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Incertidumbre, tristeza y ansiedad aumentaron las terapias al 70%

El cambio drástico que las personas enfrentaron a raíz de la pandemia del covid-19 ha provocado que cada vez sean más quienes solicitan ayuda para atender su salud mental.

Cristina Elizabeth Díaz Morales

Una de las mejores cosas que las personas podemos hacer es invertir en nuestra salud mental, es decir, buscar y pedir ayuda profesional cuando creemos que no podemos manejar situaciones que pueden llevarnos a padecer otro tipo de enfermedades mentales graves que, incluso, podrían hacer que se tomen decisiones equivocadas y tener un desenlace lamentable. Fue a partir de la pandemia del covid-19 que los trastornos mentales se detonaron y fueron varias las razones que lo provocaron, como el temor al contagio, el aislamiento repentino, la pérdida del empleo, de un ser querido, un negocio, la pérdida de la interacción social por la suspensión de clases, e incluso hasta le pérdida de la rutina cotidiana.

“Todos los problemas sociales que ya existían la pandemia los vino a enfatizar, y el simple hecho de que hubiera muchos cambios en tan poco tiempo sin que las personas pudieran asimilarlo progresivamente, fue como una especie de duelo en diferentes niveles; todos estos cambios son responsables de los síntomas depresivos de las personas”, explicó Giovanna Cortés Campos, profesora del Departamento de Psicología Básica del CUCS.

ANSIEDAD Y DEPRESIÓN

Estos cambios que se han registrado son los responsables de que se haya disparado la ansiedad y la depresión entre las personas, y que tan solo en los jóvenes y adolescentes se incrementara en un 70 por ciento la consulta en terapia. Explicó que existe una brecha de género muy marcada entre las personas que acuden a recibir terapia.

Alrededor del 80 por ciento del total siguen siendo mujeres las que acuden al servicio de salud mental, porque es una realidad que son las más afectadas.

El 20 por ciento restante son hombres, y generalmente acuden a terapia por cuestiones de estrés y ansiedad, pero en su mayoría por cuestiones laborales, a diferencia de las mujeres que tratan más las cuestiones de pareja.

Entre los adolescentes y jóvenes, el tema de la aprobación e imagen es el mayor motivo por el que acuden a consulta. “Los adolescentes están en la etapa de buscar su identidad y se dejan influenciar por los personajes de las redes sociales, aunque se da un referente, lo hacen de manera distorsionada, que los impacta negativamente”.

La profesora del Centro Universitario de Ciencias de la Salud (CUCS), de la Universidad de Guadalajara, explicó que este sector de la población se ha visto impactado en varios aspectos que ha detonado la ansiedad o depresión, porque han tenido que esforzarse en adaptarse a los cambios: se esforzaron demasiado en estar en casa, en aislamiento, y ahora se están esforzando en retomar sus actividades cotidianas, ya que muchos de ellos se acostumbraron a llevar una vida en solitario.

Entendiendo las emociones

Conocer nuestras emociones nos ayudará a entenderlas y, de esa manera, tratarlas. La ansiedad es una sobre activación del sistema nervioso, es decir, cuando estamos viviendo algo que nuestro cerebro interpreta o percibe como una amenaza, que nos puede afectar de alguna forma, inmediatamente nuestro cerebro se prepara para reaccionar.
Los síntomas de la ansiedad pueden ir desde presentar una taquicardia, ganas de salir corriendo del lugar en donde te encuentras, náuseas, aumento de la respiración o dolor del estómago. Ante una amenaza, el organismo reacciona de dos maneras: una es peleando y otra es huyendo, son mecanismos instintivos que tenemos innatos.

Para tratar la ansiedad, primero es necesario que las personas identi­fiquen qué es aquello que les está generando el malestar. La depresión se de­fine como una enfermedad o trastorno mental que se caracteriza por una profunda tristeza, decaimiento anímico, baja autoestima, pérdida de interés por todo y disminución de las funciones psíquicas.

Cuidar la salud mental es indispensable

Giovanna Cortés Campos, profesora del Departamento de Psicología Básica del CUCS, explicó que la depresión puede confundirse con la tristeza; ésta es una emoción completamente natural y sana en todos los mamíferos, “la tristeza se activa cuando estamos viviendo una situación de pérdida, cualquier tipo de pérdida, aunque sea mínima, automáticamente se activa la tristeza, que tiene la función de ayudarnos a reconocer el valor de esa pérdida”.

