ABEL CAMPIRANO MARÍN

La Stampa, es un periódico fundado en el siglo XIX, el 9 de febrero de 1867 empezó a circular. Se edita en Turín y actualmente su tiraje lo coloca como el tercer periódico en importancia en Italia.
Este periódico nos dio un anticipo del Prefacio del libro Brulicante di vita (rebosante de vida) escrito por Fray Zdzislaw J. Kijas, publicado por Ediciones Messaggero en Padua, dedicado a los 800 años de la Regla de San Francisco de Asís aprobada en 1223 por el Papa Honorio III.
El prefacio del libro, fue escrito por el Santo Padre Francisco, y en el precisa la sabiduría del Santo de Asís, cuando sus discípulos pretendían seguir su modelo de vida y él, les recordaba que Jesús es el único Maestro, y por tanto el verdadero ejemplo a seguir.
El camino de Jesús, es nuestro kerigma de vida. Marcos (1,15) nos recuerda que el Reino de Dios está cerca, que debemos convertirnos y seguir el ejemplo que está plasmado en los Evangelios.
Lamentablemente, la vida actual va pasando entre la monotonía y el caos; estamos cultivando la materialización olvidando lo principal que es el espíritu, hemos abandonado la oración, la piedad; no podemos permitirnos asumir actitudes que perturben nuestra fe Cristiana.
La exhortación del Santo Padre en el prefacio del citado libro, es excelsa y yo
diría exultante, porque contiene un mensaje de paz y amor universal para tener un proyecto de vida gozoso y solidario y debemos volver a lo espiritual y dejar de lado lo material que es pasajero, transitorio.
El corazón y la mente deben cultivar nuestro sentido de humanidad.
No solo extender un saludo de paz en el rito previo a la Sagrada Comunión, mantener esa paz y ese amor al prójimo permanentemente, olvidándonos de rencores; pidiendo y otorgando el perdón a nuestros prójimos, pero de corazón y no de dientes hacia afuera.
Falsa e hipócrita resultaría entonces nuestra oración cuando le pedimos al Padre que perdone nuestras ofensas como nosotros perdonamos a los que nos ofenden.
Es tiempo hermanos, de arrepentirnos; volver a la senda del bien; creer en el Evangelio y seguir a Cristo Jesús, porque él es el verdadero y único Maestro. Lo dije párrafos atrás: Él es el camino, la verdad y la vida. Hay que permanecer en Él siempre, por los siglos de los siglos. Muy sencillo, predicar su Evangelio con nuestro ejemplo.
Que así sea.
Hasta otra vez.
PAX TECUM