
PBRO. ADRIÁN RAMOS RUELAS
La Compañía de Jesús, fundada por San Ignacio de Loyola entre 1538 y 1542, ha dado grande santos a la Iglesia Católica en casi cinco siglos.
Eran tiempos desafiantes para el catolicismo. Llevaba ya años lo que sería la Reforma Protestante, uno de los más duros embates que ha sufrido la Iglesia. En estos años providenciales se gestó esta nueva orden religiosa con el deseo de renovar profundamente la espiritualidad cristiana.
Tras su estancia en Alcalá, Ignacio, que había nacido en Guipúzcoa, España, viajó a París, ciudad en la que permaneció entre 1528 y 1535. Estudió en la Universidad de La Sorbona y, durante este período acabó de perfilar lo que iba a ser la compañía de Jesús. Conoció, entre otros, a Pedro Fabro, Francisco Javier, Diego Laínez, Alfonso Salmerón, Bobadilla y Rodríguez, hombres que se constituirían en los futuros pilares de la Compañía.
Aunque en 1538 ya eran conocidos con la denominación de Compañía de Jesús, la institucionalización de la nueva orden no se produjo hasta dos años después, cuando el Papa Paulo III la aprobó por medio de la bula “Regimini militantes ecclesias”.
En un principio, la Compañía no poseía un ministerio específico, lo que daba a sus miembros mayor libertad, siempre teniendo en cuenta el arraigo que en ellos tenía el principio de obediencia. Por ello, los jesuitas podían dedicarse a cualquier tipo de apostolado, siempre que fuera a mayor gloria de Dios. También les distinguió el carácter misionero al servicio del Papa, al que se ligaban, los que lo desearan, mediante un especial “cuarto voto” (aparte de los tres votos clásicos de las órdenes religiosas: pobreza, castidad y obediencia). Ahora rinden obediencia precisamente a un Papa que ha sido parte de la Compañía de Jesús.
La espiritualidad de la Compañía se basó en el abandono activo, la obediencia al superior y, en última instancia, al Papa, y la mortificación del egoísmo y el orgullo. Los Ejercicios Espirituales Ignacianos fueron utilizados por otras órdenes y han seguido practicándose hasta nuestros días.
Entre los santos que ha dado la Compañía destacan: su fundador, Ignacio de Loyola, Francisco Javier, “patrono de las misiones de todo el mundo”, Pedro Fabro, Francisco de Borja, Roberto Belarmino, Claudio de la Colombiere, Pedro Claver, Pedro Canisio, Estanislao de Kostka, Luis Gonzaga, Alonso Rodríguez, Isaac Jogues, Alberto Hurtado, entre otros.
APORTES:
- La Compañía de Jesús, a las órdenes del Papa ha contribuido grandemente a la evangelización de la Iglesia.
- La experiencia espiritual de los Ejercicios Espirituales ha trascendido hasta nuestros días.
- El aporte intelectual de los jesuitas ha propiciado el incremento de universidades y cátedras motivando el progreso y desarrollo de muchos pueblos y comunidades en el campo cultural, espiritual y social.