La Universidad de Guadalajara otorgó esta gran distinción a su primer alumno egresado de la carrera de Arquitectura. En palabras de Fray Gabriel, la Iglesia necesita al artista tanto como necesita al teólogo o al moralista.
ALEJANDRA LOZANO SALDAÑA – FOTOS: CARLOS ZEPEDA
Con una combinación del lema de la Universidad de Guadalajara y de la máxima de san Benito, con
la frase “Ora, piensa y trabaja”, Fray Gabriel Chávez de la Mora, O.S.B., culminó su discurso de agradecimiento por la recepción del Doctorado Honoris Causa, que le entregó su alma mater, el
pasado 9 de noviembre.
La ceremonia se llevó a cabo en el Paraninfo de la Universidad, donde se dieron cita diversas personalidades del ámbito civil y religioso, como los Presbíteros Dr. Javier Magdaleno Cueva, Secretario
Canciller de la Arquidiócesis de Guadalajara; Arq. Ing. Eduardo Gómez Becerra, de la Comisión de Arte Sacro; Pbro. Gerardo Aviña, rector del Santuario de los Mártires de Cristo y el Pbro. Arq. Ing. Alberto Ruíz Pérez, amigo de Fray Gabriel y miembro también de la Comisión de Arte Sacro.
En el presídium se encontraban el Dr. Ricardo Villanueva Lomelí, rector General de la Universidad de Guadalajara; Mtro. Guillermo Arturo Gómez Mata, secretario general de la máxima casa de estudios; Dr. Francisco Javier González Madariaga, rector del Centro Universitario de Artes, Arquitectura y Diseño (CUAAD), y el homenajeado, Fray Gabriel Chávez de la Mora.
HONOR A QUIEN HONOR MERECE
Al inicio de la ceremonia, el Rector del CUAAD, Dr. Francisco Javier González, dirigió unas palabras de elogio, reconociendo la trayectoria del primer arquitecto titulado por la Universidad de Guadalajara.
“Conceder el Doctor Honoris Causa a tan ilustre universitario […] debe ser para nosotros una lectura de varias significaciones […]. En nuestros espacios se forman profesionistas de largo aliento y de entrañables vínculos con la institución que los ha formado, y el convencimiento de que somos una casa de estudios, diversa y laica, que respeta los credos más diversos”.
Posteriormente, el Rector de la UDG dirigió unas palabras reconociendo que “es hasta hoy el Doctor
Honoris Causa que más asistentes ha convocado”, y añadiendo el orgullo que para la comunidad universitaria representa ser la casa de estudios de un hombre que con su trabajo ha trascendido
la historia con sus obras.
“Nos reunimos para otorgar el Doctor Honoris Causa al Fraile y Arquitecto Gabriel Chávez de la Mora,
por sus contribuciones a la arquitectura, diseño, las artesanías, las artes gráficas y escultóricas; y como dijo el Rector del CUAAD, a la poesía de todas a través de todas éstas”.
Acto seguido, se proyectó un video con su semblanza, donde hablaron de su labor a los largo de estos casi 75 años de trayectoria.
Un hombre adelantado a su tiempo
En 1957 creó para su comunidad religiosa una bella y revolucionaria capilla circular hecha de piedra, madera y ladrillo, que a diferencia de las tradicionales plantas de “cruz latina”, proponía una comunidad reunida en torno al altar como en una cena fraterna. Esta línea de diseño “cristocéntrico”, iniciado en los años 20 en Europa, tuvo en Ahuacatitlán (Edo. de Morelos) su primera realización mexicana. Es la primera de México y tal vez en América latina, diseñada para que el Sacerdote celebrara la Misa de frente a los fi eles, incluso antes de que el Concilio Vaticano II lo permitiera.
Amigos y compañeros estuvieron presentes
Sin duda, uno de los más entusiasmados con este reconocimiento fue el Pbro. Arq. Alberto Ruíz, miembro de la Comisión de Arte Sacro, quien conoce a Fray Gabriel desde hace muchos años, y quien lo ha definido como un gran amigo y hermano.
Se conocieron cuando el Padre Alberto ingresó a la Universidad de Guadalajara, a la carrera de Arquitectura, donde tuvo su primer encuentro con Monseñor Rafael Uribe, hoy de feliz memoria,
quien lo llevó a colaborar también con Fray Gabriel Chávez de la Mora en el proyecto del Santuario de Santo Toribio Romo, tierra de este santo mártir, cerca de Jalostotilán.
Se conocieron cuando el Padre Alberto ingresó a la Universidad de Guadalajara, a la carrera de Arquitectura, donde tuvo su primer encuentro con Monseñor Rafael Uribe, hoy de feliz memoria,
quien lo llevó a colaborar también con Fray Gabriel Chávez de la Mora en el proyecto del Santuario de Santo Toribio Romo, tierra de este santo mártir, cerca de Jalostotilán.
“En una ocasión, me comentó: ‘esto es una escuela de arte, de espiritualidad, y lo tenemos que proyectar
en los diseños que estamos haciendo, porque el trabajo que realizamos sirve para acercarnos a Dios y no nada más a nosotros, sino a nuestros hermanos que estarán en ese espacio’”.

“Estar hoy aquí, es una experiencia bellísima e indescriptible. Agradezco al Arq. Irigoyen Varo, quien fue mi maestro, porque ayudó a promover este Doctor Honoris Causa. Desde hace 3 años estuvimos los dos con el rector del CUAAD, y gracias a Dios hoy lo vemos cristalizado. Le pedimos mucho a Dios que fuera posible, y me siento muy feliz de ver a Fray Gabriel vivo, entero, pensante y trabajando, pero sobre todo,
alentándonos”, P. Alberto Ruiz.

“Me siento muy honrado de tener
la fortuna de conocer a Fray Gabriel, de
estar en esta casa de estudios, que tiene
un peso histórico en la región, que reconoce a un católico por su desempeño en el campo de la arquitectura, y de toda la
comunicación visual y de los espacios;
que permite ver que la fe, la cultura, la
arquitectura y el mundo contemporáneo
no son excluyentes; que ha encontrado la
forma de comunicar con las herramientas
de la arquitectura, algo que no se puede
encerrar en líneas y que es la fe en Cristo
resucitado” Pbro. Dr. Javier Magdaleno, Secretario Canciller de la Arquidiócesis.

“Es un hombre de fe, de Dios y es un hombre de trabajo, que lo hace por amor. Yo he sido testigo de cómo con generosidad ha entregado su vida,
siempre en obediencia a la Iglesia. Es un
honor para nosotros que haya diseñado
el vitral tan hermoso para el Santuario de
los Mártires”. Pbro. Gerardo Aviña,
rector del Santuario de los Mártires.

“Es un continuador de esa cuna de la
arquitectura en México, que tuvo en los
primeros años del siglo pasado, una trinchera tan grande como la de Luis Barragán, Díaz Morales, Ignacio Urzúa, Pedro Castellanos. Aún él, vivo, que se le pueda otorgar este reconocimiento público por su alma mater, es algo hermoso”, enfatizó el Pbro. Tomás de Hijar, Cronista de la Arquidiócesis de Guadalajara.

“Se trata de alguien con tantos méritos,
con una trayectoria tan prolongada,
destacada y al mismo tiempo discreta,
que merece ser reconocido, es alguien
que sigue trabajando con una humildad
tan grande como su talento”, Juan José
Doñán, cronista.
Si desea ver la transmisión de la ceremonia, puede visitar el siguiente link: