José de Jesús Vázquez Hernández
El señor Cura Dr. José de Jesús Hernández Núñez, fue un miembro del clero diocesano de Guadalajara quien, a pesar de ser humanamente merecedor de mejores prebendas por su talento y disposición para servir a Dios y al prójimo, ejerció su ministerio en comunidades alejadas y apartadas con muchas necesidades.
Los alumnos de su escuela de San Ignacio Cerro Gordo, pronto observamos su gran talento y facilidad de palabra y nos preguntamos por varios años, ¿Por qué un sacerdote con esa capacidad, había sido enviado a comunidades de escasos recursos?, pero al paso de los años nos enteramos que, a su regreso de Roma después de haber logrado un doctorado en cánones, solicitó ser enviado a parroquias en species misionorum.
Un deseo que los superiores de su tiempo le concedieron al enviarlo, primero como vicario a Hostotipaquillo, y después de tres meses, como párroco de La Yesca, Nayarit, donde ejerció su ministerio por cuatro años, en medio de grandes penurias, por lo alejado y difícil de la zona; además de los obstáculos de que eran objeto los sacerdotes (ecos de La Cristiada) por parte de algunas autoridades de la región.
Allí, en ese ambiente, pronto se ganó el afecto y cariño de aquella gente, sin embargo, durante su estancia en esa comunidad, según los reportes del médico que le atendía, sufrió un “agotamiento nervioso”, transformado después en una diabetes y una afección renal bastante grave, situación que sus superiores tomaron en cuenta para proponerle un cambio de parroquia, de La Yesca a San Ignacio Cerro Gordo.
Los habitantes de La Yesca, al enterarse del cambio, se dirigieron al obispo de Guadalajara, José Garibi Rivera, para solicitarle que les regresara de nuevo al Padre José de Jesús Hernández; argumentaban que quien vendría a substituir al señor Cura Hernández, tendría el mayor deseo de continuar su obra, más conocer la idiosincrasia de la región, era una ardua, y casi imposible labor; así como adentrarse en los corazones y hacer los bienes espirituales y materiales que había hecho durante su estancia. La petición no prosperó y Padre Hernández cumplió las instrucciones de su obispo.
Su labor en San Ignacio fue ejemplar, se preocupó por ayudar y preparar a su gente en todos los aspectos, integralmente, no escatimó esfuerzo, no tuvo días de descanso, combatió los vicios y sus orígenes, fundó dos escuelas, una de niños y otra de niñas en las que él mismo impartía algunas materias y se auxiliaba con alumnos que él mismo preparaba.
El señor Cura José de Jesús Hernández Núñez, nació en Unión de Tula, Jalisco el 2 de octubre de 1906, siendo sus padres Félix Hernández y Marcelina Núñez, fue ordenado sacerdote el 26 de mayo de 1934 en Guadalajara y estudió en Roma de 1934 a 1938, ejerció su ministerio en San Ignacio de 1943 al tres de febrero de 1958, fecha en que murió; sus restos mortales se conservan en el interior de la parroquia.
Su vida trascendió y se convirtió en un parte aguas en la historia de la población, lo que motivó a sus habitantes, en unión con el señor cura de ese lugar (hoy perteneciente a la Diócesis de San Juan de los Lagos), Luis Humberto Vargas Arámbula, a promover su causa hacia los altares por lo que está reuniendo testimonios de las personas que lo conocieron, que abonen a la causa con la esperanza de que su ejemplo sirva para bien de la Iglesia.