Pbro. Sergio Arturo Gómez Martínez
DÍA 2: Ante los miedos necesitamos fortalecer nuestra confianza en Dios (Estos ejercicios son para hacerse por escrito, dándose el tiempo para responder a cada pregunta… Enciende una vela e invoca al Espíritu Santo antes de iniciar).
1.- Escribe en un cuaderno una lista de todos los miedos que sientes hoy. (Inicia cada una de las frases con: “Me doy cuenta…”):
Me doy cuenta de que lo que me preocupa es…
(Así, hasta que hayas escrito todas tus preocupaciones).
2.- Lee y medita la Palabra de Dios… Versículos para el tiempo de prueba:
– Salmo 27, 1: “El Señor es mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré? El Señor es la defensa de mi vida, ¿de quién he de atemorizarme?”
– Romanos 5, 3-5: “Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia; y la paciencia, prueba; y la prueba, esperanza; y la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado.”
– Filipenses 4, 13: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.”
– Santiago 1, 12: “Bienaventurado el hombre que soporta la tentación; porque cuando haya resistido la prueba, recibirá la corona de vida, que Dios ha prometido a los que le aman.”
– Deuteronomio 31, 6: “Esforzaos y cobrad ánimo; no temáis, ni tengáis miedo de ellos, porque El Señor tu Dios es el que va contigo; no te dejará, ni te desamparará.”
– 1 Corintios 10, 13: “No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar.”
– Lucas 22, 31-32: “Dijo también el Señor: Simón, Simón, he aquí que Satanás os ha pedido para zarandearos como a trigo; pero yo he rogado por ti, que tu fe no falte; y tú, una vez vuelto, confirma a tus hermanos.”
Responde por escrito a las siguientes preguntas:
¿De qué manera responde la Palabra a mi situación?
¿Qué te dice Dios en estos momentos con sus palabras?
3.- Trabajando nuestro miedo (ideas tomadas de Anselm Grün):
El miedo pertenece a nuestra naturaleza humana, es bueno porque nos llama la atención sobre algún peligro y moviliza nuestras fuerzas, el problema es cuando dejamos que el miedo nos paralice. Existe un miedo infundado, o traemos algunos miedos de la infancia, el miedo no lo debemos reprimir, necesitamos dialogar con nuestros miedos, mientras más luchamos contra nuestros miedos con más fuerza nos persiguen. El miedo es buen maestro, pretende ayudarnos a encontrar criterios más saludables de vida… La invitación es a que ponga mi miedo y a mí mismo bajo la bendición de Dios. El dialogo con mi miedo lo hace más real (y así puedo quitar lo fantasioso de mis miedos)… Imagina que por un momento caes en esa situación de miedo, (sólo atrévete a enfrentarlo), ¿qué pasaría? ¿Cómo saldrías de esa situación?
Elabora una lista de recursos que tienes para enfrentar tu miedo.
Existe también un miedo a lo desconocido en nosotros, y también un miedo a recibir heridas. El miedo despoja de poder a mi ego, que quisiera tenerlo todo bajo el puño y bajo control… y todo eso le corresponde a Dios.
4.- Cierra tus ojos e imagínate que tú estás en las manos de Dios y desde esta paz y seguridad habla con cada uno de tus miedos, ¿qué les quieres decir?
5.- Termina este ejercicio escribiendo una (larga) oración personal.
6.- Medita esta Oración:
Señor, te pido valor y lucidez para afrontar todas mis dificultades, no dejes que mi ánimo decaiga. Tú eres mi fortaleza y mi roca fuerte, mi escudo protector ante la adversidad. Que nunca quedemos confundidos los que en Ti ponemos nuestra fe y nuestra esperanza. Mi corazón quiere sentir en todo momento que se llena de tu confianza y con todas sus fuerzas quiere salir dispuesto a servir y a comprometerse con el logro de todos mis sueños.
Ayúdame a dar lo mejor de mí, a entregarme plenamente a la bondad y pureza de tu amor, a centrarme en tu Palabra que abriga, que sostiene, que impulsa y alienta a superar todo obstáculo y dificultad que se me presente.
Ayúdame a explorar la profundidad de mi ser, a escudriñarme bien a fondo y a encontrar todos esos talentos que has sembrado en mí, para conseguir el éxito y la felicidad en todas y cada una de las tareas que me toca realizar para mí y para el bien de mis hermanos.
En tu Nombre, y con tu ayuda, sé que puedo vencer, porque nadie que ha confiado en Ti, en tu compasión y en tu misericordia, ha salido defraudado jamás. Amén.