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Porque merecemos una vida digna y una muerte digna

Aunque los médicos digan que ya no queda nada por hacer ante una enfermedad, siempre quedan alternativas para por lo menos aminorar el dolor, atender los síntomas y vivir hasta el último momento la comunión con Dios y con nuestros seres queridos.

Sonia Gabriela Ceja Ramírez

Juntos Contra el Dolor, Asociación Civil enfocada a la atención del enfermo crónico terminal a través de los cuidados paliativos, invita a su 4to. Congreso Internacional de Cuidados Paliativos a realizarse los días 24, 25 y 26 de octubre en la ciudad de Guadalajara.

Y es que, aunque se ha avanzado en la materia, todavía hay personas, incluso entre la comunidad médica, que desconocen en qué consisten los cuidados paliativos y persisten todavía tabúes en cuanto a la administración de medicamentos para aminorar el dolor del enfermo crónico terminal, por ejemplo en cuanto al uso de la morfina. Así lo explica la Médico Paliativista y religiosa Silvia Susana Lua Nava, directora de Juntos Contra el Dolor.

“Este 4to. Congreso va enfocado a culturizar a la gente, para inducir a la sociedad, no con terminología médica o técnica, sino un lenguaje comprensible a la gran mayoría, para que entiendan la parte de la dignidad, la parte de minimizar el dolor y también la parte del sentido que dentro de la filosofía y de la antropología, se le puede dar a la muerte”.

Siempre queda algo por hacer

La especialista explicó que “de manera sencilla, los cuidados paliativos son una atención activa y continua de aquellos pacientes que tienen un alto riesgo de muerte por la enfermedad que padecen.

“La OMS reconoce cinco patologías de alto riesgo, parte del cáncer, el VIH, enfermedades cardio-pulmonares, cardio-respiratorias y diabéticos. Estas personas son pacientes que no se van a aliviar pero que necesitan dignifcar su calidad de vida, ya que estos padecimientos traen mucha complejidad orgánica pero se les puede ayudar para evitar que caigan en situaciones de dolor y de sufrimiento más profundo.

“Nosotros como paliativistas, no vemos al paciente una sola vez sino que es necesario darle seguimiento.

“Son dos unidades a tratar: la familia y el paciente, algo que ninguna otra especialidad hace.

“Además de hacer el abordaje clínico del paciente, abordamos también a la familia para conocer los mayores aspectos sociológicos, económicos, antropológicos, para saber con qué apoyos cuenta el paciente”.

La enfermedad no es un castigo de Dios

La doctora Susana señaló que todavía hay muchas personas que creen que Dios envía las enfermedades ante las malas acciones, es decir, se sienten culpables por sus padecimientos.

“Hay gente que cree que merece sufrir, por eso nuestra labor es darles alternativas para mejorar su calidad de vida pero además enseñarles que a Dios no le gusta el dolor.

“Si vemos, por ejemplo, las Sagradas Escrituras, notaremos que el 70 por ciento de las actividades de Jesús eran curar enfermos.

“La gente debe ser consciente que las enfermedades son situaciones circunstanciales, en las que influye la forma de vida que llevamos actualmente; hoy padecemos enfermedades que antes no existían. Debemos tomar en cuenta también que la enfermedad hoy es en buena parte, producto de la globalización”.

Una misión hasta el último aliento

“El enfermo debe saber que aún dentro de su situación Dios lo está buscando para una misión”, aseguró la también religiosa.

“De esa misión nos beneficiamos, la familia, la sociedad e incluso  también el área de salud, porque el enfermo nos sigue recordando nuestra muerte, nuestra temporalidad, nos sigue catequizando; nos cuestiona sobre nuestra fortaleza y sobre nuestra fe. Esa es una grandísima riqueza y es lo que Dios permite para seguir taladrando en nuestras pequeñas comunidades la misericordia.

“La enfermedad es una manera de que volteemos a ver a ese Jesús que quiere ser amado y apapachado”.

“Esto nos lo enseña Cristo todos los días, pero nuestra sociedad tan tóxica  nos hace ver que el que vale es el que tiene salud, es el que es bonito, es el que tiene recursos, toda esa parte que nos hace sentir muy sonrientes, pero la otra parte, la de la cruz, no la queremos ver y realmente eso es lo que le da el brillo distinto a la calidad de seres humanos que podemos llegar a ser”.

Para morir en paz

Destacó que es importante tratar el aspecto espiritual del enfermo porque la fe es un elemento importante a la hora de afrontar la enfermedad, pues quienes no creen en la existencia de un ser superior, viven la enfermedad y la muerte con mayor sufrimiento (en la mayoría de los casos), pues no encuentran sentido: “sufren más, padecen más dolor y su tiempo de vida, incluso, es distinto”.

“A la gente creyente, quienes ponen su confianza en Dios, se le ve esa vitalidad y ese brillo que solamente la gracia divina da. Eso lo notamos cuando el paciente tiene dolor, está sufriendo; cuando nos ponemos a hacer oración o hacemos una meditación conductual.

“La vida espiritual es uno de los puntos troncales, es como el timón de un barco, es el eje principal de todos los seres humanos, porque no solo es la parte materializada del cuerpo que duele, sino también esa parte espiritual.

