Que al conmemorar este venturoso encuentro, dejemos que el Señor siga visitando a su pueblo santo y haga de cada uno de nosotros un auténtico “portador de Cristo”.
"En la Iglesia tenemos urgente necesidad de una comunicación que inflame los corazones, sea bálsamo en las heridas e ilumine el camino de nuestros hermanos y hermanas"