Por: Raymundo Nazario Peña
Año con año preguntamos si se adelantará o retrasará la Semana Santa. Los más observadores se cuestionan ¿por qué siempre hay luna llena en Semana Santa? Pero la mayoría nos interrogamos ¿por qué razón varia la fecha? La respuesta tiene motivos históricos, religiosos, teológicos y astronómicos.
Debemos saber que el Año litúrgico no se ciñe estrictamente al calendario civil, y la Semana Santa que varía según el año es el ejemplo más claro. Sin embargo, no es así con otras fiestas cristianas como la Anunciación y la Navidad entre otras. Las fiestas variables, en su mayoría, se mueven en relación a la Semana Santa.
Sabemos que el centro de toda celebración cristiana es el Misterio Pascual, principalmente en el Domingo, ya que los primeros cristianos reservaron un domingo específico para celebrar la Pascua del Señor, incluso única fiesta durante los primeros siglos.
El origen de la fecha se debe a que la muerte de Cristo tuvo lugar en torno a la fiesta de la Pascua Judía. Para el pueblo de Israel, la Pascua, conocida como Pésaj por su nombre en hebreo, es una celebración que recuerda la libertad de la esclavitud de Egipto, relatada en el libro del Éxodo.
Según el judaísmo, los judíos deben renovar cada año esta celebración el día 14 del mes de Nisan que empieza con la primera luna nueva de primavera: es decir, el primer plenilunio de primavera, con independencia del día de la semana, dado que los tiempos de la Biblia están determinados por un ciclo Lunar.
Los Evangelios hacen referencia justamente a esta celebración en el pasaje bíblico de la Última Cena en la que Jesús se reúne con sus discípulos para celebrar esta fiesta, fue justamente en Pésaj. Es por esta razón que cada año la Semana Santa cambia de día, pues debe coincidir con esta luna nueva. La Iglesia busca retomar esto, pero con la fidelidad de que la Pascua sea celebrada en Domingo, como lo hacían los primeros cristianos. Porque la Pascua cristiana festeja la Resurrección de Jesucristo.
Con el paso del tiempo y pese a la resistencia de algunas regiones del mundo, la Iglesia fue unificando la fecha de la Pascua. El concilio de Arlés del año 314 d.C. ordenó en su primer canon que la Pascua se celebrase en todas partes el mismo día. Pero fue hasta el Concilio Ecuménico de Nicea I en el año 325 d.C., que se determinó que sería en el Domingo, tras el equinoccio real en el hemisferio norte. De tal modo que la Semana Santa se celebra el primer Domingo de luna llena después del equinoccio primaveral. Al principio se tenía en cuenta que no coincidiera con la celebración de la Pascua Judía, pero con el paso del tiempo se fue perdiendo esa costumbre en Occidente. En consecuencia, astronómicamente, la Pascua nunca puede caer antes del 22 de marzo ni después del 25 de abril, así el domingo de Pascua acontece en un paréntesis de 35 días.
Lo único seguro, en cualquier año, es que entrada la primavera (21 de marzo), la Pascua será el primer domingo tras la luna llena. La fecha más frecuente es el 19 de abril, si bien la mayoría de las veces, la Semana Santa cae durante la primera o segunda semana de abril, este año será el 12 de abril.