DOMINGO XXXIII
Pbro. J. Jesús Suárez Arellano
IDEAS PARA EL CELEBRANTE
(Para dar una introducción a la celebración o para las moniciones o para inspirar las partes variables…)
Las lecturas de hoy, con un lenguaje simbólico nos hablan, aparentemente, de calamidades y del desmoronamiento de un mundo caduco que será juzgado por Dios/Jesús.
Los medios de comunicación nos acercan a los desastres, la violencia y el sufrimiento en diferentes partes del mundo y la gente se pregunta: ¿A dónde nos va a llevar todo esto? Otros interpretan que la sociedad en la que vivimos está en decadencia, pero no deberíamos pasar por alto los signos positivos: deseos y esfuerzo por la paz y la promoción de un mundo más justo, razonable y unificado, el trabajo por derrumbar de tiranías, el cuidado responsable de la creación, la búsqueda de mayor justicia en diferentes rubros… Éstos son como brotes de nuevas ramas en un árbol aparentemente seco, signos de esperanza en un mundo nuevo que está creciendo y de confianza en la presencia y manifestación de Dios entre nosotros, su pueblo.
De hecho, aunque las lecturas de hoy parecen describir (literalmente) el juicio de Dios y el fin del mundo – esos son asuntos sólo de Dios y que no nos competen – quieren hacernos reflexionar en que el tiempo final ha comenzado ya con Cristo, cuando se hizo uno de nosotros en su humanidad, nos dio sus enseñanzas, murió y resucitó de entre los muertos y continúa en el mundo… Con él en medio nosotros, podemos vivir nuestra fe sin temor, incluso en los momentos de sufrimiento, con la firme esperanza de que el amor y la justicia de Dios triunfarán y de que Cristo completará en nosotros lo que intentamos construir al confiar en él.
Renovemos en esta celebración nuestra esperanza en un Dios que nos ama y nos salva para que podamos salir de nuestros miedos y conformismos y trabajar para extender su Reino a nuestro alrededor.
SALUDO
El Señor nos tranquiliza hoy: “Para ustedes tengo designios de paz y no de aflicción
Me invocarán y yo los escucharé y los devolveré a su hogar.”
Que el Dios de la paz y la esperanza esté con ustedes. R/ Y con tu espíritu.
ACTO PENITENCIAL
Revisemos nuestra vida, si tenemos miedo, puede ser porque nuestro amor es todavía débil. Pidamos perdón al Señor por no haber guardado vivas nuestra esperanza y vigilancia… (Silencio)
• Señor Jesús, tú volverás con gran poder y gloria. Guárdanos del miedo y del desasosiego inmovilizastes. R/ Señor, ten piedad.
• Cristo Jesús, tú vas a reunir un día a tus elegidos desde los confines de la tierra. Guárdanos siempre fieles, amorosos y vigilantes. R/ Cristo, ten piedad.
• Señor Jesús, tú estás cerca, esperándonos a la puerta para hacernos entrar a tu fiesta. Guárdanos en tu amor. R/ Señor, ten piedad.
Ten misericordia de nosotros, Señor, perdona nuestros pecados haznos comprender lo cercano e íntimo que estás a nosotros y llévanos a la vida eterna. R/ Amén.
LECTURAS
Daniel 12, 1-3: Cuando lleguen los tiempos difíciles, se salvarán y vivirán para siempre los que hayan practicado y enseñado la sabiduría y la justicia…
Salmo 15: El salmista reconoce que Dios es su herencia y motivo de alegría, le da seguridad y lo defiende de la muerte y la corrupción, le enseña cómo vivir… por eso lo tiene siempre presente y se llena de gozo…
Hebreos 10, 11-14.18: Cristo se ofreció una sola vez y para siempre para perdonar nuestros pecados… Está sentado a la derecha del Padre y va perfeccionando a quienes se consagran a Él…
Marcos 13, 24-32: Jesús, en su discurso sobre los últimos tiempos y con un lenguaje apocalíptico, nos habla de que, después de la gran tribulación, entre fenómenos cósmicos, él se manifestará con gran poder y mandará a sus ángeles que reúnan a sus elegidos para salvarlos… por eso debemos estar preparados interpretando correctamente los signos de los tiempos…
ORACIÓN DE LOS FIELES
Oremos llenos de confianza al Dios que nos espera al final del camino de nuestra vida y digámosle: “Señor, en ti confiamos”.
