Monserrat M. Cuevas
Fotografía: Víctor Esparza
Humberto Briones es sobreviviente a la pandemia del COVID-19. 12 días fueron los que estuvo en el Hospital General de Occidente (Zoquipan). Incertidumbre, miedo y tristeza, fue lo que vivió durante este período.
Su enorme fe y amor incondicional por sus hijos es lo que lo mantuvo luchando para salir de esta enfermedad.
“Agradecido con Dios, con la vida, por darme esta segunda oportunidad. No sabes la desesperación de saber si saldrás de esta o no”, dijo para Semanario.
Para Humberto la estadía en el Hospital de Zoquipan le dejó grandes aprendizajes, entre ellos, el cuidado permanente de la salud.
“Yo les aconsejó que creamos en esta enfermedad; es real, no es invento del gobierno, no es mentira, es real. Si presentan los síntomas, en verdad acudan al médico. De preferencia vengan al hospital donde haya área Covid, aquí se les darán un resultado más certero”.
Las consecuencias pueden ser fatales
Humberto presentó los síntomas de la enfermedad. Por decidía, -como él señaló-, no acudió a tiempo al hospital, lo que le provocó algunas complicaciones.
“Yo fui a un médico particular, él me dio otros resultados, nada que ver con Covid. Lo que me preocupaba, era que cada vez me sentía peor. Me hacía falta oxígeno y el medicamento que me recomendó, pues no más no me hacían efecto. Hasta que un día dejé la decidía y me vine aquí, al Hospital General de Occidente (HGO), me hicieron la prueba, pero para eso yo ya venía mal, y las complicaciones comenzaron”.
También señaló que, la mayoría de las personas que ingresan al HGO por COVID-19 no logran librar esta batalla como lo hizo él.
“Yo escuchaba que los doctores comentaban, fulanito acaba de fallecer, sutanito pasó a mejor vida… Ahí te entra el miedo, pero mi fe era más grande, las ganas de ver a mis hijos eran y es son más grandes que todo el miedo que llegué a sentir en el hospital. Me gustaría que todos tomáramos en serio esta enfermedad, insisto, no es invento”.
Fe como un grano de mostaza
“Cuando más lo necesitaba, ahí estaba”, dijo Humberto. La compañía espiritual en esta pandemia ha jugado un papel importante para los pacientes de COVID-19, principalmente aquellos que deben quedarse en el hospital.
“Cuando más necesitaba de ayuda, de un consejo, de un amigo, ahí estaba el sacerdote, un buen padre. Todos los días con las video llamadas, sembrándonos esperanza, a mí y a mi familia”, señaló Humberto.
El apoyo de la familia durante la enfermedad es fundamental, ya que ellos deben ser la fortaleza de los pacientes.
“Es desesperante no saber si tú enfermo la va a librar. Todos los días que veníamos esa era la incertidumbre, ¿va a salir de ésta?. Por las noches piensas, ¿Estará bien? ¿Cenaría bien?, pero cuando hacíamos las llamadas nosotros debíamos estar fuertes para él. La FE es lo que más nos ayudó, teníamos, ahora sí como dice la canción, una fe del tamaño de un granito de mostaza”, señaló la hermana de Humberto.
Agradecidos con el personal médico, de intendencia y por la labor de los sacerdotes, es como Humberto Briones y su familia regresan a casa, pero también con un gran aprendizaje: ‘Cuidar de la salud’.
Cuidarse es tarea de todos. ¡Juntos saldremos de esta!