Nuevas Emprendedoras de Negocios por Internet
Monserrat Ayala Razo

Más vale “neni” que “nini”. Se trata de mujeres que buscan llevar el sustento a sus hogares a través de las ventas por redes sociales. La cultura machista se burla de ellas, sin embargo, su trabajo es digno y busca sumar a la economía doméstica.
El término “nenis” fue un apodo originado en redes sociales, el cual hace referencia a las personas, en especial mujeres, que se dedican a vender productos o servicios a través de Facebook Marketplace, Instagram o WhatsApp.
La palabra “nenis” surgió como un adjetivo burlón y peyorativo, cuyo origen radica en una de las frases comunes utilizadas entre quienes venden y compran por redes: ¿dónde entregas nena?, me llega mercancía el viernes nena; hermosa, te invito a conocer mi página ahí tengo más cositas.
Y es que una de las características de este tipo de comerciantes es que entregan sus productos en “puntos medios”.
La pérdida de empleos tras la pandemia por covid-19 aumentó más las ventas por plataformas digitales, pues son una forma de seguir ofertando sus productos así como vender las cosas de poco uso que se tenían en casa.
Si bien el apodo de “las nenis” es reciente, el comercio en las redes sociales según expertos en economía, tiene aproximadamente 10 años.
Historia de Éxito
Sandra Alejandra de los Santos Márquez nos cuenta su experiencia: “Empecé comprando y después vendiendo la ropa de mi hija. Ya después conocí proveedores y así fui creciendo el negocio de venta de ropa y accesorios para niños y niñas”.
Desde hace aproximadamente 8 años Sandra conoció el mundo de los bazares y la venta de ropa en redes sociales. Al inicio compraba ropa para su familia y posteriormente conoció a las vendedoras por mayoreo. “Yo veía dónde compraban las que traían ropa nueva o de segunda en excelente estado y empecé agregar bazares de Tijuana, comparaba primero ropa para mi hija y después ropa que me gustaba la compraba y la revendía. Así fue como comencé a comprar más y más”.
Todo comenzó con una maleta y en compañía de su esposo, se estacionaba en las calles aledañas al Parque Revolución, mejor conocido como el Parque Rojo. Cuando él no podía acompañarla, buscaba espacio en los bazares cercanos para vender su mercancía. Así, se hizo de un local, sin embargo la zona solo se reactivaba los fines de semana así que armó rutas de entrega en el recorrido de su casa al local y de regreso, con horarios y puntos de entrega específicos.
Gracias a la Pandemia
Ante el cierre de negocios y plazas comerciales para evitar mayores contagios de covid-19, la compra de artículos por internet aumentó, y este espacio supieron aprovecharlo algunas personas para aumentar sus ventas o incursionar en nuevos negocios. “El hecho de no ir a plazas, nos daba esta posibilidad de crecimiento, porque hacemos que no salgan de sus casas con la entrega a domicilio o también porque no se desvían de sus rutas cuando tenemos varios puntos de entrega”.
“Si a mí me va bien, puedo ayudar a más personas”
Sandra es casada, mamá de tres hijos y por ende sabe que las necesidades económicas en este tiempo son muchas. Ella y su esposo han buscado la forma de crecer su negocio y contratar a más trabajadoras, sobre todo mujeres, que necesiten del ingreso.
Actualmente tiene 32 puntos de entrega en la zona metropolitana de Guadalajara que cubren con el apoyo de su esposo. Son tres mujeres que la poyan de planta a la semana, y los días con más trabajo contrata por día a 7 personas. “Empecé yo sola, tomando fotos, subiendo al Facebook, empacando y entregando con la ayuda de mi esposo. Después una vecina se ofreció a ayudarme y le tomé la palabra. Después supe de otra vecina, una señora grande que se quedó sin trabajo y estaba un poco deprimida, y esa señora comenzó a ayudarme, luego otra vecina me pidió también trabajo y está conmigo de planta, también una mamá soltera”.
“Lo que yo digo a quienes quieren empezar con algún negocio propio es que no se desesperen, que sean constantes, que buscan innovar”, señaló la entrevistada.