Fabián Acosta Rico
El presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, padre de la Cuarta Transformación; tiene con las iglesias evangélicas, una historia y una relación bastante estrecha que hasta hace unos años supo encubrir por razones de marketing político.
Si Rafael Correa, el ex mandatario ecuatoriano, se procuró el favor de la Iglesia católica apoyando las causas sociales y morales de ésta, en temas como el aborto y la ideología género, López Obrador, siendo aún candidato a la presidencia de la república, les dijo, con toda oportunidad, a los obispos mexicanos lo que esperaban oír.
Dándose cita el 13 de abril del 2018, en la CV Asamblea Plenaria en la Casa del Lago Cuautitlán Izcalli, los 125 obispos que conforman la Conferencia del Episcopado Mexicano encabezados por el Cardenal Francisco Robles Ortega quedaron por demás complacidos con los dichos del candidato por Morena; quien les confeso: “Sí soy católico, pero me gusta decir que soy cristiano… por los votos”(Páez, 2018).
López Obrador presumía ante los jerarcas de la grey católica mexicana su pragmatismo político: no deseaba su bendición; era otra su intención; esperaba dejarlos tranquilos para que no lo descalificaran por ser un político de izquierda que presume de ser un admirador de Benito Juárez.
En decires más coloquiales y anecdóticos también les confesó que de niño había sido monaguillo; y ya ante los medios de comunicación sentenció finalmente que toda su familia es católica y que él también lo era (Páez, 2018).
Al respecto valdría preguntarnos si un candidato abiertamente evangélico ¿habría ganado las elecciones? Probablemente no. Bolsonaro de Brasil no tomó ese riesgo ni tampoco su homólogo mexicano. Jugando a las simulaciones, ambos consiguieron el respaldo de sectores católicos populares no radicales. Por su parte, en México, la Iglesia Católica parece dispuesta mantener una relación de cordialidad con López Obrador.
Tras su triunfo, la Arquidiócesis Primada de México emitió un comunicado señalando que la Iglesia Católica respaldaría su gobierno en proyectos encaminados al bien común; pero, que sería una voz crítica frente a situaciones que demanden una correcta orientación de su grey (Reyes, 2018).
Queda claro que a diferencia de Evo Morales, de Bolivia, López Obrador no quiere confrontarse con la Iglesia Católica, pero ya sin la presión de una campaña electoral, López Obrador cada vez deja ver con mayor claridad hacía donde apuntan en verdad sus convicciones religiosas.
Él pertenece a la Iglesia Adventista del Séptimo Día; los seguidores de esta iglesia que nació en Estados unidos, durante el primer tercio del siglo XIX, creen que está próxima la segunda venida de Jesucristo. Este culto, aun dentro del movimiento evangélico mexicano, es minoritario. Esto convierte al presidente en un cristiano adventista que gobierna a 93 millones de católicos.
Las iglesias evangélicas en México cuentan con 11 millones de fieles. Lograron crecer un 70% en menos de dos décadas (Palacios, 2018). ¿Son las iglesias evangélicas y pentecostales la cara futura en México y en Latinoamérica del Cristianismo? Podría ser; y de momento en Brasil y México, tienen dos simpatizantes ejerciendo de presidente, siendo esto en sí una clara muestra del poder e influencia que han alcanzado los evangelistas y pentecostales a pesar de ser todavía cultos minoritarios; pero, en franca expansión en un mundo cuya modernidad tiende culturalmente hacía el descreimiento o agnosticismo.
2 comments
El autor del artículo, muy interesante por cierto, comete el mismo error que muchos mexicanos. No puede diferenciarse a católicos y protestantes aplicándoles a estos últimos el apelativo de cristianos, pues los católicos también lo son, y hasta con mayor historia cristiana que los protestantes.
Usar la palabra “cristianos “ para distinguir a los protestantes de los católicos es como si Juan Pérez se refiriera a su hermanos, para distinguirlos de sí mismo, con “los Pérez” como si él no fuera también uno de ellos. Desgraciadamente muchos católicos han caído en esta trampa. La forma correcta de distinguir a los fieles de esas dos ramas del cristianismo es decir “cristianos católicos” y “cristianos protestantes” (o no católicos).
A ver, no es que sea Católico o Cristiano ya que es lo mismo, en todo caso sería si es Católico o protestante o si es Cristiano o protestante, Católico es sinónimo de Cristiano y viceversa, el protestante se dice cristiano pero no lo es.
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