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PBRO. EDUARDO MICHEL FLORES

Un día una joven me preguntó: “Padre, ¿los animales tienen derechos?”, entonces yo le respondí: “¿Por qué me preguntas eso?”, ella me dijo: “Es que he oído mucho en los medios de comunicación hablar de los derechos de los animales’, pero el otro día escuchaba a un abogado que decía que los animales no tienen derechos, que los únicos que tienen derechos son los seres humanos, yo, que tantas veces he oído hablar de los ‘derechos de los animales’, no supe qué pensar y por eso quise venir a preguntarle”.
Yo le respondí: “Es verdad que los animales no tienen derechos, porque no tienen deberes, es decir, los únicos sujetos de derechos son los que son sujetos de deberes, y ya que los animales no tienen deberes, tampoco tienen derechos. Los humanos son los únicos sujetos de derechos y deberes. Esto no quiere decir que a los animales se les pueda tratar de cualquier modo, ya que necesitan cuidados y atención, porque un animal es un ser vivo que siente y tiene necesidades, por eso requiere de cuidados y atención de nuestra parte”.

Los humanos razonan y toman decisiones
Según las ciencias jurídicas, la persona humana es el único sujeto de derechos y obligaciones, porque solo es capaz de tener derechos quien también puede contraer obligaciones. Los seres humanos son considerados sujetos de derechos, porque tienen la capacidad de razonar, tomar decisiones morales y cumplir deberes. En contraste, los animales se consideran incapaces de comprender y cumplir deberes morales como los humanos, lo que lleva a la afirmación de que los animales no tienen derechos, como sí los tienen las personas. Por lo tanto, no se pueden reconocer derechos a los animales como si fueran seres humanos.
La Iglesia no reconoce a los animales derechos como los que se otorgan a los seres humanos.
La Iglesia enseña que los seres humanos tienen una posición especial y única en la creación, dado su lugar como la obra divina más importante sobre la tierra, y por su capacidad para razonar y tener una relación con Dios. La Iglesia sostiene que los seres humanos tienen la responsabilidad de cuidar y tratar a los animales con bondad y consideración, debido a su papel de administradores de la creación divina.

Esto procede de las interpretaciones de pasajes bíblicos que indican la responsabilidad del hombre sobre la naturaleza. Aunque la Iglesia ha expresado su preocupación por el maltrato hacia los animales y ha instado a la protección del medio ambiente, no afirma que los animales poseen derechos. La Iglesia considera a los animales como parte de la creación divina y subordinados al bienestar humano y la dignidad humana.

La moral católica no otorga a los animales derechos como a los humanos, pero sí ha desarrollado una sensibilidad creciente sobre un trato ético a los animales. Existe hoy un “ecologismo” mal entendido que lleva a algunas personas a preocuparse más por los llamados “derechos de los animales” que, por defender los derechos del ser humano, como el de la vida.

Es lamentable que haya quienes promueven la defensa de los animales, pero están a favor del aborto de los seres humanos. No hay nada más absurdo y contradictorio, porque quien no respeta la vida humana desde el vientre materno, ¿cómo será capaz de respetar la vida de los animales? El respeto a la vida humana, desde la concepción hasta la muerte natural es el fundamento del respeto y la protección de cualquier otra forma de vida.

Dios los bendiga.
Nos leemos la próxima semana.

@arquimedios_gdl

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