El coloquio nocturno de Jesús con el sigiloso Nicodemo pasa del discurso precedente sobre la necesidad de «renacer de lo alto» a la necesidad de la fe en el Hijo del hombre, bajado del cielo.
"En la Iglesia tenemos urgente necesidad de una comunicación que inflame los corazones, sea bálsamo en las heridas e ilumine el camino de nuestros hermanos y hermanas"