Dios es amante de la vida… No se puede, no es justo “deshacerse” de un ser humano, aunque sea pequeño para resolver un problema.
Papa Francisco
Fernando Díaz de Sandi Mora
Un día de pronto desperté y el derecho a vivir se había convertido en una opción que depende de la voluntad, la consciencia y el corazón de una persona. Hasta donde yo recuerdo la vida es un derecho, por eso ahora me saca de balance la idea de pensar que alguien nos otorgue “permiso” para nacer.
El ser humano “moderno” se ha creado un montón de falacias y premisas insostenibles para justificar el aborto. Tristemente muchos hombres, pero sobre todo muchas mujeres construyen argumentos a modo, escuetos y sin solvencia moral ni ética alguna, con el terrible objetivo de defender lo indefendible: asesinar, de una y mil formas, al ser humano que se gesta en el interior.
Perdón por tener una cabeza tan dura y quizás tener un poco entelarañados mis conceptos, pero no encuentro en medio de mi lógica personal una razón o motivo que justifique el hecho de matar a una persona cuyo único “error” es la intención de llegar a este mundo a “probar suerte” en la vida.
¡Y comienzan los sombrerazos…! Que porque es su cuerpo y tienen derecho sobre él… Que los hombres no tienen ningún derecho de opinar sobre el tema… Que los que se oponen son gente “mocha” del templo… Que porque hasta no sé qué semana de gestación la persona en el vientre todavía no es persona… Perdón, pero esos no son argumentos… Son pretextos para no asumir la responsabilidad de nuestras decisiones y nuestros actos.
Desmiéntanme, pero creo que hay al menos algunas cuantas opciones antes de pensar en sacrificar una vida inocente.
A mí sí me dieron permiso. Hace casi medio siglo, aquel par de jóvenes, mis padres, prácticamente recién casados, me dieron permiso de nacer. No había mucho dinero, ni siquiera un trabajo seguro; mi hermano, el primogénito apenas había nacido dos meses antes de que yo comenzara a existir en el vientre de mi madre. No puedo imaginar la sorpresa y la angustia de aquellos dos jóvenes, al saberse nuevamente embarazados. Pero, aquí estoy… Nací, me lo permitieron aún en medio de su novatez y sus carencias; lo que nunca les faltó fue la consciencia, el amor y la fe. Y si tú me estás leyendo, agradezco a tus padres que también te dieron ese “permiso” de nacer. ¡Nos dieron permiso para ejercer lo que es nuestro derecho!
Perdona el sarcasmo, pero quiero sacudir la consciencia de hombres y mujeres que miran el aborto como una opción… ¿Opción de qué? ¿Bajo cuál pretexto van a matar a un inocente? ¿Cuál es el cargo por el que se ordena la ejecución?
Así que, ¿quién eres tú para dar “permisos para vivir?” Simplemente nadie…