Sergio Padilla Moreno
Cuando se aborda el campo de la llamada “música clásica” en relación con el tema de la infancia, vemos que se puede tratar desde tres vertientes distintas. En primer lugar, tendríamos que hablar de las obras escritas por los grandes compositores pensando en los niños. Si bien, no todos los creadores musicales compusieron obras para niños, los que lo hicieron, como Haydn, Saint-Saëns o Tchaikovsky, entre otros, dejaron verdaderas obras maestras, muy apreciadas por chicos y grandes.
PRIMEROS PASOS DENTRO DE LA MÚSICA
En segundo lugar, podemos hablar de las obras que fueron compuestas para introducir y formar a la infancia en el mundo de la música, como el cuento musical Pedro y el lobo, de Prokófiev, así como La guía orquestal para jóvenes, del compositor británico Benjamin Britten. Aunque bien podríamos decir que muchas obras, no pensadas necesariamente para la niñez, son de gran utilidad para formar su gusto por la música, como podrían ser Las cuatro estaciones de Vivaldi, o conciertos y sinfonías de Mozart o Beethoven.
En tercer lugar, deberíamos tener presentes a los niños prodigio, quienes fundamentalmente destacan en el dominio de algún instrumento.
Muchos de los grandes solistas, como los ya consagrados pianistas Evgeny Kissin y Daniel Baremboim, sobresalieron desde pequeños en los más importantes escenarios del mundo. Sin olvidar el caso de Mozart, quien sorprendió a reyes y al Papa Clemente XIV en Roma.
PARA DESARROLLAR EL OÍDO Y EL GUSTO MUSICAL
Pero ahora propongo algunos ejemplos de música que pueden ayudar a la niñez a introducirse y enseñarse a apreciar el mundo de la música clásica Una obra que goza del aprecio de los melómanos de todo el mundo es la llamada Sinfonía de los juguetes, atribuida durante mucho tiempo a Leopoldo Mozart, padre del famoso compositor austriaco, aunque después se llegó a decir que su autor fue F. J. Haydn, quien supuestamente la tituló Kindersinfonie (Sinfonía de los niños).
Hoy en día, algunos musicólogos se la atribuyen al monje benedictino Edmund Angerer. Fuera de las discusiones, lo cierto es que esta obra es un buen pretexto para introducir a los niños al mundo de la música.
Del mundo y de México
Con el encargo de escribir una obra didáctica para interesar a los niños en la música, el compositor ruso Serguéi Prokófiev estrenó, en 1936, la ya mencionada pieza sinfónica Pedro y el lobo, donde narra la historia de un niño que se relaciona con diversos animales y personajes, cada uno de los cuales es representado por un instrumento en particular.
La obra mezcla magistralmente la música y la palabra por medio de la presencia de un narrador.
Pedro y el Lobo: (146) Pedro y el Lobo – YouTube
Para finalizar, propongo a un compositor que no es precisamente de música clásica, pero es claro que podríamos considerar la música de Francisco Gabilondo Soler Cri-Cri como todo un clásico, ya que, gracias a sus canciones, muchos niños mexicanos aprendimos a apreciar la música. El compositor veracruzano fue poseedor de un rico ingenio e inspiración melódica, pues lo mismo compuso tangos que pasodobles, jotas, valses, etcétera.
El autor es académico del ITESO, Universidad Jesuita de Guadalajara – padilla@iteso.mx