Querida Lupita:
Estoy preocupada porque mi hija dice que no enviará a sus hijos al catecismo para que ellos elijan lo que quieran creer cuando sean adultos. Mi hija ha dejado de ir a misa. Ella y su esposo son buenas personas pero me duele que se están apartando de su fe.
María H.
Hermana mía, María:
Una estudiante de música me contaba que estaba aprendiendo a leer partituras en clave da fa. Seguramente notó en mi expresión una duda y por eso aclaró: toda la música cambia si se escribe en clave de fa o en clave de sol. Creo que, del mismo modo, la melodía de la vida cambia en función de la “clave” en que la vemos: clave mundana o clave de fe.
Recordé una escena que me conmovió un poco antes: mi mamá se acercó a mí para contarme cómo le había encantado escuchar a mi hermana pedirle a su pequeño de tres años que se despidiera de la abuelita y le pidiera su bendición, su tierno nieto se acercó a ella con respeto, bracitos cruzados y cabecita inclinada. La feliz abuelita, con un nudo en la garganta y una sonrisa en el rostro, impartía la bendición y daba gracias a Dios pensando que es así como se transmite la fe. -Ese chiquito- me dijo -ya tiene sembrada una semilla que dará fruto a su tiempo-.
Cómo cambia la vida familiar cuando se vive en clave de eternidad, en clave de fe. Los pequeños aprenden a valorar todo como un don de Dios y por tanto se transforman en almas agradecidas con todas las favorables consecuencias que aporta esta actitud.
Actualmente, las neuro-ciencias confirman que la persona agradecida, tiende a ver el lado positivo de todas las cosas, su pensamiento se centra en lo que tiene y no en lo que le falta, con lo cual se favorece el desarrollo cerebral saludable.
¡Que los padres jóvenes no teman transmitir la fe a sus hijos!, es la base más sólida para formar personalidades seguras y exitosas. Si queremos hijos buenos, santos y felices, recordemos que hemos de educarles para “hacer el bien” y no para “pasarla bien”.
En tiempos en que la familia es más atacada que nunca, debemos fortalecerla con la clave que le permitirá sanar y triunfar: la fe.
Lupita Venegas/Psicóloga
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