XVI DOMINGO
¿Soy una semilla de qué?
Pbro. J. Jesús Suárez Arellano
¿QUÉ NOS DICE DIOS EN ESTE DOMINGO?
Sabiduría 12, 13.16-19: Dios demuestra su poder y su fuerza juzgando con moderación y gobernando con indulgencia. Así nos enseña a ser como Él y a entender que, a pesar de haber pecado, siempre podemos arrepentirnos…
Salmo 85: El Señor es bueno, clemente, misericordioso, lento para enojarse, rico en piedad y lealtad, escucha las súplicas y tiene compasión…
Romanos 8, 26-27: El Espíritu Santo nos ayuda a pedir lo que nos conviene e intercede por nosotros…
Mateo 13, 24-43: Jesús propone tres parábolas que comienzan por la frase: “El Reino de los cielos se parece…”
1. (…) a un hombre que sembró buena semilla de trigo en su campo, pero luego, apareció también cizaña – que se le parece mucho – y él, con paciencia y para no perjudicar al trigo, prohibió a sus trabajadores que la arrancaran hasta el día de la siega…
2. (…) a una pequeña semilla de mostaza que, cuando crece, se convierte en un arbusto que cobija a las aves…
3. (…) a un poco de levadura que fermenta una gran cantidad de masa…
REFLEXIONEMOS:
Dando continuidad a la hermosa reflexión iniciada el domingo pasado sobre el Reino y sus implicaciones, ahora nos toca meditar en tres parábolas propuestas por Jesús:
1. El hombre que sembró buen trigo pero que le nació también cizaña en su campo y reacciona de forma extrañamente ilógica.
2. El pequeño grano de mostaza que se convierte en un arbusto.
3. La pizca de levadura que fermenta toda la masa.
La primera parábola responde a la cuestión de qué actitud debemos adoptar, siguiendo el modo de actuar de Dios, con los que rechazan el proyecto del Reino. La segunda y la tercera explican el futuro que tiene este mensaje del Reino aceptado por tan pocas personas.
Reflexionemos sobre cada una de ellas:
1. El hombre que sembró buen trigo pero que le nació también cizaña en su campo.
El mal siempre estará presente, de múltiples maneras, en nuestra iglesia y en nuestra sociedad… Hay un mal que se presenta con cara de mal, ese no es tan peligroso. El mal del que nos habla esta parábola no es cualquier mal. No, es un mal que se presenta indistinguible del bien; la cizaña se parece tanto al trigo y está entrelazada con él desde la raíz, por eso no se puede extirpar sin perjudicar lo bueno también. Sólo se podrán diferenciar al final, cuando el trigo dé fruto.
El mal y el bien no sólo coexisten entrelazados en el exterior, sino también en nuestro interior. Esto es parte de nuestra naturaleza…
Para comprender mejor el mensaje de este pasaje, conviene recordar que el objetivo de la vida cristiana no es alcanzar la perfección, sino cultivar la fraternidad y la misericordia…
¿Cómo me siento al comprender que, según mi amigo Jesús, soy una buena semilla destinada a dar fruto en este mundo, pero que me encuentro mezclado con mala semilla? ¿Cómo reacciono y acciono?

2. El pequeño grano de mostaza que se convierte en un arbusto
(El mensaje de esta y la siguiente parábola van en contra de los “triunfalismos” que pululan en ciertos sectores de algunas comunidades cristianas. Se siembran “pequeñas semillas” y se agrega “un poco” de fermento).
Aunque el proyecto del Reino es grande, sus comienzos son humildísimos y su proceso es lento y silencioso; lo que importa es la transformación que se va operando… Así fue la vida misma de Jesús: se pasó la mayor parte de su vida “oculto” y fue sembrando pequeñas semillas de amor, verdad y de justicia. Luego, esas semillitas germinaron, nacieron y se convirtieron en pequeñas comunidades que fermentaron de evangelio a la masa... Nadie lo podría haber imaginado al principio… Debemos aprender el ritmo de Dios y su paciencia…
¿En qué situaciones de mi vida puedo aplicar esta enseñanza de mi Maestro?
3. La poca levadura que fermenta toda la masa
Es importante notar que el cambio en la masa no le es impuesto desde fuera, sino que se transforma desde dentro… Una sociedad (del tamaño que sea) no se volverá más humana, fraterna, justa y solidaria, por decreto de nadie, sino porque haya dentro de ella aunque sea unas cuantas personas que vivan esos valores…

¿Cómo puedo colaborar con el Reino de Dios “fermentando” mi entorno?
PARA QUE TE ENCUENTRES CON DIOS, TE PROPONEMOS LOS SIGUIENTES EJERCICIOS PARA LA SEMANA:
- Haz conciencia de cómo en ti conviven el trigo y la cizaña:
¿Me doy cuenta cómo luchan en mi interior la humidad y la soberbia?
¿Algunas veces cuando quiero ser generoso surge mi tacañería?
¿Me descubro a mí mismo sabio y estúpido a la vez para las mismas cosas?
¿Soy al mismo tiempo tolerante con unos e intransigente con otros?
¿Descubro en mi corazón amores y resentimientos conviviendo entremezclados?
¿Me doy cuenta que hay en mi mente memorias que quiero olvidar y recordar a la vez?
Así soy: complicado y complejo, enmarañado y embolado… Pero Dios no me juzga aún, al contrario, me está dando tiempo para arreglarme, crecer, madurar y fructificar…
¿Qué quieres hacer con lo que has aprendido en esta reflexión?
- Durante esta semana, en tu oración pídele a Dios que te conceda ser buena semilla que llegue a dar fruto, pequeña semilla que se convierta en árbol protector y humilde fermento de tu entorno…
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