Es entonces cuando la mirada de Cristo se extiende a la inmensa multitud de los que, a lo largo del tiempo, llegarán a creer en Él. Para ellos Jesús pide al Padre el don de la «unidad», que nace nada menos que del amor de Dios
"En la Iglesia tenemos urgente necesidad de una comunicación que inflame los corazones, sea bálsamo en las heridas e ilumine el camino de nuestros hermanos y hermanas"