Es a partir de esta situación que se debe hacer un trabajo interno para recuperarnos de la pérdida, esa es la función sana de la tristeza; sin embargo, por cuestiones culturales, a las personas no les gusta sentir tristeza, sienten ese rechazo por lo mismo.

“Es muy común ver que las personas estaban viviendo una pérdida y sentían tristeza, pero en lugar de aceptarla, escucharla y llevarla de una forma sana, empezaban a decirse a sí mismos que no podían sentirse tristes por cuidar la imagen que le darían a su familia. Otras personas creen que si están tristes se pueden enfermar o simplemente no quieren mostrase vulnerables, y entre más resistencia se ponga a la tristeza, se incrementan los síntomas, y esto termina en una depresión”.

Brindando ayuda

Cuidar nuestra salud mental y la de los nuestros debe ser una prioridad. Ante el incremento de la ansiedad y depresión entre los adolescentes y jóvenes, la profesora universitaria Giovanna Cortés Campos hace una serie de recomendaciones a los padres de familia: una vez a la semana, reunirse toda la familia para conocer los gustos, actividades e intereses de sus hijos, puede ser durante la cena, el desayuno o cualquier momento del día, lo importante es tener una comunicación y conexión con los hijos y estar al pendiente de cambios drásticos.

Y en el caso de los adolescentes, es importante mantener buenas relaciones de con­fianza con la familia, con amigos, ser más críticos de todo lo que ven a su alrededor, sobre todo a través de las redes sociales –para que tengan claro que no todo lo que pasa ahí es real–, cuidar de su salud, de sus hábitos y cualquier cambio que noten extraño, tengan la con­fianza de pedir ayuda en caso de que no puedan manejar solos la situación y evitar que termine en una consecuencia mayor.

Finalmente, la profesora del Departamento de Psicología Básica del CUCS, Giovanna Cortés Campos, destacó que uno de los aspectos positivos que ha dejado la pandemia del covid-19, es la importancia de atender la salud mental que, en su opinión, es la base de la salud física.

“Así como acudimos al médico cuando presentamos algún dolor, es importante acudir a un especialista de la salud mental cuando notamos cambios en nuestras emociones que no podemos manejar”.

LA UNICEF ALERTA SOBRE SUICIDIO DE ADOLESCENTES

De acuerdo al informe El Estado Mundial de la Infancia 2021 del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), que examina la salud mental de los niños, los adolescentes y los cuidadores, prácticamente en cada rincón del planeta los trastornos mentales (y la falta de respuestas adecuadas) siguen infligiendo un sufrimiento considerable en los niños y los jóvenes, y representa una de las principales causas de muerte, enfermedad y discapacidad, especialmente entre los adolescentes. Incertidumbre, soledad y tristeza, son sus principales emociones.

Se estima que un 13% de los adolescentes de entre 10 y 19 años padece un trastorno mental diagnosticado. El porcentaje es mayor de quienes no lo están.

El informe señala que el suicidio es la cuarta causa principal de muerte entre los adolescentes de 15 a 19 años. Cada año, casi 46 mil niños de entre 10 y 19 años se quitan la vida, es decir, un niño cada 11 minutos.

EL DATO

• De acuerdo con el director del Instituto Jalisciense de Salud Mental, Francisco Javier Ramírez Barreto, en los últimos cuatro meses y medio se han recibido alrededor de 60 mil llamadas al número 075 que atiende a personas con depresión y ansiedad.

• Mencionó que las enfermedades mentales se han incrementado un 30 por ciento a raíz de la pandemia de covid-19. “La ansiedad, por supuesto, es la reina, seguido de los trastornos depresivos, el consumo de sustancias y lo que esto genera, como los cuadros psicóticos te diría que es el tercer lugar. Realmente, tenemos incrementos de 30 por ciento alrededor, tanto de depresión como ansiedad”.

• El Instituto Jalisciense de Salud Mental, llamado SALME, que se ubica en el interior del Hospital de Zoquipan, otorga un promedio de 45 mil consultas cada año, su línea telefónica (075) es gratuita y confidencial, las 24 horas al día los 365 días del año.

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