

Con este artículo comenzamos una nueva sección «los Doctores de la Iglesia», estos son los santos que se caracterizaron por poseer una enseñanza auténticamente cristiana, acompañado de un testimonio de vida que manifestaba la unión íntima de su ser con Cristo.
JOEL CONTRERAS OCAMPO
PRIMERO DE TEOLOGÍA
En esta ocasión, quiero presentarles la figura de santa Hildegarda de Bingen. Como preámbulo, fácilmente podemos identificar a los Doctores de la Iglesia antiguos san Juan Crisóstomo, san Jerónimo, san Agustín o santo Tomás. Sin embargo, parece un tanto desconocida esta santa monja.
Santa Hildegarda vivió durante los siglos XI-XII, en plena Edad Media. Ella desde muy pequeña fue enseñada en la práctica de la regla benedictina, de la cual aprendió el axioma fundamental Ora et labora (ora y trabaja).
En su vida se distinguió por la recepción de dones sobrenaturales, en específico el de las visiones; además, fue una gran predicadora y defensora de la recta doctrina frente a la herejía cátara, que consideraba el cuerpo malo en sí mismo, radicalizado en el rechazo del matrimonio pues al poseer goce este era malo según la herejía. Además, puede decirse que contribuyó al avance de la medicina, ciencias naturales y música.
DEFENSORA DEL MATRIMONIO
De la vida de esta santa monja quisiera compartir algunas enseñanzas. Primera, el valor del matrimonio frente a la mala interpretación. Ciertamente que si santa Hildegarda viviera en nuestra época no echaría en cara un dualismo en el que se considera malo el cuerpo, sino más bien reprendería el endiosamiento del cuerpo. En lugar de haber en estos tiempos una represión de los afectos y los goces legítimos encauzados en la vida santamente matrimonial, existe la exacerbación de la sensualidad, la excitación sobremanera de los sentidos.
En este aspecto, santa Hildegarda, de una manera sencilla quiere enseñar a la humanidad, y, especialmente a la cristiandad que la manera de llevar un matrimonio feliz, un noviazgo, una amistad es solamente en la vida virtuosa. De hecho, es muy rescatable esto en su vida. Si bien, ciertamente, Dios se le manifestó de manera sobrenatural mediante visiones, cosa que no nos sucede a nosotros, santa Hildegarda también supo soportar el “terrible cotidiano” que implica vivir una vida de fe que obra como fidelidad en la permanencia de la amistad con Cristo.
¿UNA MONJA “FEMINISTA”?
Finalmente, debido a lo controversial de su figura. Es necesario hablar del lugar que ocupa la mujer en la Iglesia. En ocasiones, santa Hildegarda es identificada como feminista. Obviamente que no hay vinculación alguna con este grupo; sin embargo, esta santa mujer nos muestra exactamente cómo se reforma la Iglesia, desde adentro, en absoluta comunión. La Iglesia nunca se reforma en la ruptura, en la división, en el partidismo.
Que esta santa Doctora interceda por todos los cristianos, especialmente por los cristianos que están perdidos en sus propias pasiones, que consideran el matrimonio algo aburrido y arcaico. También que, a ejemplo de esta santa, las mujeres de hoy aprendan a vivir su feminidad, una vida virtuosa, santa y feliz.