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Pbro. Eduardo Michel Flores

En cierta ocasión un joven me preguntó: “Padre, ¿Qué significa ser un católico nominal? Porque hace poco escuché decir a un sacerdote en una predicación que no debemos ser católicos nominales, pero no entendí por qué lo dijo, por eso quise venir a preguntarle”, yo le respondí: “El término ‘católicos nominales’ se utiliza para referirse a personas que han sido bautizadas y están registradas en su parroquia como católicas, pero que son católicas en un sentido puramente nominal, porque no practican su fe, no siguen las enseñanzas de la Iglesia y no participan regularmente en los actos de culto. Estas personas probablemente nacieron en familias católicas, pero no están comprometidas con la vivencia de la fe en su vida diaria. No asisten regularmente a Misa, no reciben los sacramentos, y no viven de acuerdo con las enseñanzas de la Iglesia. Cualquier católico que no viva de acuerdo a las enseñanzas de Cristo y de su Iglesia puede convertirse en un católico nominal. La Iglesia, como buena madre, ama a todos sus hijos, por eso busca evangelizarlos a todos, especialmente a los más alejados, para que tengan una mayor comprensión y vivencia de la fe y una participación cada vez más activa en la vida y misión de la Iglesia”.

Ser católico es vivir la fe, llevarla a las acciones, practicar en la vida diaria las enseñanzas de Jesús, tener un estilo de vida de acuerdo al Evangelio. Porque hay quienes se dicen católicos, pero viven una vida contraria al Evangelio, por ejemplo, porque están a favor del aborto y la anticoncepción, o aprueban las relaciones homosexuales, o están de acuerdo con el divorcio o aprueban la eutanasia. La Iglesia tiene enseñanzas muy claras sobre el aborto, la anticoncepción, las relaciones homosexuales, el divorcio y las segundas nupcias, y la eutanasia. Estas enseñanzas se basan en la doctrina moral católica y están contenidas en el Catecismo de la Iglesia Católica y en diversos documentos e instrucciones del Magisterio de la Iglesia.

La Iglesia se opone firmemente al aborto y lo considera un pecado grave. La enseñanza de la Iglesia sostiene que la vida humana comienza en el momento de la concepción, y que el asesinato de un niño en el vientre materno es un acto abominable. La Iglesia aboga por la protección de la vida desde la concepción hasta la muerte natural. La Iglesia enseña que el uso de métodos anticonceptivos artificiales es moralmente inaceptable.
Cuando hay razones moralmente validas, la doctrina católica está a favor de la regulación de la natalidad por métodos naturales y exhorta con vehemencia a acoger la vida como un regalo de Dios.

La Iglesia sostiene que las relaciones homosexuales son contrarias a la ley moral natural y no deben ser practicadas. Sin embargo, la Iglesia también enfatiza que las personas homosexuales deben ser tratadas con respeto y compasión, y no se les debe discriminar ni rechazar.
La Iglesia considera el matrimonio como un sacramento indisoluble y no aprueba el divorcio. Por lo tanto, las segundas nupcias sin una anulación del matrimonio anterior son consideradas adulterio en la enseñanza católica. La Iglesia se opone a la eutanasia activa y al suicidio asistido, considerándolos moralmente inaceptables. La vida humana es sagrada y debe ser respetada en todas las etapas, incluso en la fase terminal.

Estos pronunciamientos contienen la enseñanza oficial de la Iglesia en esta materia, no es lo que opina la Iglesia, es lo que enseña la Iglesia, porque la Iglesia, como Madre y Maestra, no opina, enseña.

Hasta la próxima semana,
primero Dios.

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