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PBRO. EDUARDO MICHEL FLORES

Hace unos días, vino una señora y me preguntó: “Padre, ¿por qué Dios permite a los malos salirse
con la suya?”, yo le dije: “¿Por qué dice usted eso?”. Ella me respondió: “Porque hace unas semanas llegaron unos ladrones al negocio de mi hermano, y después de amagar con un arma a los empleados y a mi hermano, los robaron, pero como mi hermano se resistió al asalto lo hirieron gravemente con un
cuchillo en el abdomen. Posteriormente, los ladrones lograron su cometido, sustrajeron las ganancias del día y se dieron a la fuga. Durante varios días, la vida de mi hermano estuvo en grave peligro y yo, muy enojada, le reclamé a Dios, ¿por qué había permitido esa injusticia? Y todavía le sigo diciendo eso
cada vez que rezo”.

Entonces, yo le dije: “Mire, creo que es demasiado injusto reclamarle a Dios por los actos malos de los
hombres, porque Dios no es culpable de la maldad con la que actúan los seres humanos, Dios nos ha creado libres para que actuemos bien, para que hagamos lo correcto, para que cumplamos sus mandamientos, pero el hombre, a veces, escoge un camino equivocado, actúa mal, y eso no es culpa de Dios, es el riesgo de la libertad mal empleada, mal entendida”. Entonces, ella me dijo: “Padre, pero yo he aprendido desde pequeña que la Biblia dice que ‘no se cae ni una hoja de un árbol sin que Dios lo
permita’, por eso me pregunto, ¿por qué Dios permite a los malos salirse con la suya?”.

LIBERTAD PARA ACTUAR CON SUS CONSECUENCIAS
Le respondí: “Mire, creo que hay una confusión, esa frase que usted cita no está en la Biblia, pero, en todo caso, a lo que esa frase se refiere es al poder de Dios, es decir, a que la voluntad de Dios es incuestionable, esta frase fue escrita para alabar la grandeza de Dios, y no para hacerlo culpable de todos los males que suceden en el mundo, eso es una equivocación. La omnipotencia de Dios no anula en ningún momento la libertad del hombre, el hombre es libre para actuar, con todas sus consecuencias
y, muchas veces, vemos con tristeza y pesar que los seres humanos no actúan siempre haciendo el bien, sino lastimando, hiriendo, robando, matando y destruyendo, pero eso no es culpa de Dios, sino que es resultado de la libertad del hombre mal empleada, por eso no debemos reclamarle a Dios por los actos malvados de los hombres, más bien hay que pedirle que todos sepamos usar nuestra libertad para el bien”.

Muchas veces hemos escuchado a algunas personas culpar a Dios por todo lo negativo que sucede en sus vidas, y cuestionarlo y juzgarlo. Antes que nada, hay que recalcar que los sucesos negativos, desgracias o situaciones dolorosas que acontecen en nuestra vida no son culpa de Dios. Culpamos a Dios por un accidente, por un robo, por una enfermedad, por la pérdida de un ser querido.

Además de culpar a Dios, hay quienes lo cuestionan y le exigen una explicación de su proceder y le reclaman, en su dolor o desconcierto, y le preguntan ‘¿por qué?’ sin pensar en el ‘¿para qué?’ de las
cosas, es decir, qué quiere Dios de esto.

Definitivamente, hubo, hay y habrá personas que quieran hacer el mal a otras personas haciendo mal uso de su libertad, lo importante es que tomemos todas las previsiones que podamos para evitar el mal posible, pero si algo malo nos pasara, no dejemos que eso nos amargue la existencia, sino que sea una oportunidad de valorar la vida y pensar en la capacidad que Dios nos da a todos de discernir lo bueno y lo malo y elegir siempre lo bueno. En un momento difícil, tendemos a culpar a Dios, pero a través de la oración podemos entender que Dios ama a todos sus hijos y nunca nos pone pruebas que no podamos superar.

Dios los bendiga, nos leemos la próxima semana.


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