“Un paciente que espiritualmente no está bien, que no está reconciliado con Dios, con su familia, etcétera, sufre más, se agobia, y agoniza terriblemente.

“La reconciliación, impresionantemente sumerge al paciente en una armonía y en una paz interior”.  

Dignidad hasta el último respiro

Respecto a la recientemente aprobada ley de “muerte digna”, la Dra. Susana Lua, dijo que sí representa un gran logro: “Mucha gente no sabe que Jalisco fue puntero en esto y mucha gente no sabe que a la Lic. en Psicología Fabiola Montoya, como a tu servidora nos tocó ir al Senado de la República en el 2007 y discutir las disyuntivas entre cuidados paliativos y eutanasia. Ahí definimos muy bien lo que era cada una.

“Esta ley, como está bien subrayado, no se trata de eutanasia. Hay mucho qué hacer porque todavía quedan muchos huecos, pues mientras no se reconozca la especialidad médica en cuidados paliativos, aunque se abran los espacios para ello, no habrá quién los aplique.

“Otro hueco, son los recursos que se destinen para esta área en el sector salud, pues estamos hablando de una cuestión multidisciplinar: tenemos que tener especialistas médicos, psicólogos, enfermeras, trabajadores sociales con ese perfil y que tengan un rubro de capacitación académico al igual que el voluntariado o la persona que quiera ayudar espiritualmente; entonces, se requiere mucha inversión. Es un logro, sí, pero nos resta un gran camino”, señaló.

La doctora añadió que con relación a Europa y otros países de primer mundo, México tiene un retraso más o menos de 40 años en materia de cuidados paliativos.

No esconder la muerte

La religiosa y médico dijo que es necesario cambiar nuestra cultura con respecto a la muerte.

Dijo que Juntos Contra el Dolor capacita a personal médico y voluntarios de manera gratuita hasta 6 veces por año. “Lo que queremos es que la gente vea la muerte como una etapa más del ser humano y no como algo terrorífico. Hay muchas personas que le temen demasiado, por ejemplo, no llevan a los niños a los hospitales porque no quieren que vean a la gente muriendo y desde ahí le empezamos a quitar la normalidad.

“O no quieren llevar a los niños a las funerarias pero el niño ve miles de muertes en una película. La muerte no es una fantasía, no es como los súper héroes que se mueren y vuelven una y otra vez. Nos hace falta mucho, pero podemos crear una cultura para poder ayudar más a nuestros pacientes.

“Esta es una oportunidad para elevar la calidad del tiempo que pasamos en familia y para vivir más profundamente nuestros valores, y a la vez evitando que mueran mal o abandonados nuestros seres queridos”.

Una deficiencia en la formación

Para los médicos a veces es un conflicto trabajar con cuidados paliativos porque ellos fueron formados para curar, no para ver a sus pacientes morir, pero la madre Susana les aclara: “no le hagas al dios porque no eres Dios. Tu trabajo tiene un límite, lo demás es de Dios.

“Llega un punto donde lo único que el médico puede hacer es minimizar el dolor, controlar todos los síntomas y armonizar la situación con la familia. El médico tiene que tener vocación para hacer esto”.

Añadió que el magisterio de la Iglesia está a favor de los cuidados paliativos. “Está muy bien puntualizado como esa muerte a la que llamaríamos la ortotanasia (diferente a la eutanasia), esa muerte que llega recta en su momento, ni antes ni después, sino cuando el Señor le tiene al paciente preparado el momento para irse.

“Si pensamos en la imagen del Cirineo, eso es lo que hacen los cuidados paliativos, ayudar a Jesús para llegar a la Cruz; el paliativista es un auténtico Cirineo que ayuda a que Jesús doliente pueda llegar bien al patíbulo. Aunque sea doloroso, eso hizo la gran diferencia en El Calvario”, aseguró.

¿Dónde y quiénes?

El 4to. Congreso Internacional de Cuidados Paliativos se realizará en la UTEG ubicada en Manuel Acuña esquina Av. Américas, y lo han titulado “Vivir sin dolor es posible”.

“El Congreso está dirigido al área médica y a la pastoral de la salud, por ejemplo, ministros extraordinarios de la comunión, y público en general.

“Los temas no serán muy técnicos, hablaremos de musicoterapia, que viene gente desde Argentina, vamos a abordar temas como el desgaste tanto del enfermo, como de la familia, el burn out, con gente que viene de Cuba, o el gran predicador y exponente internacional Dr. Marcos Gómez Sancho, que viene con esa filosofía tan fresca, tan motivadora, para decirnos que si queremos realmente tener una forma distinta de ver al ser humano, uno de sus reflejos, es la dignidad con que tratemos al enfermo”.

El costo es de mil pesos por persona y hay becas para estudiantes con credencial pero hay que reservar su lugar.  

Informes:

FB Juntos Contra el Dolor A.C.

Tel. 36-17-24-17.

Acerca de Gabriela Ceja Ramirez

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Lic. en Comunicación | Especializada en Comunicación Pastoral, por el ITEPAL y la Universidad Pontificia Bolivariana de Medellín, Colombia | Editora de Semanario Arquidiocesano de Guadalajara.

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