David Hernández
Ante la renuencia por parte de algunos fieles de no querer recibir la comunión en la mano, la Arquidiócesis de Guadalajara insistió en acatar las indicaciones realizadas por la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) como medida de prevención contra la pandemia del coronavirus (COVID-19).
A través de un comunicado, la Iglesia de Guadalajara señaló: “algunos fieles les ha costado trabajo acatar esta disposición. No hay ningún fundamento doctrinal sólido, revelado por Dios (Sagrada Escritura) o en el Magisterio de la Iglesia que vaya en contra de esta disposición (que, esperemos, no se prolongue) pero que ahora es fundamental para el cuidado de todos”.
Indicaron que ante esta realidad que está padeciendo el mundo por el coronavirus, “la Iglesia pide a todos que se le dé la seriedad que merece”. Asimismo exhortó a seguir las medidas recomendadas por la Dirección General de Promoción de la Salud:
- Lavarse las manos frecuentemente con agua y jabón o utilizar gel con base de alcohol al 70%.
- Al toser o estornudar, cubrirse la nariz y boca con un pañuelo desechable o con el ángulo interno del brazo.
- No tocarse la cara, la nariz, la boca y los ojos con las manos sucias.
- Limpiar y desinfectar superficies y objetos de uso común (especialmente el celular) en casas, oficinas, sitios cerrados, transporte, centros de reunión, etc.
- Quedarse en casa cuando se tienen padecimientos respiratorios.
- Reportar con quien corresponde si se tiene algún síntoma.
Implorar la protección de la Virgen de Zapopan
Por otra parte, hizo una invitación a implorar la protección de la Virgen de Zapopan, patrona de la Arquidiócesis de Guadalajara y protectora contra pestes y epidemias, para que se tome con plena conciencia y responsabilidad la presencia de este virus.
1 comment
No es acertada la medida. A menos que se lleve un lienzo debidamente limpio y se coloque sobre la palma de la mano, justo en ese momento (aunque de todos modos se toma con los dedos de la otra mano). De lo contrario se pone al Cuerpo de Cristo sobre una mano contaminada por las bancas, el papel de la hoja parroquial y el dinero que se entregó en la colecta, entre muchas cosas más, tras la última lavada de las manos antes de misa. Para colmo, en los templos que tienen baños, es muy raro que haya jabón y papel para secarse.
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