El personal que labora en las casas de formación del Seminario son importantes facilitadores de nuestra formación.
Fernando Iván Maravilla Mercado, Primero de Teología
Nuestro Seminario Diocesano de Guadalajara es una de las organizaciones fundamentales para el crecimiento y desarrollo de los futuros pastores de la arquidiócesis, a tal grado que oportunamente es llamado «El Corazón de la Diócesis».
Para llevar a cabo esta importante labor, el Seminario requiere cubrir diversas necesidades y servicios. Esto conlleva la cooperación de numerosas personas que aportan sus talentos, esfuerzos y voluntades.
En efecto, cada seminarista pasa la mayor parte del tiempo dentro del Seminario concentrándose en prepararse intelectual y espiritualmente para servir lo mejor posible a la comunidad. Para que esto se logre de modo óptimo existe un grupo de personas que contribuyen, de manera casi anónima, con su valioso grano de arena a favor del Seminario. Hablamos de la nómina de trabajadores de la institución.
Ellos provienen de familias católicas, que se identifican con la misión y valores del Seminario, que conviven día a día con los seminaristas y que, incluso, llegan a establecer relaciones de armoniosa fraternidad, haciendo de su lugar de trabajo, un espacio agradable. Esto les permite crecer humana y profesionalmente y genera oportunidades de confianza e identidad con la institución, involucrándolos directamente en el proceso formativo de cada alumno.
Áreas de desempeño
Junto con cada uno de estos trabajadores, colabora un seminarista encargado de cierta área administrativa, económica o académica, en la medida que su formación lo permite, de ahí lo valioso e importante de contar con estos laicos.
Por ejemplo, probablemente muchos de nosotros no sabíamos que el Seminario Mayor tiene su propio servicio de papelería; o un equipo de profesionales que está al pendiente de la contabilidad; otro dedicado exclusivamente al servicio del comedor; uno más al área de mantenimiento, que atiende la estructura material de las diferentes casas. Existe también un departamento legal, servicio de biblioteca, atención en la recepción en las puertas de nuestras casas de formación e inclusive encargados de almacén.
El personal docente
En el ámbito intelectual y académico encontramos otras piezas clave que aportan mucho al caminar vocacional. Se trata del personal docente, que día a día brinda apoyo generoso y en muchos casos desinteresado a nuestra institución.
El plan académico del Seminario brinda la oportunidad de que los seminaristas crezcan en los más variados aspectos. Los docentes, muchos de ellos especialistas exitosos en sus profesiones, añaden una experiencia de calidad humana, espiritual y pastoral a la vida de los seminaristas. Tal es el caso de los profesores de idiomas, que imparten clases de inglés, francés e italiano o los mentores que imparten cátedra en administración, pedagogía, catequesis, comunicación, periodismo, música y dramaturgia, entre otras.
El trabajo es una bendición
Finalmente, sabemos que el trabajo es un regalo de Dios; una oportunidad de dar lo mejor de nosotros, y de ayudar a que otros crezcan. En el caso del Seminario, los trabajadores piensan que es una bendición formar parte de tan importante institución; se sienten contentos de su labor y nosotros agradecidos por lo que nos ofrecen todos los días.
Martha Alcalá, siempre pendiente de la nutrición de los seminaristas. Angela Corona, al pie del cañón para orientar a quienes nos visitan. Paty Puga, atenta a que no falte material de estudio.