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JORGE ROCHA
ACADÉMICO DEL ITESO

En los últimos días hemos sido testigos del enfrentamiento entre poderes en México. Por un lado, el Ejecutivo Federal acusa al Poder Judicial de gastos excesivos, por otro, el Poder Legislativo aprueba un presupuesto de egresos para el próximo año, donde se reduce el monto asignado al Poder Judicial en 15 mil millones de pesos y con ello se afecta a 13 fideicomisos, donde la mayoría tienen que ver con pensiones complementarias y acceso a servicios médicos complementarios.
La respuesta de los trabajadores del Poder Judicial son manifestaciones en varios estados del país y a la par hay una explicación tardía de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, que da a conocer el motivo de la existencia de estos fideicomisos.
SEGÚN LA “CONMENTOCRACIA”
Alrededor de este conflicto, los actores políticos y la comentocracia que apoya al Presidente López Obrador justifican esta reducción y argumentan que el Poder Judicial ha sido una instancia donde los excesos y privilegios se tienen que acabar. Por otro lado, los actores políticos y la comentocracia anti-lopezobradoristas se oponen a estas reformas y afirman que es un embate que va en contra de la autonomía de este Poder. El problema de estas afirmaciones es que no dejan entrever los asuntos que efectivamente afectan al Poder Judicial de forma estructural y, por lo tanto, no permiten que realice su función de forma adecuada.
A continuación, pongo algunos de estos aspectos:
1) Falta de autonomía presupuestal. El Poder Ejecutivo Federal es el encargado de diseñar el proyecto de ingresos y egresos de la administración pública y esto le permite asegurar que tendrá los recursos necesarios para llevar a cabo sus funciones. El Poder Legislativo es el responsable de aprobar el presupuesto, en concreto la Cámara de Diputados y en estricto sentido, es el único poder que se autoasigna su presupuesto.
El Poder Judicial, en materia presupuestal, está a expensas de lo que los otros poderes le quieran otorgar.

La necesidad de garantizar la autonomía del Poder Judicial pasa por la certeza de contar con un presupuesto que esté fuera de las rebatingas políticas, esto se ha planteado desde hace décadas, pero ningún partido de los que han gobernado ha dado un paso adelante al respecto.
Tanto para Acción Nacional, como para el Revolucionario Institucional y ahora para Morena, ha resultado conveniente mantener esta dependencia.
La única forma de resolver este asunto es que el Poder Judicial tenga un presupuesto constitucional que le permita tener sus recursos asegurados y fuera de vaivenes políticos. Lo que ahora sucede tiene su origen en este añejo problema.
2) Altos niveles de impunidad. Distintos estudios en la materia, tanto de académicos como de organizaciones de derechos humanos han documentado que la impunidad en México es insostenible, las cifras pueden tener algunas discrepancias, pero hay un consenso de que en México el nivel de impunidad está alrededor del 90%, esto significa que de cada 100 delitos que se comenten en México, sólo en diez existe la posibilidad de alcanzar justicia.
Este problema tiene años, el Poder Judicial es uno de los principales responsables de ello, pero hasta ahora no se ha hecho nada para bajar estos preocupantes índices de impunidad. Esto habla de que el nivel de eficiencia de este Poder es muy bajo, es cierto que hay razones atribuibles a otros actores, pero otros muchos que son plena responsabilidad de este Poder.
Insisto en que éste también es un problema de larga data.
3) Manejo de recursos poco transparente. No podemos dejar de señalar que el Poder Judicial ha estado inmiscuido en problemas de excesos. Salarios muy altos de magistrados, pagos de seguros médicos privados y ejemplos de privilegios, a los que se añaden señalamientos de nepotismo y otro tipo de prácticas no deseables. Es cierto que esto no puede generalizarse, pero la imagen que en general tienen los jueces y juezas en México es mala, muy mala.

El fondo del problema, para mi particular forma de pensar, es que en México nunca hemos arribado a un sistema político con verdadera autonomía de los tres poderes y por lo tanto, nunca hemos tenido un sistema de contrapesos políticos sólidos.
Algunos añoran un pasado que no existió y otros dicen que llegamos a la tierra prometida.
Tan falsa una afirmación como la otra y lo que ahora vivimos es un ejemplo más de este problema estructural y añejo.

Correo electrónico: jerqmex@hotmail.com

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