ALFREDO ARNOLD
Dice el dicho que, “lo que se ve, no se juzga”. Y, evidentemente el aeropuerto “Felipe Ángeles” no es la maravilla que proclama el Presidente López Obrador. No es uno de los mejores aeropuertos del mundo, eso quedó muy claro el día de su inauguración. Ojalá que mejore bastante en el futuro y que se realicen las obras de conectividad necesarias.
Pero ese no es el tema de esta reflexión, es sólo un punto de referencia para considerar la pertinencia de la pregunta: ¿Se terminaron las grandes obras, emprendidas por el Gobierno o por particulares, que fueron causando admiración mundial en Ciudad de México, en distintas etapas del siglo XX?
Repasemos algunas notables construcciones capitalinas o muy cercanas a la capital. Podríamos remontarnos a las Pirámides de Teotihuacán, al Palacio de Iturbide, al Castillo de Chapultepec, a las numerosas joyas coloniales que con toda razón le puede presumir la llamada “Ciudad de los Palacios” al mundo entero, pero no hay que ir tan lejos en la historia, también hay joyas contemporáneas, como las siguientes:
CIUDAD UNIVERSITARIA. Es el campus principal de la UNAM, inaugurado en 1954 y sigue siendo admirado por propios y extraños.
TORRE LATINOAMERICANA. Inaugurada en 1956, el primer rascacielos de México, que ha resistido los embates de la naturaleza y es un símbolo en el centro capitalino después de más de seis décadas y media.
MUSEO NACIONAL DE ANTROPOLOGÍA. La sede del Calendario Azteca, de los tesoros arqueológicos de México, de la recreación de culturas indígenas. Inaugurado en 1964.
ESTADIO AZTECA. Deslumbró al mundo deportivo cuando fue inaugurado en 1966. Han pasado 57 años y aún es funcional. Muchos estadios se han construido desde entonces en todo el mundo, pero el Azteca no ha perdido su encanto e importancia, sobre todo porque ahí se han disputado dos finales mundialistas, una olímpica, una de Copa FIFA, amén de partidos de la NFL, peleas de box, etcétera.
OBRAS OLÍMPICAS. El Palacio de los Deportes y el resto de infraestructura sorprendió al mundo y permitió a México realizar los mejores Juegos Olímpicos de la historia. Las obras fueron inauguradas en 1968.
METRO. El mejor del mundo cuando fue puesto en servicio en 1969. Incluso se planeó su gran crecimiento desde que fue inaugurado.
BASÍLICA DE GUADALUPE. Una obra que cautivó al mundo y que necesitó de una hazaña de ingeniería al tener que nivelar el suelo de la basílica anterior. Se inauguró en 1976 y sigue asombrando cada día.
PALACIO DE SAN LÁZARO. La sede de los diputados federales y del Congreso General de la República. Fue inaugurado en 1981 y sobrevivió a un incendio que obligó a realizar importantes obras de reconstrucción.
Y podríamos seguir con el Palacio de Bellas Artes, la Feria de Chapultepec ya puesta fuera de circulación, el Hipódromo de las Américas, la autopista México-Cuernavaca, la columna de la Independencia, la Alameda Central y el Hemiciclo a Juárez, las instalaciones del CDOM, en fin, sería ocioso continuar porque la lista es muy larga; obras que en verdad enorgullecieron a los capitalinos y que parece no se seguirán construyendo, tal vez por falta de presupuesto o porque el tiempo no alcanza.
Guadalajara no escapa de esta ausencia de grandes obras. El Parque Alcalde, el Zoológico, Expo Guadalajara y la infraestructura hotelera que la rodea, el túnel de la avenida Hidalgo, el de López Mateos, la antigua y la “nueva” Central Camionera, etcétera.
El nuevo aeropuerto de Ciudad de México, por lo pronto, no entra en esta categoría. Ojalá que sí lo esté en el futuro.