1. Por la Iglesia, para que proclame con confianza y alegría su fe inquebrantable en la vida eterna y en la dimensión eterna de todo lo que hacemos, roguemos al Señor. R/ Señor, en ti confiamos.
• 2. Por los cristianos de todo el mundo, para que, por su compromiso audaz por la justicia y la paz, logren unir a todos juntos en una comunidad de fe y esperanza, y para que por su entrega a los otros preparen el camino para la completa venida de Cristo, roguemos al Señor. R/ Señor, en ti confiamos.
• 3. Por los que temen a la muerte, a la edad avanzada, o a los problemas y sufrimientos de la vida, por la gente desalentada o desesperada, para que aprendan a confiar en Dios y para que nosotros sepamos apoyarlos y estar a su lado, roguemos al Señor. R/ Señor, en ti confiamos.
• 4. Por nuestra comunidad, aquí reunida, para que sirvamos de inspiración los unos para con los otros, por nuestra fe viva y nuestra firme esperanza, y para que por nuestro amor y servicio el Señor viva en medio de nosotros, roguemos al Señor. R/ Señor, en ti confiamos.
Señor, Dios de la vida y de la muerte, aunque no sabemos la hora de tu venida definitiva, estamos seguros de que tu amor nos acompaña e impulsa. Guárdanos vigilantes en esperanza, y ayúdanos a acogerte en nuestros hermanos, para que tú nos acojas un día en tu casa eterna para siempre. R/ Amén.
INVITACIÓN A ORAR CON EL PADRENUESTRO
Dios es nuestro Padre que nos salva. A él dirigimos confiantes nuestra oración con las mismas palabras de Jesús. R/ Padre nuestro…
INVITACIÓN A LA COMUNIÓN
Éste es Jesucristo, el Señor, Cordero de Dios que se sacrificó a sí mismo para unirnos como Pueblo de Dios. Dichosos nosotros porque somos sus invitados a participar en este banquete que nos prepara para la fiesta fraternal y eterna del reino de Dios. R/ Señor, no soy digno…
ORACIÓN “QUÉDATE CON NOSOTROS”
(Esta oración se podría recitarse durante el silencio de la post-comunión… Es paráfrasis de un texto de la oración de la noche de la liturgia de las horas… Se podría leer despacio y de forma meditativa)
Haz que nos demos cuenta, Señor, de que tú te quedas con nosotros cuando llega la noche y el sol se acuesta. Te quedas con nosotros y con nuestros hermanos.
Te quedas con nosotros cada noche de nuestro día, al atardecer de la vida, al anochecer del mundo.
Te quedas con nosotros con tu amor y ternura, con tu palabra y tus sacramentos, con tu consuelo y bendición.
Te quedas con nosotros cuando llega la noche de la aflicción y del temor, la noche de la duda y de la tentación, la noche de la muerte dolorosa.
Señor, Tú te quedas con nosotros y con todos porque somos tuyos en el tiempo y en la eternidad. R/ Amén.
DESPEDIDA Y BENDICIÓN
Hermanos: No tendríamos que esperar con temor y temblor la plena venida de Cristo, sino más bien deberíamos descubrir su presencia constante a nuestro alrededor para vivir y trabajar con confianza y esperanza.
Dios no nos acecha para sorprendernos en un momento de debilidad, pues él es un Dios que nos ama y nos salva.
Obviamente, tampoco hemos de esperarlo con pasividad, ya que nos ha encomendado un mundo que tenemos que transformar, renovar, asentándolo en la justicia, la amistad y la paz.
Es ciertamente una tarea que excede nuestras fuerzas individuales, pero que podemos llevar a cabo si vivimos el evangelio en comunidad.
Para llevar a cabo esta tarea, imploramos que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo para que descienda sobre ustedes y los acompañe siempre. R/ Amén.
Podemos ir en paz, como pueblo de esperanza que confía en el Señor. R/ Demos gracias a Dios