III DOMINGO DE CUARESMA
¿Doy culto a Dios en espíritu y en verdad?
Pbro. J. Jesús Suárez Arellano
¿QUÉ NOS DICE DIOS EN ESTE DOMINGO?
Éxodo 17, 3-7: La sed es la prueba más dura de los que viajan por el desierto, por eso el pueblo protestó contra Moisés… Dios hace que Moisés haga brotar agua de la roca para demostrarles que Él estaba con ellos…
Salmo 94: Con alegría, démosle gracias al Señor porque Él nos salva… No endurezcamos el corazón como nuestros antepasados; confiemos en el Señor…
Romanos 5, 1-2. 5-8: Pablo nos invita, ya que hemos sido justificados por la fe, a mantenernos en paz con Dios y a mantener la esperanza de llegar a la gloria… Cristo murió por nosotros cuando aún éramos pecadores…
Juan 4, 5-42: Jesús entra en un diálogo personal con la mujer samaritana pidiéndole un favor…. Él se le revela como el proveedor del agua viva que sacia nuestra sed de Dios… Los samaritanos le piden que se quede con ellos un tiempo…
REFLEXIONEMOS:
Hoy y los próximos dos domingos leeremos textos del evangelio de San Juan: el encuentro con la samaritana, la curación del ciego de nacimiento y la revivificación de Lázaro. Es como si Jesús nos dijera: Yo soy agua, yo soy luz y yo soy vida… Preparémonos porque Juan usa muchos símbolos para transmitirnos no sólo acontecimientos sino, sobre todo, la teología más avanzada del Nuevo Testamento…
Para comprender el Evangelio de hoy hemos de conocer un poco de la historia de los samaritanos: Compartían orígenes religiosos y étnicos con los judíos pues lo que en tiempos de Jesús se llamaba Samaría, antiguamente había sido la parte sur del territorio del Reino de Israel o del Norte. Los asirios se llevaron a los dirigentes y las clases altas y cultas de este reino al exilio, del cual nunca volvieron, y trajeron pobladores de Babilonia y Media que se fueron mezclando con los israelitas que habían quedado, así fue surgiendo un pueblo mestizo y con una religión sincretista que incorporó divinidades extranjeras a la antigua fe israelita… Por eso, entre los judíos y los samaritanos había una insuperable barrera hecha de desprecio y diferencias teológicas y cultuales…
Jesús, que va atravesando Samaría, vence las distancias y los prejuicios cuando se dirige a una mujer de aquel país para pedirle agua del pozo de Jacob: “dame de beber”. Y ofrece pagarle con otro favor: Darle agua viva que haga surgir un manantial en su interior… Jesús, que estaba cansado del camino, tenía sed de agua; la samaritana, que estaba cansada de buscar saciar su sed de amor y felicidad, tenía sed de una espiritualidad más sana… El agua siempre está ligada en la Biblia a la presencia del Espíritu de Dios, Espíritu que crea, limpia, purifica, alimenta, da vida, etc.…

