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Pbro. Armando González Escoto

El respeto y aún la permanencia de cualquier autoridad dependen de su capacidad para garantizar la vida, los bienes y la paz de la sociedad.

Para que la autoridad pueda cumplir estos requerimientos esenciales, existen las fuerzas del orden. Pero si la gente pierde el respeto a las fuerzas del orden ya no queda sino el caos total. Ahora bien, ¿por qué se pierde ese respeto? Por los abusos de autoridad, la ineptitud para cumplir su tarea, o peor aún, cuando dichas fuerzas se hacen cómplices de los delincuentes.

A diferencia de otras naciones, en México la fuerza pública no ha logrado todavía ganarse el respeto de la sociedad, pese a que se ha trabajado en este asunto desde hace varios sexenios. Por otra parte, no debemos ignorar el poder de la delincuencia organizada, pues ha mostrado la capacidad que tiene para someter por el soborno, o por el chantaje y la muerte, a los guardianes del orden público.

Pero no para ahí el problema, de pronto ha surgido en México, de manera incontenible, un fenómeno que algunos llaman movimiento anarquista, cuyos integrantes se hacen parte de todo tipo de manifestaciones para cometer todo tipo de destrozos y agresiones a los bienes públicos y privados. Protecciones, vallas, barreras, todo ha sido inútil a la hora de enfrentar a estas personas, que se vuelven intocables en la medida que se les confunde con los manifestantes de cualquier causa, de esta forma el libre y legítimo derecho que tiene la sociedad para protestar ante tales o cuales situaciones manifestándose públicamente, incluye para los anarquistas, el derecho a ir contra los bienes de personas ajenas a los motivos de marchas y protestas, como hemos podido ver tantas veces.

Como si llevar pancartas no bastara, ahora todas las paredes se vuelven pancarta en la medida que los manifestantes, anarquistas o no, se dedican a pintar sobre ellas consignas, denuncias y condenas. ¿Es constitucional reglamentar las marchas? ¿Es constitucional filtrar a los manifestantes, como se hace cuando se desarrollan fiestas cívicas? ¿Es constitucional proteger a los manifestantes de los anarquistas? ¿Las personas afectadas en sus bienes tienen derecho a que el gobierno repare los daños que sufren?

Si el anarquismo no representa a la sociedad, ni a quienes convocan a una manifestación, ¿por qué se le otorga tanto respeto, aún en el acto de cometer destrozos? ¿Para no desprestigiar más a las fuerzas del orden o al gobierno?

Tampoco conviene olvidar que el anarquismo no es gratuito, al margen de los anarquistas a sueldo, que también los hay, el anarquismo suele ser fruto de situaciones desesperadas, de callejones sin salida que se quieren abrir camino por el medio que sea, con frecuencia son la expresión violenta de la impotencia de la sociedad, de la impunidad crónica, de la falta de respuestas creíbles, incluso suelen ser la antesala de las guerras civiles ¿estarán conscientes de esto nuestras autoridades?

Correo: armando.gon@univa.mx

Tags: Anarquismo

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