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Ofrecemos un esquema para realizar una celebración familiar o grupal, sin la presencia del presbítero, para el…

III DOMINGO DE PASCUA,

Ciclo A, 26 de Abril de 2020.

INTRODUCCIÓN ANTES DE LA CELEBRACIÓN

Tema general:

JESÚS, HACE ARDER NUESTRO CORAZÓN

(¿Descubro la forma en que soy acompañado por Jesús para que yo sea capaz de acompañar y transformar a otros?)

Nota litúrgica: Estas líneas podrían ser meditadas con antelación por quien guiará la celebración y pueden inspirar sus comentarios e intervenciones durante la misma.

IDEAS PARA EL CELEBRANTE/GUÍA:

En el Camino a Emaús, frecuentemente pensamos que estamos solos mientras caminamos por nuestra vida, con nuestras luchas y desalientos, pero también con nuestras alegrías y aprendizajes que tenemos que compartir… Nuestra fe nos asegura que:

•        Él está presente y que camina con nosotros, especialmente en los momentos más críticos de nuestra historia personal o comunitaria…

•        Jesús nos anuncia su Palabra de Vida cada Domingo, que Él es nuestro compañero en la vida y que parte su pan con y para nosotros, como hizo para sus discípulos en la Última Cena y en el camino de Emaús…

Permitamos a Jesús que se nos junte por el camino, dejemos que nos instruya y dé fuerza y alegría de nuevo; el viaje se hará más ligero e interesante y nuestros corazones se animan… Jesús quiere ser nuestro compañero en el camino de la vida… ¿así lo experimentamos? ¿Se lo permitimos?

1. INICIO DE LA CELEBRACIÓN

GUIA: EN EL NOMBRE DEL PADRE, Y DEL HIJO, Y DEL ESPÍRITU SANTO.

Todos: AMÉN.

GUIA: ¡Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo!

Pues, por su gran misericordia hemos nacido de nuevo a una esperanza viva

por medio de la resurrección de Jesucristo.

¡El Señor resucitado esté siempre con ustedes!

Todos: Y con tu Espíritu.

2. ACTO PENITENCIAL.

GUIA: Con frecuencia andamos demasiado sumidos en nosotros mismos… y eso nos impide reconocer la presencia del Señor entre nosotros.  Pidámosle al Señor que nos perdone.  (Pausa).

•        Señor Jesús, tú eres uno con nosotros; tú caminas con nosotros en la ruta de la vida. 

TODOS: Señor, ten piedad.

•        Cristo Jesús, tú proclamas para nosotros tu Buena Nueva de Salvación que clarifica nuestras alegrías, nuestras penas y toda nuestra vida. 

TODOS:  Cristo, ten Piedad.

•        Señor Jesús, tú partes para nosotros tu nutritivo pan para el camino de nuestro apostolado.

TODOS: Señor, ten piedad.

GUIA: Ten piedad de nosotros, Señor, y perdona todos nuestros pecados.  Haznos conscientes de que estás siempre con nosotros.  Y enséñanos que después de ser nuestro compañero de viaje debemos caminar solos llevándote en nuestro ardiente corazón. 

TODOS: Amén.

3. LITURGIA DE LA PALABRA.

Se ofrece un resumen de las lecturas para ayudar a quien guía y a quienes leerán a subrayar la parte primordial que ayude a descubrir su mensaje unitario. Pero, las lecturas han de leerse íntegramente durante la celebración.

Nota litúrgica: Se les pedirá a los lectores anunciar únicamente el libro de donde se toma la lectura. Ejemplo: Lectura del libro de los hechos de los apóstoles. Al finalizar cada lectura no se olvide decir: PALABRA DE DIOS. Y se responde: TE ALABAMOS SEÑOR. Y en el Evangelio, anunciar: Del Evangelio de según San Juan. Al finalizar decir: PALABRA DEL SEÑOR. Se contesta: GLORIA A TI SEÑOR JESÚS.

Hechos 2, 14. 22-33: El día de Pentecostés, Pedro proclama que Jesús de Nazaret fue resucitado por Dios, que ascendió a los cielos y recibió el Espíritu Santo, el cual derrama sobre todos nosotros…

Salmo 15: Dios es mi protección y mi refugio, Él me instruye y aconseja, me llena de gozo y alegría y no me abandonará en la región de los muertos…

1 Pedro 1, 17-21: Dios nos juzgará con imparcialidad, por eso hemos de comportarnos con temor filial, ya que fuimos liberados por la sangre de Cristo, ahora resucitado, y Él es el fundamento nuestra fe y esperanza en Dios…

Lucas 24, 13-35: La situación de los discípulos de Emaús que se van alejando de la comunidad nos da la oportunidad de aprender más sobre los métodos pastorales de Jesús: (Entre otros detalles) Se acerca con discreción, escucha con respeto, se deja cuestionar, formula preguntas inteligentes, desafía e ilumina con la Palabra, respeta la intimidad y se revela en sus sacramentos (especialmente en la eucaristía) y, finalmente, sabe desaparecer a tiempo para que los discípulos vuelvan a la comunidad y cumplan su misión… Así transforma los corazones entumecidos por el miedo y el desánimo en ardorosos y valientes…

4. REFLEXIÓN.

Nota litúrgica: Se puede ir leyendo esta reflexión y DETENERSE cuando aparezca una PREGUNTA o cuando se crea conveniente dialogar alguna IDEA.

