Dr. Actitud*
Por lo general, cuando hablamos de nuestra actitud (o de la de los demás) decimos que es “buena” o “mala” o en todo caso, “positiva” o “negativa”. Pero… ¿Es esto suficiente para describir la actitud?
Si partimos de que la actitud es una manera más o menos duradera de sentirnos respecto a algo y que además influye en cómo pensamos y actuamos frente a cierto tema, persona o situación, nos daremos cuenta de que existe una enorme cantidad de posibles actitudes: cientos o, tal vez, miles ¿Cómo las llamamos entonces?
Te propongo nombrar las actitudes con un calificativo y explicando hacia qué (o quién) se dirige.
Para los calificativos, te propongo clasificar las actitudes según el tipo de resultados que está generando:
- Productiva
- Reductiva
- Reactiva
La Actitud Productiva es la que nos genera más y mejores resultados; es más que tener una “actitud positiva” (que solo significa ser optimista o buscar el lado bueno de las cosas) porque implica pasar a la acción, buscar cómo lograr obtener lo que deseas o necesitas, aunque la manera no siempre sea la más fácil o cómoda.
Por su parte, la Actitud Reductiva es lo opuesto de la actitud productiva, es estar buscando activamente las razones por las que las cosas no se podrían hacer; le di ese nombre porque hace que, aun teniendo todos los recursos necesarios, los resultados se reduzcan o bien no tengamos ningún resultado favorable.
Finalmente, la Actitud Reactiva es la actitud más común, es la que se convierte en productiva o en reductiva dependiendo de las personas, sucesos o circunstancia en la que nos encontramos; de lo cual, por lo general, no nos damos cuenta.
Veamos unos ejemplos
- Mi colega tiene una actitud reactiva (calificativo) ante los retos (hacia qué).
- Mi hija tiene una actitud productiva (calificativo) hacia la naturaleza (hacia quién).
Es importante considerar que las personas en ocasiones no somos conscientes del tipo de actitud que tenemos y que, por lo general, si cambiamos de una actitud productiva hacia una reactiva o reductiva lo hacemos de manera inconsciente mientras que, para pasar de una actitud reductiva o reactiva a una productiva, necesitaremos esforzarnos de manera consciente para poder mejorar la actitud.
En resumen: existen incontables tipos de actitudes y ser capaces de describirlas con más detalle en lugar de solo decir “buena actitud” o “mala actitud” es el primer paso para poder conocerlas, comprenderlas y aprender cómo elegir la mejor actitud. “No existe la situación perfecta pero sí la actitud ideal para cada situación”.
*Dr. Juan Pablo Aguilar. Conferencista y autor.
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