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Por Nicolle Alcaraz

Nacido Jesús en Belén de Judea, en tiempo del rey Herodes, unos magos que venían del Oriente se presentaron en Jerusalén, diciendo: «¿Dónde está el Rey de los judíos que ha nacido? Pues vimos su estrella en el Oriente y hemos venido a adorarle.» (Del santo Evangelio según San Mateo 2, 1-12)

La Epifanía o manifestación del Señor, es conocida entre la población como el Día de Reyes y se celebra el 6 de enero. Si bien en tierras tapatías no es tan común esperar a esta festividad con ansias, como sucede en la Ciudad de México, eso no significa que deje de ser un momento especial, además de una invitación para conmemorar la adoración al Niño Jesús por parte de estas tres figuras: Melchor, Gaspar y Baltazar.

Es así que, hoy en día, la intención de esta conmemoración es festejar la llegada del Hijo de Dios al mundo, símbolo de esperanza y salvación. Por lo que, a través de la historia de los tres Reyes, quienes fueron guiados por la estrella de Belén, es como se llama a todas las personas de la tierra a adorar al Señor, independientemente de las inclemencias que puedan suscitarse en el camino.

Origen de la epifanía

La palabra Epifanía significa manifestación o iluminación. Si bien hoy ese día ha sido reclamado por la fe católica para conmemorar a los Reyes Magos, que comentábamos, por mucho tiempo durante el 6 de enero se celebraba el nacimiento del dios Aion. Esto debido a que se creía que durante el solsticio de invierno él llegaría a manifestarse, momento que coincide con esa fecha en particular.

Sin embargo, pasado el tiempo, el día de los Santos Reyes “sustituyó a los cultos paganos de Oriente, celebrando en esa misma fecha la manifestación de Jesús como Hijo de Dios, ante los sabios que vinieron de Oriente a adorarlo. La tradición pasó a Occidente a mediados del siglo IV, a través de lo que hoy es Francia”. (Tere Vallés, Catholic.net).

Recordemos que fueron estos magos, entendiendo por mago a aquellos pertenecientes a la casta sacerdotal persa, que además son considerados sabios o buscadores de la verdad (Papa emérito Benedicto XVI) quienes, deslumbrados por la estrella de Belén, decidieron seguirla, estando seguros del arribo de un nuevo Rey.

Por lo que emprendieron un viaje de más de 80 días hasta llegar al pesebre en donde se encontraban Jesús, María y José; al reconocer al hijo de Dios, decidieron colmarlo con obsequios: la mirra, el incienso y el oro.

Dato curioso: La rosca de reyes

La rosca es también una tradición heredada de las celebraciones llevadas a cabo durante el solsticio de invierno. En estas se horneaba un pan circular en donde se solía esconder una haba, la cual dotaba a aquel que la encontraba con el poder de ser nombrado rey por un día.

Posteriormente, en España, la Iglesia Católica optó por emplear el pan durante la celebración de la Epifanía, en donde definieron su forma ovalada, que representa el amor infinito a Dios; añadieron algunas frutas secas para adornar, que recuerdan a las joyas de las coronas que portaban los Reyes; y, finalmente, en lugar de la haba se decidió esconder la figura del Niño Jesús, simbolizando aquellos días en donde el Mesías tuvo que ser resguardado de las garras de Herodes.

Manjar que no puede faltar

Esta tradición fue heredada a nosotros tras la conquista y aunque en un principio se acostumbraba utilizar acitrón para adornar a las roscas, este dejó de emplearse en años recientes debido a que provenía de una planta denominada biznaga, la cual se encuentra en peligro de extinción.

Además, aunque la rosca es también un manjar que se disfruta en países como Francia y, por supuesto España, en México decidimos sumarle un elemento más:

Aquel que encuentre la figura de Jesús, “habrá de cuidarlo y llevarlo a bendecir a la Iglesia, festejando con tamales y atole el 2 de febrero, Día de la Candelaria”. (Coordinación de Nutrición, UNAM).

Tradición en Cajititlán

A 35 kilómetros del centro de Guadalajara, se encuentra el pueblo de Cajititlán, donde se ubica la Parroquia de los Santos Reyes, lugar que año con año recibe a miles de personas desde diversas partes de México y el mundo desde finales y principios de año para a visitar a los famosos magos.

Tan solo en la última quincena de 2018, se recibieron a más de un millón de personas, informó el Padre Enrique Rentería, párroco del lugar.

Señaló que como el año pasado tuvieron que ser suspendidas las fiestas populares, esperan que este 2022 la afluencia sea mayor.

El presbítero aclaró que se han implementado las medidas sanitarias necesarias para garantizar el bienestar de los asistentes, quienes podrán disfrutar de las solemnes celebraciones desde el día 30, de diciembre, inauguradas con el ensayo Real de las Danzas, hasta el día 23 de enero con la participación de las comunidades de la Parroquia de Nuestra Señora de Guadalupe de la Calera y San Juan Evangelista. 

El día 6 de enero, comentó el sacerdote Enrique Rentería, se reserva para las visitas a los Santos Reyes. Por lo que únicamente se llevan a cabo las misas, la imposición de capas y el tocamiento de estas, que consiste en que quienes acuden puedan acariciar la indumentaria de los magos.

Mientras que el día 7 de enero, salen los Santos Reyes a la laguna; primero realizando un recorrido por el pueblo, para después embarcarse por alrededor de una hora en dicho cuerpo de agua. Por último, regresan al templo para celebrar la eucaristía a la 1 pm.

“Es importante alimentar la fe de las personas mediante esos momentos (…) todos los de aquí y los de fuera, tengamos la intención de los Santos Reyes. Que es siempre venir y adorar al Señor, como los hicieron ellos. Creo que ellos nos dan ese ejemplo (…) buscar al Señor, buscar la estrella, estar con Dios; postrarse y adorarse. Y, también, un segundo aspecto es el deseo de servirlo, de darle, de ser con Él generoso. Dar a Dios nuestro tiempo, nuestra vida y nuestra persona en su servicio y obra”,  añadió el Señor Cura.

Dato curioso: El zapato bajo el árbol

La tradición señala que se debe dejar un zapato al pie del árbol de Navidad para asegurar la llegada de obsequios durante la madrugada del 6 de enero. Sin embargo, esta práctica carece de un origen concreto, ya que existen diversas leyendas y especulaciones que parecen explicar el fenómeno, más no terminan poniéndose de acuerdo.

Una de ellas menciona que todo surgió a partir de las buenas intenciones de un grupo de niños, quienes se conmovieron al ver a Jesús descalzo y decidieron lavar un par de zapatos y dejarlo secar al pie de su ventana. Esa noche, los Reyes Magos pudieron apreciar el gesto, y en símbolo de gratitud, dejaron golosinas y juguetes a un lado del calzado, en forma de reconocimiento.

Otras personas insisten en que dejar los zapatos en las faldas del árbol permite a los Reyes saber cuántos individuos habitan ese hogar, mientras que hay quienes afirmar que este hábito estuvo inspirado por San Nicolas de Bari (figura que inspiró a la creación de Santa Claus), quien fue sumamente rico, pero que optó por regalar su fortuna a los más necesitados y cuyo padre era zapatero.

Sea cual sea el motivo, está claro que los años han ido reforzando esta práctica. Que, aunque su procedencia sea nebulosa, son figuras importantes en los festejos del nacimiento de Jesús.

@arquimedios_gdl

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