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Pbro. Eduardo Michel Flores

En cierta ocasión una señora me preguntó: “Padre, ¿es pecado ‘dormir’ a una mascota?, porque mi perrita tenía 18 años de edad y estaba sufriendo mucho, tenía unos tumores cancerígenos en todo su cuerpo y el veterinario recomendó que la ‘durmiéramos’, pero el otro día comenté el asunto con una amiga, ‘defensora de los animales’, y me dijo que cometí un pecado al dormir a mi mascota, porque, me dijo, que sólo Dios puede tomar la vida de un animal, y nosotros no somos nadie para decidirlo, entonces me sentí muy culpable y por eso quise venir a preguntarle”.

Entonces yo le respondí: “En los últimos tiempos se ha ido dando cada vez más importancia a los animales, al punto de llegar a considerarlos como personas, por eso algunos, sobre todo ‘defensores de los animales’, dicen que los seres humanos no podemos decidir sobre la vida de los animales, que eso solo le corresponde a Dios, pero en realidad no es así, en asuntos relacionados con los animales y su tratamiento, la Iglesia a menudo enfatiza la importancia de la bondad, la compasión y la responsabilidad hacia la creación de Dios.
Esto debe interpretarse como un llamado a tratar a los animales con respeto y cuidado, y a evitar el sufrimiento innecesario siempre que sea posible, en ese sentido, se puede entender que la persona que toma la decisión de ‘dormir’ a su mascota por compasión, con la asesoría de un veterinario no comete pecado, ya que en casos de sufrimiento insoportable y enfermedad terminal en un animal, es común que se permita la eutanasia, como una opción misericordiosa, siempre que se realice de manera compasiva y bajo la supervisión de un profesional de la salud veterinaria”.

La cuestión de ‘dormir’ o eutanasiar a una mascota para aliviar su sufrimiento es un tema delicado por las implicaciones éticas que genera. La moralidad de esta acción puede depender de la condición médica de la mascota, el consejo de un veterinario y las creencias del dueño.
En general, muchas personas consideran que es moralmente lícito ‘dormir’ a una mascota si esta se encuentra en un estado avanzado de sufrimiento debido a una enfermedad terminal o una lesión grave, y si la eutanasia es recomendada por un veterinario como la opción más sensible y compasiva. El objetivo en tales casos es evitar el dolor y el sufrimiento innecesario del animal.

La Iglesia no ha emitido un documento oficial específico que aborde la moralidad de aplicar la eutanasia a los animales que están sufriendo. La enseñanza y las declaraciones de la Iglesia se centran en cuestiones éticas relacionadas con los seres humanos y no se extienden de manera explícita a los animales. La creciente conciencia del valor de la vida animal ha hecho que la Iglesia permita la eutanasia de animales cuando es la única forma de aliviar su dolor y sufrimiento, siempre que se realice de manera caritativa y por razones de compasión. Sin embargo, es importante que la decisión se tome con cuidado, después de considerar todas las opciones disponibles y consultando con un veterinario. La eutanasia de un mascota debe ser realizada por un veterinario con experiencia y de manera que minimice el sufrimiento del animal.

En última instancia, la decisión de ‘dormir’ a una mascota es una cuestión personal que debe ser abordada con sensibilidad y consideración del animal. Cada situación es única, y lo más importante es garantizar que la mascota no sufra innecesariamente y que se tome la decisión con compasión y ética.

Hasta la próxima semana, si Dios quiere

@arquimedios_gdl

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