Hay personas que interpretan su vida como un camino por un valle de lágrimas lleno de constantes pruebas, y sienten que van solos, luchando con sus débiles fuerzas y convencidos de que fracasarán en el intento de conseguir una vida de realización y felicidad… Pero, el Evangelio de hoy nos dice que Jesús Resucitado se acerca a nosotros y nos transforma para que podamos no sólo superar nuestra propia situación, sino ayudar a otros en nuestra comunidad… Jesús se comporta como un papá que enseña a caminar a su hijo pequeño: le ayuda a fortalecer sus piernas, a conseguir equilibrio y a desarrollar la autoconfianza suficiente para que pueda caminar por sí mismo a lo largo de toda su vida y para que sea capaz de enseñar a otros… Ya de entrada, subrayemos que al final de este texto se nos narra cómo los discípulos volvieron a la comunidad de la que estaban huyendo y comparten su testimonio; Entre el principio y el final de este evangelio se da un proceso de acompañamiento de Jesús y de cambio en los discípulos…

Nos interesa aprender cómo le hizo Jesús para facilitar este cambio en esos discípulos, cuáles fueron sus actitudes y comportamientos sanadores que hemos de imitar para ayudar al cambio de nuestros prójimos tristes, desanimados y apocados.  Por eso, analicemos el texto completo de esta narración por pequeños trocitos:

•        v. 13-14: Situación de los discípulos.  Habían sido activos en la comunidad, pero toman la decisión de dejarla, porque Jesús había sido derrotado; iban tristes, decepcionados, sin paz, desesperanzados, confusos, no le encuentran sentido a continuar en Jerusalén y van en “retirada”… Esta puede ser la situación de quienes se alejan de la comunión con la iglesia, con los grupos de pastoral o con sus familias… ¿Alguna vez me he sentido como estos discípulos?

•        v. 15: Jesús respeta la situación de los discípulos. Iban juntos, pero discutían ya que no sabían cómo interpretar la vida, ni el mensaje y el estilo de su Maestro… Sin que ellos lo sepan, Él camina a su paso, toma la iniciativa, va al encuentro de aquellos caminantes angustiados, sin presionar… ¿Alguna vez me he decepcionado de una acción de Dios y de sus métodos? ¿Alguna vez pienso que Dios se apartó de mí sin darme cuenta que Él camina a mi lado? ¿Alguna vez lo he llamado angustiado y, luego, no lo he dejado transformar mi vida? ¿Algunas veces mis ojos también han estado velados para reconocer al Señor?

•        v. 16: Jesús sabe callar y escuchar, para discernir.  Jesús no llega recriminándoles que no lo hayan entendido o acusándolos de falta de compromiso…  Camina con ellos sin interrumpirlos o cambiarles el tema… sólo los escucha. Luego, formula una pregunta abierta y respetuosa para profundizar el diálogo y para inspirar en sus corazones la calidez de Dios… ¿Sé escuchar empáticamente y preguntar para suscitar el interés y entrar en el mundo interior de mis interlocutores?

•        v. 17: Jesús está atento a las respuestas verbales y no verbales de sus interlocutores e interviene en el momento y de la manera oportuna.  La pregunta de Jesús suscita dos respuestas: 1) una no verbal: “Se detuvieron apesadumbrados” y 2) otra verbal: “¿Eres el único forastero que no sabe lo que ha acontecido en Jerusalén en estos días?”.

Jesús se da cuenta de que su pregunta no les cayó bien y, como sabe a dónde quiere conducirlos, es capaz de presentarse como un ignorante ante ellos… ¿Sé distinguir, en mis interlocutores, su lenguaje no verbal (¡El 93 % de su comunicación!) interpretando adecuadamente sus gestos, ademanes, el tono de su voz, etc. o me quedo sólo con el 7% de sus respuestas verbales o, peor aún, me quedo sólo con mis interpretaciones fruto de mis problemas no resueltos? ¿Cómo me presento ante las personas con problemas?  ¿Sé esperar el momento oportuno para invitar, animar o compartir con ellas?  ¿Me interesa que hablen o que escuchen?

