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El Encuentro ‘La Economía de Francisco’ realizado en Asís, del 19 al 21 de noviembre, marca todo un referente. El Papa Francisco quiso reunirse con jóvenes economistas y empresarios para darle un rostro humano a la economía mundial. Entre otras cosas, se analizaron las distorsiones que se tienen en la cultura del consumo irresponsable; la felicidad basada en el consumo desmedido que  degrada a las personas y daña al medio ambiente. Surgieron también propuestas de modelos incluyentes, colaborativos, en los que todos podamos participar. Propuestas que deberán ser traducidas a la acción pastoral e integrarse desde la formación sacerdotal en México.

No estamos condenados

Juan Carlos Núñez Bustillos

Nos acostumbramos a la pobreza, a la violencia, a la destrucción del planeta. Las personas que viven en la calle se vuelven invisibles. Vemos a los migrantes pidiendo ayuda como parte del paisaje. No nos sorprende ya el número de asesinatos, desaparecidos y tumbas clandestinas. Poco a poco consideramos que estas injusticias son normales.

Como otras personas en el planeta, el Papa nos recuerda que esto no es normal y, sobre todo, que podemos cambiarlo. En muchos de sus discursos, así como en sus encíclicas Laudato Si y Fatelli Tutti, Francisco advierte sobre un sistema económico y político que genera que mucha gente sea “descartable” y nos invita a comprometernos para que esto no siga sucediendo.

En su reciente mensaje a los participantes en el encuentro “La economía de Francisco”, el Papa señala que la actual situación “reclama cabios en ellos estilos de vida, los modelos de producción y consumo, en las estructuras consolidadas de poder que rigen hoy la sociedad”.

La pandemia, dentro de toda su crueldad, parecía una buena oportunidad para desterrar la creencia de que tener más es ser más y de que comprar cosas nos hará más felices.  La saturación en los centros comerciales con motivo del Buen Fin, nos indica que hace falta mucho para entender que no es así.

Una felicidad basada en el consumo desmedido parte de un sistema que en su afán de lucro degrada a las personas y daña al medio ambiente. Buscar la mayor ganancia a costa de todo y de todos es un buen negocio sólo para unos pocos.

Esta situación que vemos “normal” no es natural, es producto de decisiones humanas y podemos revertirlas. De ahí que Francisco señale: “No estamos condenados a modelos económicos que centren su interés inmediato en las ganancias como patrón de medida y en la búsqueda de políticas públicas afines que ignoran el costo humano, social, ambiental de las mismas”.

De ahí también que nos invite, no sólo a los participantes en el encuentro, sino a todos, a buscar formas de construir una amistad social. A unirnos a otras personas para tejer “una nueva manera de forjar la historia”.

“Aprendamos”, señala Francisco, “a dar el paso a modelos económicos que nos beneficiarán todos porque el eje estructurante y decisional será determinado por el desarrollo humano integral”.

Podemos hacerlo, pero ¿queremos?

¿Qué es la economía de Francisco?

Rocío López Ruelas

Después de la crisis sanitaria seremos mejores, o peores. ¿Y qué hacer para elegir ser mejores? Analicemos el mensaje del Papa Francisco a los jóvenes en el Encuentro de Asís:

Bajo el nombre  “La economía de Francisco”  se realizó el Encuentro.  Jóvenes empresarios y economistas católicos fueron exhortados a promover los nuevos modelos económicos que necesitará el mundo post pandemia. Modelos incluyentes, colaborativos, en los que todos podamos participar, para crecer de forma conjunta, descartando el consumismo febril y auto preservación egoísta. En los que los pobres participen en el debate sobre la creación de “una narrativa económica diferente”.

La condición de pobreza no es sinónimo de desinterés o de incapacidad para debatir la nueva economía que debemos instaurar.

El Papa Francisco expuso que los sistemas de producción y los patrones de consumo deben cambiar para ser más sostenibles, -“No estamos condenados a sostener modelos económicos cuyo interés se limita a la ganancia inmediata y se dedican solamente a políticas públicas lucrativas sin importar sus consecuencias humanas, sociales y ambientales”-. Para el Papa Francisco, esta economía colaborativa es una estrategia que va más allá de dar subsidios a los pobres.

Está más que demostrado, que los extremos no nos favorecen. Que el capitalismo desenfrenado ha sido un modelo que ha generado millones de pobres a través de la historia, y que regalar dinero, no va a terminar jamás con la pobreza y el hambre.  Por lo que el planteamiento del Papa Francisco, resulta congruente.

Se trata de un nuevo modelo que va hacia la transformación de nuestras prioridades y del lugar que ocupan los otros en el orden social.

