III DOMINGO
DOMINGO DE LA PALABRA DE DIOS
INTRODUCCIÓN POR EL CELEBRANTE
“No dejes para mañana lo que puedes hacer hoy”, reza un viejo proverbio. Desgraciadamente, muchas veces hacemos lo opuesto diciendo que mañana tendremos tiempo suficiente.
Sin embargo, la palabra de Dios sigue urgiéndonos. Ahora es el tiempo propio para hacer las cosas de Dios. Nos urge el tiempo para cambiar. Arrepiéntanse ahora, conviértanse ahora, Dios y su reino están ya aquí y ahora entre nosotros.
Con el Señor en medio de nosotros le pedimos la gracia de escuchar y vivir ahora su Buena Noticia de salvación y su llamado a anunciarla para que se haga realidad en nuestra vida y sociedad…
SALUDO (Ver el Evangelio)
Nuestro Señor está aquí en medio de nosotros y nos dice: “Ha llegado el tiempo, y el reino de Dios está al alcance de la mano. Arrepiéntanse y crean en la Buena Nueva de salvación”. Estén atentos a sus palabras…
El Señor esté siempre con ustedes.
ACTO PENITENCIAL
Con demasiada facilidad posponemos nuestro deseo de servir mejor a Dios.
Pedimos ahora al Señor que nos perdone. (Pausa)
• Señor Jesús, tú nos dices que ahora ha llegado el tiempo de apartarnos de nuestros pecados. R/ Señor, ten piedad.
• Cristo Jesús, tú nos pides que aceptemos plenamente tu Buena Noticia de salvación y que vivamos según ella. R/ Cristo, ten piedad.
• Señor Jesús, tú nos llamas a servirte a ti y a trabajar para extender tu reino. R/ Señor, ten piedad.
Por tu bondadosa misericordia, perdónanos, Señor, por ser tan lentos en aceptar tu palabra y llevarla a cabo plenamente. Llévanos a la vida eterna. Amén.
O
El Señor Jesús, que nos invita a la mesa de la Palabra y de la Eucaristía, nos llama ahora a la conversión. Reconozcamos, pues, que somos pecadores e invoquemos con esperanza la misericordia de Dios. (Pausa)
• Tú que eres el camino que conduce al Padre: Señor, ten piedad. R/ Señor, ten piedad.
• Tú que sustentas todas las cosas con el poder de tu Palabra: Cristo, ten piedad. R/ Cristo, ten piedad.
• Tú que haces pasar de la muerte a la vida a los que escuchan tu Palabra: Señor ten piedad. R/ Señor, ten piedad.
Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna. Amen
LITURGIA DE LA PALABRA
[Hoy, por ser el Domingo de la Palabra de Dios, convendría resaltar algunos símbolos, por ejemplo: hacer una procesión con el leccionario o el evangeliario, también podría usarse incienso para el Evangelio o adornar el ambón, etc.]
Jonás 3, 1-5. 10: El profeta, que pensaba que la salvación estaba reservada sólo para los judíos, anuncia a los ninivitas el castigo que les espera a causa de sus pecados… ellos creyeron, ayunaron e hicieron penitencia… se convirtieron de su mala vida y Dios tuvo misericordia de ellos…
Salmo 24: Muéstrame, Señor, tus caminos, instrúyeme en tus sendas… para llegar al destino correcto…
1 Corintios 7, 29-31: San Pablo nos invita a que, teniendo en cuenta que la vida es corta, nos convirtamos urgentemente, comenzando por cambiar nuestra manera de percibir la realidad…
Marcos 1, 14-20: Jesús anuncia que el Reino ha llegado por eso debemos convertirnos y creer en su Palabra, además, para poder seguirlo, debemos dejar nuestros proyectos personales para asumir una nueva identidad…
ORACIÓN DE LOS FIELES
Encomendemos a Dios nuestro Padre las necesidades y sufrimientos de este mundo y digámosle: Renueva nuestros corazones, Señor.
