantel escolar con dos pistolas y dio muerte a su maestra, y luego se quitó la vida, dejando otros tantos compañeritos heridos, son los focos rojos que como sociedad tenemos que encender y atender.

Porque lo que sucede a nuestros niños, es por entero, responsabilidad de nosotros, de los padres, de las madres que olvidamos nuestro papel en el seno del hogar y encontramos en las iPad, consolas de juegos de video, y celulares, a la mejor niñera. Pensamos que al menos el rato que están jugando a algo que seguramente desconocemos, nos proporciona la paz y tranquilidad que a veces necesitamos en casa, porque venimos muy cansados de trabajar.

En el año que se inicia, en el que además abrimos una década, quiero hacer una reflexión, sobre la responsabilidad que tenemos los ciudadanos de este país, frente a la educación de nuestros niños y de nuestros jóvenes, insistir, en lo que siempre hemos dicho, que la educación en valores y la conservación de los núcleos familiares, no son por otra cosa, amigos lectores, sino por la única y muy necesaria preservación de la armonía y la paz, que hemos extraviado casi por completo en el país.

Partidos sin idea de agenda

José de Jesús Parada Tovar

Si tuviéramos un cabal conocimiento y aprecio del significado exacto de los términos que habitualmente usamos y de las raíces etimológicas que le dan origen y sentido a las palabras, no solamente estaríamos orgullosos de nuestro bello y rico idioma, sino que seríamos congruentes al interpretar en la práctica su definición.

Por ejemplo, el vocablo castellano agenda proviene del verbo latino “agere”: hacer, realizar, efectuar, llevar a cabo algo. En su construcción “agenda”, quiere decir: “lo que está previsto o pendiente de hacer”, y ello supone un proyecto o programa de acciones para desarrollarlo durante un tiempo señalado y de una manera específica.

Tanto las personas como las instituciones, sobre todo al inicio de un nuevo calendario, suelen plantearse ciertos propósitos con un fin determinado.

En el caso de este año 2020, y desde el ángulo político-electoral, la tercera década del Siglo XXI parece navegar viento en popa, especialmente para los Partidos Políticos, que ni sufren ni se acongojan ante el descrédito generalizado, rayando en desprecio, por parte de la ciudadanía en general y prácticamente hacia todos los Institutos que medran tan campantes en la dádiva de jugosos presupuestos, pagados por cautivos contribuyentes.

¿Qué nos espera en estos 12 meses, invadidos de desconcierto, incertidumbre, desilusión, apatía e indiferencia popular, polarización de posturas? ¿Con qué autoridad moral pretenderán los Partidos -de cualquier signo e ideología- convencernos de cambiar estructuras, personas y procedimientos en los Poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial, infestados de corrupción e ineptitud incubadas en su propio seno partidista?

Definitivamente, la mejor esperanza, aunque parezca remota, radica en la participación ciudadana, a condición de liderazgos inteligentes, insobornables, transparentes y eficaces. En contrapartida, la “agenda” preelectoral de los Partidos apunta a financiar campañas, vender o comprar votos, afianzar alianzas y asegurar puestos de Poder. ¿Ahora sí caeremos en cuenta?     

Pobres y “mirreyes”

Juan Carlos Núñez Bustillos

México es un país de enormes contrastes. Hay mucha gente muy pobre y algunos otros muy ricos. De acuerdo con el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), entre los años 2008 y 2018, el número de personas en situación de pobreza pasó de 49.5 millones a 52.4 millones. De acuerdo con este organismo, el año pasado 9.3 millones de mexicanos sufrían una situación de pobreza extrema.

En contraste, hay 17 personas cuya fortuna sumaba el año pasado 132,500 millones de dólares, según la revista Forbes. De acuerdo con esta misma fuente, entre ellos se encuentran, Carlos Slim con una fortuna de 64 mil millones de dólares, Germán Larrea con 13,300 y Ricardo Salinas Pliego con 11,100.

Solamente durante el primer semestre del año los bancos que operan en México ganaron 82 mil millones de pesos.

Las diferencias son brutales y no se deben a que unos trabajen mucho y otros poco. Lo ha documentado y lo explica muy bien Ricardo Raphael en su libro “El Mirreynato” en el que señala que quien nace en una familia pobre tendrá muy escasas posibilidades de dejar esa condición. El periodista afirma: “La razón principal de pertenencia al estrato social deriva del nacimiento, no del mérito, el esfuerzo o las oportunidades”.

La desigualdad es producto de un sistema económico que provoca estas diferencias y que incluso propicia que se hagan cada vez mayores. Para generar una sociedad más justa no basta con la caridad o los programas asistencialistas que dan dinero u otros bienes a las personas pobres. Esto puede ayudar a aliviar una situación específica, pero para hacer de México un país más equitativo hace falta transformar de fondo el modelo económico y político, y esto no está ocurriendo.

@arquimedios_gdl

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