MICHELLE FLETES
El pasado sábado 10 de junio se llevó a cabo la celebración del Corpus Christi en Guadalajara. La Misa inició a las 19:00 hrs, encabezada por el Cardenal José Francisco Robles Ortega y los Obispos Auxiliares Mons. Engelberto Polino Sánchez, Mons. Héctor López Alvarado, Mons. Juan Manuel Muñoz Curiel, Mons. Manuel González Villaseñor y Mons. Ramón Salazar Estrada.
La explanada del Templo Expiatorio fue el escenario de la celebración a la que los fieles católicos asistieron para refrendar su fe. Se estima que fueron alrededor de 6 mil personas entre feligreses, hermanos de la vida consagrada, seminaristas y Sacerdotes, quienes honraron el Cuerpo y la Sangre de Cristo. Además, la Eucaristía fue armonizada por el coro de La Schola Cantorum del Seminario Diocesano de Guadalajara.
El Cardenal José Francisco Robles, en la homilía, dijo que Jesucristo es la medicina que requiere nuestra pobre humanidad. Mencionó que la comunión total y plena es cuando comemos su Cuerpo y bebemos su Sangre, porque Jesucristo dijo: “Soy el Pan vivo que ha bajado del Cielo y el que come mi Carne y bebe mi Sangre está en mí y yo en él”.
“Jesucristo encontró la fórmula para estar en la más íntima cercanía de nuestra pobre humanidad… Él se quedó en el misterio de la Eucaristía no para ser adorado, se quedó en primerísimo lugar para ser comido, nuestro alimento porque la comida, la bebida nos hace entrar en este río de vida, de amor y de salvación que Jesucristo nuestro Señor nos ofrece por la comunión con Él”.
Al terminar la Misa, inició la tradicional procesión al llevar a Cristo Eucaristía en el Ostensorio sobre la plataforma elaborada por el personal de la Catedral de Guadalajara.
Inició en la Av. Enrique Díaz de León y luego siguió por la avenida Hidalgo. Cientos de fieles ya esperaban en la calle para comenzar el recorrido.
Durante la caminata, varias personas se fueron integrando a la procesión, animando con cantos y porras la devoción a Cristo Eucaristía.
La procesión llegó hasta la Catedral de Guadalajara y fue ahí que el Arzobispo José Francisco Robles dio la bendición con el Santísimo, la gente se arrodilló y al mismo tiempo repicaron las campanas de Catedral, para refrendar la fe de los católicos.
