Seminarista Pablo César Rodríguez Román, 1º. De Teología.
En las distintas casas de formación del Seminario de Guadalajara tenemos actividades diversas durante toda nuestra jornada, como por ejemplo, el encuentro con el Señor, que nos ha llamado a seguirlo, la formación académica e intelectual, la oración en distintos momentos del día, el momento esperado de compartir los sagrados alimentos y por supuesto, el deporte.

Sobre este último hablaremos hoy, el deporte, que forma parte de nuestro día a día y que nos ayuda a fortalecernos, y estar fuertes en cuerpo y alma es algo que todo Cristiano debe buscar siempre para poder así servir a los demás, en nuestro caso particular, para prepararnos a la gran misión de servir a los demás hermanos por Cristo y en Cristo.
Las disciplinas deportivas que son más comunes a desarrollar en nuestro seminario son el futbol, basquetbol, voleibol, atletismo, gimnasio entre otros más en que los seminaristas de todos los grados o cursos académicos lo dan todo, en un ambiente de fraternidad en que no importan los grados de estudio, sino la hermandad de seguir a Cristo.
Es entrega…
El ser Joven es una etapa única y eso lo sabemos nosotros que ahora vivimos esta entrega a Jesús desde nuestra juventud y queremos entregarnos lo mejor posible en todo cuanto hacemos, este hábito del deporte nos ayuda a nuestra salud, no solo a los seminaristas, futuros sacerdotes, sino a toda persona, y es parte de la vivencia de nuestra fe a la vez, ya que somos cuerpo y alma, y nuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, hay que fortalecerlo, conservarlo y cultivarlo para que a la vez, podamos tener una mente sana, en cuerpo sano y este mismo cuerpo sea santo en el esfuerzo cotidiano dándolo todo de sí.
La importancia del deporte, más allá del aspecto exterior que podría producir, tiene un sentido mucho más profundo, y es que más que recordar los beneficios que tiene en la salud, las funciones cerebrales, es que ayuda de manera profunda a la vivencia de las virtudes cristianas, da una sanidad al cuerpo que permite la correcta concentración en los momentos de oración, meditación y de estudio, ayuda a mantenerse en buen estado de salud y nivela el estrés, de manera que podemos cultivarnos así como personas de fe en las ciencias humanas y divinas.
Sus frutos
La fraternidad en el deporte, por la convivencia misma que demanda es algo que nos lleva a un conocimiento mismo del otro, de sí mismo, y que nos va formando en las virtudes como la perseverancia, la fortaleza, templanza, prudencia y la justicia, porque el dominio de sí también se aprende, y para toda persona, todo cristiano es sumamente importante.
¡Tú también puedes hacerlo!
Una invitación a todo lector es que sin importar su edad, no olvides que es importante la actividad física, si ya tienes el hábito de realizar actividad deportiva, es algo excelente que no puedes dejar de cultivar, verás los grandes beneficios en tu propia salud, y si aún no lo has generado ¡nunca es tarde para comenzar! Recuerda que el crecimiento intelectual, social, humano y espiritual es siempre integral, nunca debes separarlos ni darle mayor importancia a un área que a otra, siempre ten entusiasmo por realizar actividades nuevas y disfrutar de la vida que Dios te ha dado cuidando tu cuerpo y tu salud.