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Desde el Corazón

LUPITA:
No sé qué me pasa, pero estoy inconforme, desganada, vivo una vida “desabrida”. Me siento triste, siento que el mundo está destruyéndose, que estamos en un ambiente tan egoísta. No es que esté deprimida es sólo que veo un panorama desolador. ¿Puedo romper con esto?
Ana Lilia M.

HERMANA MÍA, ANALÍ:
El estilo de vida superficial que promueve la cultura actual, boicotea nuestra necesidad de reflexionar para ir a lo profundo. Lo que estás sintiendo es bueno si te lleva a hacer este viaje a tu interior y cuestionarte con seriedad: ¿qué me hace verdaderamente feliz?

Matthew Kelly, en su libro Resistiéndose a la Felicidad, nos impulsa con esta reflexión: “Es hora de dejar de destruir nuestra propia felicidad. Lo hacemos de tantas maneras. ¿Te preocupas de cosas que no están bajo tu control? La preocupación destruye la felicidad. ¿Te comparas con otras personas de una manera insana?
Las comparaciones destruyen la felicidad. ¿Te aferras a relaciones malas? Las malas relaciones destruyen la felicidad. ¿Dudas mucho de ti mismo o te tienes aversión? Las dos cosas destruyen la felicidad. ¿Compras cosas que no te puedes permitir y que no necesitas? Las deudas destruyen la felicidad y crean tensión. El chisme, la holgazanería, el miedo, las excusas, los pensamientos negativos, la ingratitud y los celos destruyen la felicidad”.

Pensemos, entonces, en lo que “construye la felicidad”: cultivar el optimismo o, mejor aún, la esperanza; alimentar la fe en Dios que se traduce en confianza; amar, que es salir de sí mismo para hacer el bien a otro; valorarnos sin compararnos sabiendo que somos únicos y maravillosos tal cual somos, tener ilusiones e ir por ellas, reconocer que las personas más felices tienen dominio propio e imitarlas cultivando la voluntad.

Tiene fuerza de voluntad aquel que sabe posponer la recompensa, quien pone esfuerzo en elegir lo que conviene y no se deja llevar exclusivamente por lo que siente. Lao Tse lo decía magistralmente:

“El que conoce lo exterior es erudito, quien se conoce a sí mismo es sabio. Quien conquista a los demás es poderoso, quien se conquista a sí mismo, ¡es invencible!”.

Si seguimos viviendo de acuerdo a lo que mandan nuestros sentimientos, nos estancaremos. Desarrollemos fuerza de voluntad. ¡Vamos a la acción! Que nos muevan nuestras convicciones y no nuestras emociones. Aprendamos a gestionar los sentimientos de modo que sean compañeros de vida pero no seamos destructivos.


Lupita Venegas
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