Quedarían descartados los modelos económicos que se basan únicamente en el lucro. El Papa nos invita así, a generar un cambio global capaz de gestar una economía más inclusiva, sostenible y equitativa. La pregunta sería: ¿Estamos preparados para ello? El planteamiento es lógico, y con voluntad, sería perfectamente viable, si los hombres y mujeres de esta tierra fuésemos más sencillos y menos ambiciosos. Está difícil, pero definitivamente no es imposible.

Economía con alma, reto de formación en los Seminarios

Román Ramírez Carrillo

Frutos de esperanza y un nuevo horizonte para la Doctrina Social de la Iglesia (DSI) significó el Encuentro de los jóvenes para un “pacto para cambiar la economía actual y dar un alma a la economía del mañana”.

El Encuentro caminó de la mano de las dos cartas encíclicas que marcan la propuesta del Papa Francisco, en sintonía con la tradición y enseñanza de la Doctrina Social de la Iglesia: Laudato Si, en torno a la creación; y Fratelli Tutti, sobre la Fraternidad y Amistad Social, en relación al ser humano en comunidad, abierto a todas sus dimensiones.

El Encuentro fue un aire fresco, ya que en la vida eclesial se percibe el desconocimiento y el poco aprecio de la DSI y de estas dos encíclicas. La preocupación por la formación sistemática de los laicos en este campo muchas veces no es una prioridad y su consiguiente ausencia en la educación, la cultura, la política, la economía, el mundo del trabajo y del campo son notorias y lamentables. La caridad se ha reducido al asistencialismo. Como consecuencia, la pastoral social o el testimonio social del cristiano se reducen a la entrega de despensas periódicamente.

En la práctica, las parroquias e institutos católicos se contentan con estas acciones.

La mayoría de las escuelas, institutos y universidades católicas y algunos Seminarios, realizan sus campos misión como una experiencia en la que “llevan” a los alumnos a tener una vivencia con gente pobre para que “valoren” lo que tienen. Experiencias que pueden resultar ofensivas para las personas necesitadas.

Las acciones de la parroquia y de la escuela católica, no inciden verdaderamente en la transformación evangélica de la realidad, En ese sentido, el Papa expresamente invitó a los jóvenes en el Encuentro de Asís, a ser protagonistas, “asumiendo un compromiso individual y colectivo para cultivar juntos el sueño de un nuevo humanismo que responda a las expectativas del hombre y al plan de Dios”.

Sus conclusiones son un reto en la formación de los futuros sacerdotes, ya que, como magisterio de la iglesia, se incorporan para aplicarlos a las diferentes situaciones sociales, económicas, políticas y ambientales, para extraer de estos principios las directrices para la acción pastoral, según el ordenamiento básico de los estudios para la formación sacerdotal en México.

Un rumbo incluyente, reto de la Economía de Francisco

Salvador Y Maldonado Díaz

La reciente reunión internacional de jóvenes convocados al encuentro La Economía de Francisco marca todo un referente de lo que ha sido el pontificado del Obispo de Roma.  

De sus conclusiones sin duda hay mucho que tomar en cuenta en el reto de darle un rostro humano a la marcha de la economía mundial.

No es para menos ante los resultados catastróficos de modelos excluyentes, tanto de quienes creen todavía en la mano invisible del mercado como fiel de la balanza, como de quienes creen en un estatismo con diversos matices, desde el populismo,  hasta otras variantes que sólo traen la generación de más pobreza.

Según información por la agencia vaticana de noticias a propósito del encuentro en la ciudad de Asís:

Un imperativo que debe encararse en este momento, es que “la  política y la economía no deben someterse a los dictados y al paradigma eficientista de la tecnocracia”, lo que remite a una redefinición del concepto de bien común y de impulsar un diálogo sólido entre la política y la economía, en diálogo, de modo que ambas estén al servicio de la persona humana.  

Diversos tópicos han sido considerados para analizarse con un enfoque crítico, según el mensaje pontificio a propósito del encuentro en la tierra de San Francisco de Asís, como las distorsiones que se tienen en la cultura del consumo irresponsable y el reto de la construcción de un tejido social incluyente ante los retos permanentes de ideologías manipuladoras.

Sin duda que estos planteamientos del Papa Jorge Bergoglio traerán retos muy exigentes y que remiten a la doctrina social católica de encarar los problemas de la desigualdad económica en la modernidad, como se tiene en los conceptos de varias encíclica papales, desde la Rerum Novarum de Leon XIII, la Pacem in Terris de Juan XXIII, la Populorum Progressio de Paulo VI y la Redemptor hominis de Juan Pablo II, por citar algunos documentos de gran contenido doctrinal sobre el tema.  

@arquimedios_gdl

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