Desarrollo Espiritual,
VII DOMINGO, Ciclo A, 23 de Febrero de 2020.
Jesús nos pide que seamos perfectos en el amor como nuestro Padre Celestial
Pbro. J. Jesús Suárez Arellano / Pbro. Sergio Arturo Gómez
¿QUÉ NOS DICE DIOS EN ESTE DOMINGO?
Levítico 19, 1-2. 17-18: A través de Moisés, Dios nos pide no odiar a nuestros hermanos, ni guardarles rencor, ni tomar venganza contra ellos…. Antes bien, hemos de amarlos como a nosotros mismos, y corregirlos… Hacer esto es hacernos santos porque Dios es Santo…
Salmo 102: Bendigamos al Señor por sus beneficios: Nos perdona, nos cura, nos rescata y nos da su gracia… Es compasivo, misericordioso, clemente y siente ternura por quienes lo obedecen…
1 Corintios 3, 16-23: Pablo nos recuerda que le pertenecemos a Cristo, que somos templos santos de Dios habitados por su Espíritu y que sólo Dios es Sabio y conoce a todos… Por eso hemos de procurar su sabiduría y la de nadie más…

Mateo 5, 38-48: Continuamos escuchando el sermón de la montaña, en él, Jesús nos va exponiendo su nueva ley en oposición con la antigua… La antítesis queda señalada por las palabras de Jesús: Han oído que se dijo a los antiguos… Pero yo les digo… Y hoy, Jesús nos pide que no ofrezcamos resistencia a quienes nos agreden y que amemos a nuestros enemigos… Él nos pide hacer cosas extraordinarias, quiere que seamos mejor que los publicanos y que los gentiles y ¡que seamos perfectos como nuestro Padre celestial lo es!
REFLEXIONEMOS JUNTOS:
(Nota sobre las lecturas:
El texto que se nos presenta en la primera lectura es una partecita del “código de santidad” (Levítico 17-26) y, concretamente en este capítulo (19) se trata de aplicar los mandamientos del decálogo a la vida social en aplicaciones prácticas…
Continuamos leyendo lo que San Pablo escribió a la amada comunidad cristiana fundada por él en Corinto; ciudad plural, multicultural, rica y degenerada…
En el Evangelio continuamos reflexionando el sermón del monte, convendría, por tanto, tener como telón de fondo las bienaventuranzas…)
Las lecturas de hoy son una invitación a cultivar en nosotros algunas de las cualidades que nos ha manifestado Dios de sí mismo… Dios es santo (primera lectura) y perfecto (Evangelio) y se nos invita a ser así: Santos y perfectos. La tarea puede parecernos abrumadora o, incluso, imposible, pero no nos alarmemos, porque, como muchas otras metas en la vida, ésta se puede conseguir a través de un proceso lento y constante de perfeccionamiento y de santificación… ¿Qué ideas y sentimientos descubro en mí al pensar en esta tarea?

¿En qué consiste la santidad y la perfección de Dios y, por lo tanto, la nuestra? Si Yahvé pedía a su pueblo ser santo porque Él era santo, es porque Él consideraba que eso era posible… Si Jesús nos pide que seamos perfectos como el Padre celestial es perfecto, es porque Él considera que eso es posible… Sin duda surgirán muchas preguntas en nuestra cabeza: ¿En qué debemos parecernos a Dios? ¿Qué comportamientos de Dios son los que sí podemos replicar nosotros?
Es claro que ser como Dios es una tarea muy grande y no pretendemos de ninguna manera agotar esta reflexión el día de hoy… La Palabra de este domingo nos presenta algunas actitudes y comportamientos de Dios que sí podemos comenzar a implementar en nuestra vida hoy mismo: Entre ellas resaltan su capacidad de aceptación, su misericordia, su amor y su perdón incondicional…
Lo normal es que muchos de nosotros no tengamos una buena capacidad de resolver los conflictos ya que nuestro concepto de la justicia es limitado… Si queremos trascender estos conflictos y lograr un crecimiento, necesitamos abrirnos a la acción del Espíritu y alcanzar niveles de amor evangélico y entrega en la línea de los mostrados por nuestro amigo Jesús… Quien sigue la ley del talión (ojo por ojo) acaba estando peor que antes de aplicarla, ya que se daña interiormente, se desgasta y sólo encuentra aridez espiritual, por eso Jesús nos pide superarla a través del amor, el perdón y la generosidad… ¿Qué tipo de violencia existe en nuestra sociedad? ¿Qué actitudes y acciones violentas hay en mis ambientes laboral y familiar? ¿Siento que los demás son violentos conmigo? ¿Soy una persona violenta?

