
Pbro. J. Jesús Suárez Arellano
XXXII DOMINGO
IDEAS PARA EL CELEBRANTE / GUÍA
¿Hasta qué punto nos atrevemos, como supuestos cristianos, a vivir en las manos de Dios? ¿No debería ser esa nuestra marca registrada y “denominación de origen”, juntamente con el amor de unos para con otros? Se supone que amamos tanto a Dios que confiamos en él completa y absolutamente, sin condiciones, sin miedo ni vacilación. Ése fue el estilo de vida de Jesús, quien vivió totalmente en las manos de su Padre; hasta en la cruz pudo exclamar: “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu”.
Es muy sorprendente y alentador ver cómo algunos pobres se ayudan unos a otros y comparten lo poco que tienen sin alardear, discreta y espontáneamente…
¿No será esto una invitación a desarrollar no sólo una mayor generosidad sino, sobre, todo, un mayor desprendimiento del egoísmo? Así, el pobre se convierta así en benefactor, el que recibe en donante, el indigente en persona rica a los ojos de Dios…
¿Dónde nos encontramos nosotros? ¿Sabemos dar y darnos, con confianza en Dios y en los hermanos, aunque nos cueste y duela?
Cristo se dio totalmente a nosotros porque confiaba totalmente en su Padre…
Que esta celebración nos ayude a confiar más en Dios, a renunciar a nuestro ego y a ser más desprendidos…
SALUDO
Alabemos al Señor que da pan a los hambrientos, sostiene a los que ya se doblan, guarda a los peregrinos y sustenta al huérfano y a la viuda.
Que este Dios de amor esté siempre con ustedes. R/ Y con tu espíritu.
ACTO PENITENCIAL
Dios ha sido generoso con nosotros, pero nosotros con frecuencia hemos sido tacaños con otros a la hora de compartir nuestro amor y nuestras cosas. Otras veces, hemos pretendido sacar provecho de las prácticas externas de la religiosidad… Pidamos perdón a Dios y a los hermanos por nuestro egoísmo. (Pausa)
• Señor Jesús: Tú llamaste dichosos y bienaventurados a los pobres de espíritu, y con tu estilo de vida nos enseñaste el camino del verdadero desprendimiento. R/ Señor, ten piedad.
• Cristo Jesús: Tú te entregaste totalmente a los otros: con tu vida, con todo lo que eres, hasta la muerte. R/ Cristo, ten piedad.
• Señor Jesús: Tú tomaste sobre ti nuestras faltas y pecados e intercedes por nosotros. R/ Señor, ten piedad.
Ten misericordia de nosotros, Señor, perdona y elimina todo nuestro egoísmo, haznos generosos como tú lo fuiste. Y llévanos a la vida eterna. Amén
LECTURAS
1 Reyes 17, 10-16: En tiempos de hambruna, un profeta y una generosa viuda extranjera que confían en Dios son alimentados por Él…
Salmo 145: Un bello retrato de Dios: Es fiel, hace justicia al oprimido, alimenta al hambriento, da libertad al cautivo, cura al ciego, alivia al agobiado, ama al justo, cuida al forastero, da sustento a la viuda y al huérfano y hace que le salgan mal sus planes al inicuo…
Hebreos 9, 24-28: Cristo se ofreció a sí mismo una sola vez por los pecados de todos, ahora está intercediendo por nosotros y vendrá, por segunda vez, para salvar a quienes lo aguardan y esperan en él…
Marcos 12, 38-44: Jesús nos enseña a cultivar nuestro interior y nuestra congruencia antes que las apariencias. Por ejemplo, los escribas viven para impresionar hacia afuera, en cambio una viuda generosa ofrece a Dios todo lo que requiere para vivir…
ORACIÓN DE LOS FIELES
Oremos a Dios, nuestro Padre generoso, que ama a los que saben compartir, y roguemos por todos los que son pobres, débiles y humildes. Y digámosle: R/ Escucha a tu pueblo, Señor.
- Señor, te pedimos por tu Iglesia. Presérvala de la tentación del poder y de las riquezas. Por eso te decimos: R/ Escucha a tu pueblo, Señor.
- Señor, te pedimos por todos los gobernantes y oficiales públicos. Presérvalos de la tentación de la avaricia, de la corrupción y del abuso de poder. Por eso te decimos: R/ Escucha a tu pueblo, Señor.
- Señor, te pedimos por los huérfanos y las viudas. Líbralos de la desesperación; y a nosotros haznos atentos a su necesidad de amor, compasión y de ayuda generosa y eficaz. Por eso te decimos: R/ Escucha a tu pueblo, Señor.
- Señor, te pedimos por todos los pobres que se sienten inseguros por el día siguiente. Que sepamos llevarles seguridad y amor. — También por los ricos, para que sepan abrir su corazón y sus manos dadivosas para compartir generosamente. Por eso te decimos: R/ Escucha a tu pueblo, Señor.
- Señor, te pedimos por esta nuestra comunidad. Haznos lo bastante generosos para compartir no sólo desde nuestra abundancia, sino también, cuando sea necesario, desde nuestra pobreza. Por eso te decimos: R/ Escucha a tu pueblo, Señor.
- Señor, traemos ante ti también nuestras intenciones personales (Momento de silencio). Por eso te decimos: R/ Escucha a tu pueblo, Señor.
Padre, sabemos que nos amas y cuidas de nosotros con la ternura de una madre. Te confiamos todos nuestros afanes y preocupaciones. Sé generoso con nosotros y, como tú, haznos desprendidos con los demás, por el poder de Jesucristo, tu Hijo, nuestro Señor. R/ Amén.
INVITACIÓN A RECITAR EL PADRENUESTRO
Dios sabe lo que necesitamos, porque él es nuestro Padre. Le hablamos con la confianza que nos enseñó nuestro hermano Jesús. R/ Padre nuestro…
INVITACIÓN A LA COMUNIÓN
Éste es Jesucristo, el Cordero de Dios que se entregó a sí mismo para que aprendiéramos su estilo generoso de vivir y de morir. Dichosos porque el Señor nos invita a su mesa. R/ Señor, no soy digno…
DESPEDIDA Y BENDICIÓN
Hermanos: Jesús entregó todo lo que era para traernos vida y felicidad.
Vayamos ahora a nuestra vida cotidiana, para ser verdaderamente cristianos, es decir, personas semejantes a Cristo: desprendidos y generosos…
El Señor esté con ustedes…
Que Dios todopoderoso los bendiga, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. R/ Amén.
Vayamos a compartir gratuita y generosamente lo que somos y tenemos unos con nuestros hermanos. R/ Demos gracias a Dios.