•        vv. 18-19a: Jesús soporta reclamos injustos; es paciente y espera el momento oportuno para clarificar las situaciones, muestra interés por lo que a ellos les interesa.  Él se da cuenta que los discípulos aún no quieren entrar en ellos mismos y que su dolor los hace defenderse y atacarlo. Por eso vuelve a preguntar: “¿Qué cosa?”

•        vv. 19b-25: Así les da oportunidad para que desahoguen sus angustias encubiertas, sus sentimientos de frustración, comparten sus inquietudes más profundas y así alivian sus corazones, esclarecen sus mentes y puede surgir en ellos un rayo de esperanza… y, sin que ellos se den cuenta todavía, comienza a “arder su corazón”.

Profundizado el diálogo sanador, Jesús ya puede confrontarlos: “¡Oh insensatos y lentos de corazón para creer todo lo que anunciaron los profetas!”.  Ante la crisis, Jesús no les da palmaditas ni los hace huir de la realidad, sino abre sus mentes y corazones para que la capten en su justa dimensión, la asuman, la transformen y se transformen… ¿Me doy cuenta de que cuando me encierro en mis problemas me siento frágil y molesto, pero, cuando me expreso y soy escuchado muchas puertas se abren?

•        vv. 26-27: Jesús tiene un diálogo propositivo; es un momento pedagógico a la Luz de la Palabra de Dios.  Les da una profunda catequesis bíblica… Antes de esto, los discípulos profesaban un credo verdadero que no llegaba a su corazón.  Hablaban de Jesús y sus obras con frialdad.  Es lo que pasa con muchas personas que hablan de Dios, pero no lo han experimentado… ¿En qué fundamento mis pláticas y “consejos”?

•        vv. 28-29: Jesús no impone su presencia; deja libres a los discípulos.  Los discípulos (de ayer y de hoy) después de que han sido escuchados, animados y se les ha presentado la propuesta bíblica, deben decidirse a ser o no ser amigos de Jesús… Recordemos que toda propuesta pastoral y de superación será siempre el seguimiento de Jesús en comunidad; pero esa propuesta no se puede decir en todo lugar y a todas las personas de igual manera; esto requiere discernimiento del oyente de la Palabra.  Sólo así se podrá dar un “quédate con nosotros…” (v. 29ss) como signo de que queremos permanecer y caminar con Él.

Jesús aceptó su oferta de hospitalidad.  El Maestro se queda con los que le abren su hogar y su vida, estrecha los lazos con aquellos que aprecian y respetan sus puntos de vista, con quienes van siendo capaces de sentir y compartir el calor humano que surge de vivir en comunión con Dios y con sus “cosas”… ¿Le pido insistentemente a Jesús que se quede a mi lado en el atardecer de mi crisis o me lleno de “otras” compañías? ¿Me sé quedar al lado de mis hermanos cuando su vida va “obscureciendo”?

•        v. 30: Jesús se manifiesta en el compartir el pan y sus sacramentos.  Resumamos hasta aquí: Él es quien nos procura, camina con nosotros, comprende nuestras dificultades, respeta nuestros tiempos, susurra su presencia, acepta nuestra hospitalidad y, desde dentro, alimenta nuestra esperanza, regenerándonos con su Palabra saludable y fortaleciéndonos con sus sacramentos sanadores…

•        v. 31: Jesús sabe retirarse “a tiempo”.  Cuando lo reconocen se va.  Los acompaña e instruye el tiempo necesario para que aprendan a caminar por sí mismos.  Se retira para que los discípulos vuelvan a la comunidad.  Es importante notar que ya no se ponen tristes porque Jesús desaparece pues ya lo llevan en el ardor de su corazón.

¿Soy capaz de trabajar, aunque Jesús ya no esté? ¿Me sé retirar a tiempo?

•        V. 32-35: El discípulo se vuelve misionero. El miedo se transforma en entrega a Dios; la tristeza en alegría; el pesimismo en confianza; el querer renunciar en ardor misionero; el querer apartarse en comunión eclesial… Los discípulos renacieron para la fe y la comunión eclesial porque comprendieron que Jesús no había fracasado en la cruz, sino que resucitó y caminó a su lado, les habló e hizo arder su corazón y ahora pueden caminar solos llevando a Jesús en su corazón…  ¿Transmito el calor humano y el entusiasmo de la fe, propios de aquellos a quienes Dios ha hecho “arder su corazón” a mis familiares y hermanos de la Iglesia?

LA REFLEXIÓN CONCLUYE CON TAREAS PARA LA SEMANA:

A. TE PROPONEMOS LOS SIGUIENTES EJERCICIOS PARA QUE TE ENCUENTRES CON DIOS DURANTE LA SEMANA:

a)      Después de meditar el evangelio de hoy:

•        “Dibuja”, en una línea, las intervenciones de Jesús para transformar los discípulos de Emaús…

•        Recuerda alguna vez en que tú estuviste sumergido en una situación semejante a la de estos discípulos… “Dibuja” una línea de cómo fuiste superando esa experiencia…

•        ¿Alguna vez has sido capaz de ayudar a alguien desanimado cómo lo hizo Jesús en este Evangelio? “Dibuja” esta línea de intervención con sus resultados… ¿Qué hice como el Resucitado y que me faltó?