Necesitamos salir de esta espiral de violencia, necesitamos dejarnos mover por el Espíritu de Dios, necesitamos reflexionar y buscar nuevas opciones… Necesitamos interrumpir la guerra de egos… Para eso debemos reconocer el valor de lo que Jesús nos pide hoy: “pon la otra mejilla, dona más de lo que te exigen, perdona a tus enemigos…” ¿Qué dificultades tengo para seguir estas recomendaciones de Jesús?
Cuando veo la vida desde la perspectiva trascendente de Jesús, recibir un golpe no es nada importante y puedo manejarlo de alguna manera, pero, cuando lo que sale golpeado es mi ego, entonces un golpe lo es todo… Ante estas situaciones, me pregunto: ¿qué gano y qué pierdo? ¿Puedo ganar de otro modo? ¿Estoy dispuesto a perder alguna cosa para ganar algo más grande?
Jesús nos enseña que ante la agresividad y voracidad de otros no debemos competir para ver quién es más poderoso, más perverso o más cruel… Esto sólo nos provocaría un desgaste y una degradación en muchos campos de nuestra vida…
Jesús, para ayudarnos en nuestro camino de perfeccionamiento y santidad, también nos invita a ser desapegados no sólo de nuestro ego sino también de las cosas materiales, así ganaremos libertad interior… Alguien que es libre de apegos puede vivir mejor los valores del Reinado de Dios y será mucho más feliz… El mensaje de Jesús es muy actual, no necesitaremos andar buscando estas situaciones descritas en las escrituras, solas se van presentando en nuestra vida… Hay algunas oraciones de la Misa que contienen la siguiente idea: “Enséñanos, Señor, a usar con sabiduría los bienes de la tierra, de tal forma que no nos impidan alcanzar los del cielo”… También siempre se nos ha recomendado que no pongamos nuestro corazón en los bienes materiales… También nos invita a ser más generosos en el obrar a favor de otros… ¿Puedo hacer el bien a los que me roban, me odian y me maltratan?

Las extraordinarias enseñanzas de Jesús nos proponen un camino muy diferente al que seguían sus contemporáneos y muchos de los nuestro también, no cualquiera lo comprende. Él propone superar el dolor y el orgullo a través de la renuncia y de la entrega; nos enseña a salir de la cárcel del odio y del resentimiento y a pasar al amor, la generosidad y el perdón… ¿Soy capaz de superar a mis contemporáneos violentos, tacaños y vengativos? ¿Soy capaza de actuar como Jesús? ¿Estoy en el camino de hacerme santo y perfecto como Dios Padre?
PARA QUE TE ENCUENTRES CON DIOS, TE PROPONEMOS LOS SIGUIENTES EJERCICIOS PARA LA SEMANA:
1. Proponemos pistas y pasos para hacer un proceso de maduración que te posibilite escapar de las luchas de poder y de la violencia circundantes (Proceso para santificarnos y perfeccionarnos en algunos aspectos propuestos hoy en las lecturas). Ve trabajando en cada uno de estos puntos y vuelve atrás cada que lo consideres necesario:
“Cuando reacciono con violencia, cuando no puedo perdonar, cuando me cuesta ser manso, perdonar y amar…”
• Primero debo enfrentarme sinceramente conmigo mismo. No me basta con que use el sentido común o con ser congruente con mis sentimientos, tampoco con ser una buena persona ante los demás… Debo autoexplorarme: ¿Qué me pasa por dentro? ¿Qué pienso? ¿Qué siento?
• Debo identificar y manejar mis impulsos e instintos para liberarme de los condicionamientos de toda mi vida…
• También debo manejar mis reacciones emocionales espontáneas pues el objetivo es liberarme de las reacciones típicas de las exigencias del “ego”…

• Debo descubrir y definir qué cosas son mis enemigos ya que éstos no son las personas que vienen de fuera, sino que están dentro de mí… Yo soy quien fabrica mis enemigos… Necesito descubrir cuántos de mis enemigos son reales o en cuántos sólo proyecto mis propias sombras…
• Debo darme cuenta de que Dios me ama, no porque yo sea bueno, sino porque Él es bueno… Este darme cuenta, me sana y me capacita para hacer lo mismo: amar a la gente que me ha hecho el mal, no porque ellos sean buenos, sino porque yo quiero ser una buena persona, como el buen Dios…
• Sólo entonces podré liberarme de mis propios demonios para ser capaz de amar incondicionalmente como Dios… Necesito libertad interior-espiritual que me hace capaz de estar en paz en medio de las dificultades… Así podré tomar decisiones más libres y comportarme más constructivamente para mí y para mis hermanos…
Repite los pasos que sean necesarios… pide ayuda (espiritual y psicoterapéutica) para desatorarte cuando no puedas avanzar… Haz oración…
a) Esta semana, en tu oración, pide:
• Por quienes te han hecho algún mal,
• Por quienes te han calumniado o difamado,
• Por quienes te han herido en la vida,
• Por aquellos a quienes tú has tratado mal, con dureza o indiferencia,
• Por aquellos a quienes has criticado y juzgado duramente…

Pide al Señor también que te enseñe a amar y perdonar como su Hijo Jesús: hasta dar la vida por sus amigos y enemigos… Para que seas perfecto en el amor, como tu Padre del Cielo.
(Si esta ficha te ayuda, compártela)
Esta ficha, así como las de los domingos anteriores, la puedes encontrar en arquimediosgdl.org.mx, pestaña de “formación” y “desarrollo espiritual”.