Pbro. Armando González Escoto
Planear sin evaluar, evaluar sin que haya consecuencias, y dar órdenes sin verificar su cumplimiento es uno de los deportes más entretenidos e inútiles de la vida en cualquier organización.
Hace cincuenta y dos años, la Iglesia latinoamericana comenzaba un proceso de renovación intenso y profundo que a lo largo de ese periodo de tiempo ha hecho aportaciones trascendentales en aras a mejorar su misión salvífica. Las periódicas asambleas del episcopado latinoamericano fueron aportando a las comunidades cristianas valiosos documentos, cada vez más atentos en el difícil trabajo de discernir la realidad y establecer caminos para transformarla. De este esfuerzo eclesial surgieron entre otras cosas, la instauración de las vicarías de pastoral, y particularmente, la propuesta de organizar la vida de las diócesis desde una planeación pastoral participativa, es decir, que involucrara a todos los agentes evangelizadores de la Iglesia, así, laicos, religiosos, religiosas, presbíteros, obispos.
Hacer planes de pastoral se convirtió en una constante odisea, con frecuencia naufragando en un mar de nuevas y desconocidas terminologías que acababan siendo más importantes que la evangelización misma, lo cual era parte de los procesos de aprendizaje, de ensayo y de error, en una tarea que en cierto modo era muy novedosa y retadora.
Desde el principio de la dinámica planeadora se advirtieron por lo menos tres tendencias principales: cumplir haciendo un plan diocesano que luego nadie ponía en práctica, entrar en un camino de hacer nuevos planes diocesanos a cada rato, a veces inconexos, y a tenor del obispo en turno, o hacer un único y permanente plan de pastoral que debía seguirse sin alteración alguna por los siglos de los siglos, como si fuera el Evangelio.
Otra tendencia ha sido sobreponer planes, hacerlos por completo al margen del magisterio eclesial latinoamericano, o limitar su vigencia al tiempo que dura la novedad y la moda; ¿sabe alguien dónde quedó el documento de Aparecida?
Lo verdaderamente crítico en esta ya extensa tarea de planeaciones pastorales ha sido la dificultad para planear acciones objetivamente evaluables, para establecer metas y perfiles de llegada que se puedan constatar, identificando en cada caso las personas responsables, y los instrumentos para valorar medios y recursos empleados, de tal manera que ningún nuevo plan o proyecto se realice sin una evaluación profunda del anterior que permita a todos verificar los logros y el modo en que se alcanzaron, a la vez que identificar las fallas y los fracasos y las razones por las cuales se dieron, y que en todos los casos haya consecuencias concretas.
No es algo que solamos hacer, o que hagamos bien, pero es una exigencia de la mayor importancia si honestamente queremos que las cosas sucedan, en lugar de solamente entretener a los agentes de pastoral mientras pasa el tiempo.
La diócesis de Guadalajara comenzó a hacer planes de pastoral desde el periodo del cardenal José Salazar; luego de tantos años de planes de pastoral ¿estamos mejor que antes? ¿en qué sí, en qué no, y por qué?
armando.gon@univa.mx
1 comment
El planear y evaluar crea bases sólidas porque caminas sobre la realidad de una comunidad, el dilema aquí es cuando los laicos que vivimos lucha a lucha la realidad en nuestras comunidades no somos escuchados o atados de manos por planeaciones realizadas por nuestros superiores inmediatos en las cuales no somos incluidos, me toco estar en 2 asambleas parroquial y de canal, en la asamblea parroquial se hizo un cuestionario y había una pregunta. Conoces el sexto plan Diocesano y de 50 el 5% lo conocía el resto desconocía y no se hizo nada para volver a explicarlo. En la asamblea de canal se dividen jóvenes, familia, pastoral social ect. Todos los del área de catequesis pedíamos que se propiciará actividades donde se motivará al catequista para que llevara una vida más eucarística se dieron opciones al finalizar el encargado saco su plan de trabajo que ya traía hecho desde su parroquia y lo que pedía el laico no fue tomado en cuenta. Y es cuando los laicos nos preguntamos? De que sirve toda la planeacion si no caminamos en sinodalidad. Laicos sacerdotes y religiosos
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