Hoy, pues, la Palabra nos habla de sed: En la primera lectura escuchamos que el pueblo de Israel en el desierto era “torturado” por la sed… En el evangelio, Jesús manifiesta tener sed a aquella mujer samaritana que también tenía una sed no reconocida: sed de completarse, sed de felicidad, sed de realización, sed de Dios… Somos seres con sed, con necesidades; la sed que sentimos nos hace personas siempre inquietas, siempre en movimiento, siempre buscando. Procuramos calmar nuestras necesidades cueste lo que cueste… Y, a veces, no nos es fácil descubrir lo que realmente necesitamos de lo que pensamos que necesitamos. Es preciso ser muy observadores de nosotros mismos para poder descubrir no sólo lo que necesitamos, sino también el cómo y dónde lo buscamos… Buscamos poder, fama y placer; creemos que esto nos llenará el corazón, pero… Tenemos necesidades auténticas e inauténticas: hemos de distinguir lo que sí nos llena y lo que no nos llena… Convendría explorarnos para descubrir qué necesitamos y cómo procuramos alivio: ¿Realmente qué necesito? ¿Cómo lleno mi capacidad de afecto? ¿Cómo lleno mi necesidad de realización? ¿Cómo me sentiría reamente realizado y en paz? ¿Me doy cuenta que tengo sed de Dios? ¿Estoy buscando a Dios de verdad?
A veces también ignoramos o pretendemos ignorar nuestras necesidades; sofocamos nuestras necesidades superiores atiborrándonos de satisfactores inferiores…
Jesús, según su respetuosa pedagogía, va conduciendo a la samaritana a la profundidad de su alma, para que descubra sus verdaderas necesidades y para que encuentre maneras de satisfacerlas de verdad… A veces, a través de nuestras necesidades podemos encontrar a Dios, por eso, es bueno que nos preguntemos de qué es de lo que verdaderamente tenemos sed: ¿Tengo sed de reconocimiento, de amor, de cariño, de sexo, de aceptación…? ¿Dónde he buscado satisfacer mis necesidades? …San Agustín habla de un corazón inquieto que sólo encontrará descanso en Dios…
Tenemos pocos momentos de paz, somos una constante inquietud, una necesidad fluctuante… Es una sed que nos engaña y no sabemos cómo satisfacerla definitivamente… Hemos de saber escuchar nuestras necesidades, también descubrir que los demás no son responsables de nuestras necesidades; algunas las podremos satisfacer nosotros mismos, pero, otras, sólo Dios… ¿Qué es lo que realmente necesito?
Hay satisfactores inmediatos pero que se acaban: la fiesta, los amigos, la ropa, los viajes, las drogas, el alcohol, etc. Cuando pasan, sólo quedamos cansados y más inquietos… La sed es como una herida que nos enloquece y nos hace seguir buscando satisfactores, así podremos desgastarnos y perdernos…

Es necesario aprender a distinguir las necesidades reales y superiores de los antojos y deseos del ego… Una vez satisfechas nuestras necesidades, preguntémonos: ¿Llena mi corazón? ¿Me hace feliz de verdad? ¿Me da paz? ¿Me da plenitud de vida?
Una vez que Jesús condujo a la samaritana al autoconocimiento y autoentendimiento de sus necesidades y que la llevó a descubrir que para satisfacer su verdadera sed debía beber del agua viva/espiritual, es decir, adorar a Dios en espíritu y en verdad, ella se convirtió en apóstola; ayudó a sus paisanos que vinieron con Jesús y también se convencieron de su propuesta… ¡Hasta le pidieron quedarse con ellos unos días! ¡Aquellos medio-paganos saciaron más su sed de Dios que mucha gente piadosa de su tiempo!
PARA QUE TE ENCUENTRES CON DIOS, TE PROPONEMOS LOS SIGUIENTES EJERCICIOS PARA LA SEMANA:
- Te sugerimos que uses la “Pirámide de Maslow” para comenzar a explorar tus necesidades y las conductas que desarrollas para procurar satisfacerlas:
- Fisiología: respiración, alimentación, descanso, sexo, homeostasis…
- Seguridad: seguridad física, de empleo, de recursos, moral, familiar, de salud, de propiedad privada…
- Afiliación: amistad, afecto, intimidad sexual…
- Reconocimiento: autorreconocimiento, confianza, respeto, éxito…
- Autorrealización: moralidad, creatividad, espontaneidad, falta de prejuicios, aceptación de hechos, resolución de problemas…
Aunque este instrumento se queda en el nivel psicológico-emocional, te ayuda a percibir cómo le estás haciendo para satisfacer tus diversas necesidades y, también, en qué nivel estás focalizado (Aquí están enlistadas del nivel más bajo al más alto)…

¿Qué vas descubriendo de ti mismo? ¿Qué quieres hacer con esta nueva información?
- Profundizando más en lo anterior: Revisa las cosas que haces y de qué manera están llenado y dándole sentido a tu vida: Hay quién busca llenar su vida con ropa de marca, visitando lugares caros, llenándose de propiedades, conquistando éxitos, pidiendo aplausos y likes…
¿Tú que haces para calmar tu sed?
¿Cómo calmas tu sed de infinito?
En tu oración cotidiana, durante esta semana, dirígete a este Dios que hoy Jesús ha revelado como Espíritu, y pídele: que te dé su fuerza, su amor, su vida para adorarlo en espíritu y en verdad… que encuentres un sentido superior a tu ser y a tu quehacer en el mundo… que no tengas más sed de las cosas mundanas sino sólo de Él…
https://youtu.be/ytkLL90ma_Ahttps://youtu.be/ytkLL90ma_A