¿Quiero incorporar las actitudes pedagógicas y sanadoras de Jesús en mi trato con todos y en mi acción pastoral? ¿Qué tareas y compromisos me llevo?

b)      Durante esta semana, pide a Jesús, tu compañero de camino que:

•        Te enseñe a ir por el mundo, como Él, compartiendo comprensión y bondad, conocimiento profundo de su Palabra y capacidad de contagiar confianza con los decepcionados de la vida y de la fe…

•        Te convenza de que Él sigue vivo y actuante en las Escrituras, en la Eucaristía, en la Comunidad y en los Agobiados y Cansados…

•        Se quede contigo para que tu corazón se llene de ardor evangélico con el que puedas contagiar a los decepcionados y abandonados…

5. ORACIÓN DE LOS FIELES.

Nota litúrgica: El guía hace la oración inicial y final y las peticiones las van presentando los participantes.

GUIA: Pidamos a Jesús que nos dé la gracia de sentirnos acompañados y alimentados por Él en el camino de la vida, y digámosle:

TODOS: Señor Jesús, ven con nosotros al caminar.

1.      Señor Jesús, ven a caminar con tu Iglesia por los caminos de la paz y del amor, que nos lleven a los hermanos y al destino de la alegría perdurable.

TODOS: Señor Jesús, ven con nosotros al caminar.

2.      Señor Jesús, ven a caminar con las Iglesias que te revindican como su Señor; condúcelas a un auténtico encuentro fraterno para que tú seas su único Señor y Pastor.  R/ Señor Jesús, ven con nosotros al caminar.

TODOS: Señor Jesús, ven con nosotros al caminar.

3.      Señor Jesús, ven a caminar con nuestro país.  Inspira con tu Espíritu a nuestros líderes, para que sean hombres y mujeres de integridad, que se preocupen de verdad, y preferencialmente, de su pueblo empobrecido y necesitado. 

TODOS: Señor Jesús, ven con nosotros al caminar.

4.      Señor Jesús, ven a caminar con todos los que sufren. Alivia su pesada carga y su dolor, ya que tú experimentaste lo pesada que puede ser una cruz, y a nosotros ayúdanos a levantar a nuestros hermanos de sus penas y miserias. 

TODOS: Señor Jesús, ven con nosotros al caminar.

5.      Señor Jesús, ve n a caminar con nuestras comunidades, para que nos aceptemos y amemos unos a otros, de forma que quede evidente a todos que tú vives entre nosotros.

TODOS: Señor Jesús, ven con nosotros al caminar.

GUIA: Gracias, Señor, por quedarte con nosotros. Alienta y anima los corazones de todos nosotros con tus palabras amables y con tu amistad perdurable, pues Tú eres nuestro Señor y Salvador por los siglos de los siglos.

TODOS: Amén.

6. PADRE NUESTRO.

GUIA: Con Jesús, pidamos a Dios nuestro Padre que nos dé no sólo el pan de cada día sino también el alimento de la eucaristía.  Padre nuestro…

7. COMUNIÓN ESPIRITUAL.

GUIA: Decimos juntos:

“Jesús, Señor mío y Dios mío, yo creo que estás verdaderamente presente en el Santísimo Sacramento del altar.

Yo te amo sobre todas las cosas y desearía recibirte hoy sacramentalmente.

Pero, como no puedo recibirte ahora de esta manera.

Imagino como si ya te hubiera recibido así, y te abrazo y me uno enteramente a ti.

Permite que te descubra siempre en mi camino y que nunca me separe de ti.  Amén.”

8. CONCLUSIÓN.

GUIA: En esta celebración hemos encontrado a nuestro Señor resucitado: Él nos ha dirigido su palabra de vida y ha partido su pan para nosotros. Que ojalá sepamos proclamar y compartir unos con otros que Él está vivo y actuante entre nosotros, que haga arder nuestros corazones con esperanza.

Y que sepamos ser su Pan que alimente a todos los que nos rodean.

Nota litúrgica: En la petición de BENDICIÓN, el guía solo se santigua, NO DA LA BENDICIÓN como sacerdote.

Para ello, que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre nosotros y nos acompañe siempre.

TODOS: Amén.

@arquimedios_gdl

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1 comment

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Javier Franquez Martinez abril 25, 2020 - 8:33 pm

Muy instructiva esta guía para la celebración sin Sacerdote: gracias y espero me sigan compartiendo este ejercicio espiritual de vida.

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