Alfredo Arnold Morales
“Factores adversos se han acumulado en contra de los Medios informativos y con ello han puesto en riesgo la Libertad de Expresión en gran parte del Continente americano”.
Esta advertencia proviene de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), que en días pasados realizó su 76 Asamblea Anual.
La voz de los expertos
Si alguien conoce a fondo los problemas del periodismo en América Latina es precisamente la SIP, una organización de alcance panamericano, de casi 80 años de existencia e integrada por 1,200 propietarios o directores de periódicos que en conjunto representan una circulación de algo así como 43 millones de ejemplares impresos diarios (más lo que suman sus ediciones digitales).
La esencia de esta organización y su principal objetivo es defender la libertad de expresión y, de manera muy puntual, la libertad de prensa. Da a conocer los ataques que sufren los Medios y promueve reuniones con jefes de Estado. Recientemente, por cierto, directivos de la SIP sostuvieron una reunión con la señora Olga Sánchez Cordero, Secretaria de Gobernación de México.
Es la SIP pues, una organización seria, profesional, respetada; no actúa de forma estridente ni alocada, por eso hay que tomar en cuenta sus advertencias y recomendaciones en materia de libertad de expresión.
La prensa escrita ha venido sufriendo una prolongada crisis desde hace por lo menos dos décadas. Los elevados costos de producción, la caída de la publicidad, el boom de los Medios digitales y las redes sociales; la represión de gobiernos totalitarios o por lo menos hipersensibles a la crítica, y ahora la pandemia, son algunos de los principales factores que han venido golpeando a los periódicos a partir del inicio del siglo XXI. Hoy en día, son pocos los Medios que están preparados para soportar tales embates.
Dejar la persecución
Aunque es debatible la afirmación de que los gobiernos deberían promover la salud pública de los medios impidiendo la quiebra y desaparición de los periódicos serios, ya que éstos prestan un servicio cívico e intelectual a la sociedad al mantenerla informada de lo que ocurre en todos los ámbitos de la vida pública, por lo menos sí deberían abstenerse de censurarlos, perseguirlos, estigmatizarlos, discriminarlos, y hasta destruirlos como ocurre en algunos países de América Latina.
“La pandemia ha hecho estragos (…), no sólo nos demanda adaptarnos a la nueva realidad, sino que nos exige cambios de timón (…). Hoy todo es urgente, es una cuestión de sobrevivencia”, afirmó Jorge Canahuati Larach, quien en esta asamblea fue elegido como nuevo presidente de la SIP.
No está en manos del periodismo resolver la pandemia, pero sí de dar respuesta afirmativa a otras necesidades apremiantes de la sociedad, como son la defensa de la democracia, el contrapeso al poder oficial, la difusión de información fidedigna y la promoción de valores trascendentes.
No nos quedemos sin voz
La prensa libre sigue siendo un elemento indispensable para la salud de la sociedad. Desde hace más de doscientos años ya lo expresaba el presidente de Estados Unidos George Washington: “Si nos quitan la libertad de expresión nos quedamos mudos y silenciosos y nos pueden guiar como ovejas al matadero”.
Hoy en día la libertad de expresión está plasmada en las Constituciones de casi todos los países de América Latina, existe en la letra y en la retórica; lo que hace falta es cumplirla.
Si nos queda el saco
Las observaciones que hizo la SIP en su reciente Asamblea General no deben ser ignoradas por las instituciones que detentan el poder en México. No pueden decir “A mí no me queda este saco”. Sí nos queda, y hay que actuar en consecuencia para que las libertades de expresión y de prensa sean una realidad y timbre de orgullo de nuestro país.
*El autor es periodista de vasta experiencia, LAE con posgrado en Filosofía. Es académico de la Universidad Autónoma de Guadalajara.
1 comment
Creo que este artículo nada tiene que ver con temas de arte como los que salen en ars cordis. Ojalá lo muevan del lugar y lo pongan en otra sección
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