1. Por nuestra querida Iglesia, para que el Señor la ayude a seguir renovándose, para que permanezca en el camino del evangelio y ayude a todas las personas a vivirlo como Buena Nueva de salvación, roguemos al Señor. Renueva nuestros corazones, Señor.
2. Por los que abandonan sus redes para seguir a Jesucristo para que vivan de tal manera el evangelio que lo hagan visible y tangible, roguemos al Señor. Renueva nuestros corazones, Señor.
3. Por los que viven alegres y con gozo, para que encuentren tiempo para llevar alegría a otros, roguemos al Señor. Renueva nuestros corazones, Señor.
4. Por los que lloran, para que sigan esperando el día en que se sequen sus lágrimas, roguemos al Señor. Renueva nuestros corazones, Señor.
5. Y por todos nosotros, para que el Señor nos dé valor para tomar en serio el evangelio y para vivir en unión más íntima con Jesús, roguemos al Señor. Renueva nuestros corazones, Señor.
Sigue llamándonos, Señor, pero danos la fuerza para responder generosamente a tu llamado, por el poder de Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
O
Hermanos y hermanas, hemos escuchado la voz del Señor, que nos llama por nuestro nombre y nos pide que abramos nuestros corazones al Evangelio. Presentemos a Dios Padre nuestras intenciones, para acoger en nosotros su Palabra. Oremos juntos y digamos: ¡Abre, oh Padre, nuestros corazones!
1. Para que la Iglesia no se canse nunca de anunciar el Evangelio y llevar la Buena Noticia especialmente a las periferias de la existencia humana. Roguemos al Señor. ¡Abre, oh Padre, nuestros corazones!
2. Para que el Espíritu Santo acompañe a los Obispos, Presbíteros y Diáconos en su vocación, transformando sus vidas en un don agradable a Dios. Roguemos al Señor. ¡Abre, oh Padre, nuestros corazones!
3. Para que los Lectores, los Catequistas y los que difunden la Palabra de Dios en las diversas comunidades se sientan llamados por ti a proclamar tu Reino entre la gente. Roguemos al Señor. ¡Abre, oh Padre, nuestros corazones!
4. Para que cada uno de nosotros acepte tu invitación a la conversión y, siguiendo su propia vocación, viva con alegría el Evangelio. Roguemos al Señor. ¡Abre, oh Padre, nuestros corazones!
Te abrimos nuestros corazones, oh Padre, para que vengas a habitar entre nosotros, tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
INTRODUCCIÓN AL PADRENUESTRO
Para que nuestros corazones se comprometan más por el reino de Dios, recitemos a Dios, nuestro Padre, la oración de Jesús, Hijo suyo y hermano nuestro. R/ Padre nuestro…
INVITACIÓN A LA COMUNIÓN
Éste es Jesucristo, el Señor.
Él nos invita no sólo a arrepentirnos y a creer en él y en su Buena Nueva de salvación, sino que también nos invita a seguirlo cada vez más de cerca.
Dichosos nosotros por recibirlo hoy como alimento de fortaleza. R/ Señor, yo no soy digno…
DESPEDIDA Y BENDICIÓN
Hermanos: No olvidemos la urgencia del llamado de Dios que sentimos en esta celebración.
El tiempo de conformar nuestra mentalidad a la de Jesús y su Buena Nueva de salvación no es para implementarla más tarde, sino hoy…
Ha llegado el tiempo de ser auténticos discípulos misioneros de Jesús.
Para que el Señor les conceda ser fieles a su llamado:
• Dios Todopoderoso aleje de ustedes todo mal y les conceda el don de su bendición. R. Amén.
• Abra los corazones de ustedes a su Palabra, para que puedan caminar por la vía de sus preceptos. R. Amén.
• Los ayude a comprender lo que es bueno y justo, para llegar a ser coherederos de la ciudad eterna. R. Amén.
Y la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre ustedes y los acompañe siempre. Amén.