Mtro. Fernando Nadiel Sánchez Martínez
La globalización es un acontecimiento histórico ante el cual no podemos quedar ajenos ya que el impacto que genera en la vida de cada uno de nosotros es inmediato y trascendental.
En cierto sentido, participamos de la ubicuidad e incluso de la omnipresencia, ya que los eventos económicos, culturales, religiosos, sociales, que se llevan a cabo a miles de kilómetros de nuestro lugar de origen son incluso más cercanos a nosotros gracias a las nuevas tecnologías de la información y comunicación. Esto conlleva nuevas responsabilidades ante los nuevos desafíos que enfrenta la humanidad, ello a pesar nuestro, ya que además de compartir el planeta con un poco más de 7500 millones de personas, así como 10 millones de especies por lo menos conocidas, vivir en un mundo armónico es cada vez más complejo. Aunado a ello las nuevas amenazas a la salud que ponen en peligro la vida de las personas de manera global hacen que la vida sea cada vez más frágil de lo que se creía y como se había experimentado en siglos pasados.
De esta manera, la responsabilidad ética de cuidarnos unos a otros se vuelve primordial en los tiempos posmodernos, de hecho, tendríamos que ser conscientes de una ética intergeneracional que haga presente la importancia que tienen nuestras decisiones el planeta y que, en definitiva, afecta a las futuras generaciones, ya que también los seres humanos que no han nacido, pero están por venir, deben encontrar los ambientes propicios para su subsistencia.
Para ello, la fe, es una fuente inagotable de responsabilidad social, ya que, así como el hambre, la marginación y la pobreza delos demás, del prójimo, nos interpela esperando que podamos reconocer al resucitado en ellos mismo siendo capaces de abrir los ojos con el ímpetu de comenzar la búsqueda del bien común y la justicia social, de la misma manera, el cuidado de los otros en el que Cristo está presente implica una reeducación en la manera de hacer frente a nuevos problemas, especialmente aquellos que afectan directamente la salud no solo personal, sino comunitaria.
Es así como cuidar nuestra salud y la de los demás, al igual que asistirles en sus necesidades, nos lleva a cumplir uno de los mandamientos más grandes y que San Agustín confirmaba con su expresión “Ama y haz lo que quieras”, amar al prójimo como a sí mismo.
*Docente UNIVA Plantel Guadalajara