En medio de los nuevos retos que implica la nueva normalidad, sobre todo cuando se vive en comunidad, Seminaristas regresan a sus estudios presenciales con el anhelo de seguir caminando tras de Cristo aún en las nuevas circunstancias.
Luis Ángel Ramírez Ramírez, 1° de Filosofia
Nuevamente algunas de las casas del Seminario de Guadalajara abrieron sus puertas a los seminaristas que estuvieron en aislamiento en sus casas en medio de la actual pandemia por Covid-19. Este regreso ha sido de mucha importancia pues los seminaristas, pese a continuar con clases desde casa, extrañábamos ya la formación en nuestro segundo hogar y con nuestros hermanos seminaristas.
El domingo 30 de agosto, los alumnos del Seminario Mayor de Guadalajara regresamos a retomar nuestros estudios y nuestra formación presencialmente. Durante toda la mañana y parte de la tarde, los alumnos, según sus grados, fuimos ingresando poco a poco a la casa, cuidando las normas sanitarias indispensables para poder permanecer en comunidad, pues al cuidarnos individualmente cuidamos a todos nuestros hermanos.
Los nuevos retos en el seguimiento de Cristo
La necesidad del aislamiento propicio continuar con las clases en línea, buscando así caminar en los estudios sin descuidar la salud y empleando la caridad en el cuidado de la salud de los demás. Esto sigue representando un reto, pues pese al tiempo ya transcurrido de esta pandemia, no es sencillo acostumbrarse por completo a una nueva modalidad de estudios y de trabajo.
Sin embargo, esto forma parte de la aventura de la vocación, que según nuestros tiempos, presenta retos y oportunidades para formarnos de mejor manera en pro del ministerio sacerdotal al que aspiramos y en el cual esperamos servir a Cristo y a nuestra Iglesia.
Cierto es también que la vocación misma se ve motivada y cuestionada positivamente por estos nuevos retos que se presentan pero que muy en el fondo nos permiten mirar la necesidad de una Iglesia que no agota los medios por los cuales se hace presente, en este caso, poniendo el acento en la formación sacerdotal.
Amar bajo cualquier circunstancia
Por las demás actividades como lo son la alimentación, la Santa Misa y las oraciones en comunidad, son un momento más para procurar la caridad fraterna, así como una oportunidad de valorar profundamente la presencia de Dios y de nuestros hermanos pese a las dificultades y los retos ya mencionados.
En una visión general, este regreso a clases tan anhelado y esperado por los seminaristas, nos ha permitido reencontrarnos y valorar la riqueza de la comunidad en la que se camina y se forma en la vocación sacerdotal, recordando una y muchas veces más que los tiempos de Dios, así como sus llamados, suelen ser muy peculiares pero siempre con una mirada de amor y caridad absoluta en medio de las circunstancias poco o nada favorables.
Vocacionalmente esto también genera un cambio, un impulso en miras a las necesidades del pueblo que algún día nos acogerá como sacerdotes, y por los que nosotros buscamos la configuración con Cristo cada vez más profunda. No podemos negar que la situación pandémica actual nos obligó a buscar formas y medios de perseverar en la vocación, en el servicio y en la caridad, siendo de igual modo innegable, que en medio de esto, Dios se ha manifestado como siempre, llamándonos al amor e impulsándonos a amar desde la vocación.
Miramos con gusto este regreso a casa, al Seminario, donde Nuestro Señor nos sigue formando para llevar esperanza a los corazones de sus hijos, recordándonos que en medio de esta tempestad, para nosotros y para ustedes, Dios es la calma.